NO PASA NADA

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Me quedé unos minutos en el coche para quitarme aquellos molestos pensamientos. También ensayé la falsa sonrisa que iba a mostrarles a mi amiga y a mi hermano.

Abrí la puerta de la casa rezando para que Saray no se me abalanzara con su optimismo. Pero fue algo peor.

-Niño, ¡no me toques las narices! -uno de los juguetes de Jose salió por los aires.

Dejé mis cosas rápidamente sobre la mesa de la cocina y fuí al salón. Saray estaba tirándose de los pelos y Jose estaba enfurecido.

-¿Pero qué pasa aquí? -ambos se cayeron al verme con los brazos en jarra.

-No vuelvo a cuidar de tu hermano -gruñó viniendo hacia mí- ¡Me vuelve loca!

-¡Tú eres la que me vuelve loca! -Jose le pegó una patada al sofá.

-¡José! ¡Compórtate! -le cogí fuerte del brazo- ¿Me podéis explicar qué ha pasado?

-Nada. Le he dicho que íbamos al cine y prácticamente me ha mandado a la mierda. Le he vuelto a insistir y se ha puesto loco -Saray me mostró el desastre del salón.

-¿Por qué has hecho eso Jose? -me arrodillé para quedar enfrente suya.

-Porque... -comenzó a sollozar- quiero verla contigo -esos ojitos llorosos consiguieron conquistarme- Estás tan ocupada buscando trabajo que ya no me prestas atención -acabó llorando y yo me lanzé a abrazarle.

-No llores anda... -a Saray también le dió pena porque su expresión se le relajó- Tengo una gran idea... Esta noche va a ser noche de hermanos -le propuse con una gran sonrisa.

-¡Si! -esta vez fue él quién me abrazó.

-Bueno, veo que sobro aquí -Saray se dirigió a la puerta y yo la acompañé.

-Saray, muchas gracias... -le entregué su bolso.

-No hay de qué. ¿Te ha ido bien? -me preguntó sin gamas. Se notó qué estaba molesta por lo de mi hermano.

-Mejor de lo que esperaba. Pero la verdad es que no tengo muchas esperanzas -me quité los tacones y me quedé descalza.

-Si sabes algo, avísame -me dijo adiós con la mano y se fue.

-Muy bien, ¡hora de cine! -aplaudí emocionada, y mandé a José arriba a arreglarse, igual que iba a hacer yo.

Un rato después pusimos nuestra canción favorita a todo volumen en dl coche destino al centro comercial afueras de la ciudad.

-Bien, aquí pone que quedan quince minutos para que empieze. Nos da tiempo para comprar unas palomitas, ¿quieres? -cuando me dí la vuelta, ví que estaba ya haciendo cola para las palomitas. Puse los ojos en blanco y fuí hacia él riéndome.

Después de dos horas y media de películas aburrida, salimos a buscar algún sitio para cenar. Opté por un lugar algo más "sofisticado".

-Parece que este tiene buena pinta -entramos a la espera de una mesa para dos.

Al fin nos llevaron a nuestra mesa, y sin darme cuenta, choqué con alguien.

-Uy, perdona... -los ojos se me abrieron como platos al ver que aquella persona se trataba de una chica, concretamente la acompañante de Derek Traynor.

Un líquido rojo le caía por su vestido blanco. Si, le había derribado todo el vino por el vestido que se notaba a kilómetros de distancia que era carísimo.

-Yo, eh... -mi vista pasaba del vestido de la chica a Derek- No la había visto... Lo siento mucho.

-Si te cortarás ese flequillo tan cutre, seguro que me hubieras visto -respondió con voz de pija. Mi hermano se removió inquieto.

-Al menos no corre el peligro de romperse un tobillo con esos tacones tan horteros -mis ojis fueron a una altura más baja, concretamente a mi hermano, del que habían salido esas palabras.

-¡José! -exclamé flojito- Siento el comportamiento de mi hermano -le dí un pequeño golpe con el pie.

-Así que este es tu hermano -habló por primera vez Derek, pero su tono le dió algo de yuyu.

-Si, señor... -le miré con cuidado.

-Deberías de cuidar su lenguaje -soltó la puñalada. Yo me quedé sin habla.

-Sí, es sólo que... -tragué saliva.

-Cuida tú la de tu novia -contestó de nuevo mi hermano.

-José -le agarré fuerte del brazo- Debería... -Derek me atravesaba con la mirada- Deberíamos irnos -cogí a Jose de la mano y salimos hacia el coche. Ya se me había quitado todo el hambre.

-¿Por qué has dejado que te hablara así? -me preguntó con el ceño fruncido.

-Joder, Jose, ese chico es el jefe de la BWL. Él que va a decidir si me contrata o no... Ahora si que tengo menos posiblidades que antes -conducía furiosa.

-Lo siento -dijo la débil voz de mi hermano a los pocos minutos. Coloqué una mano en su muslo.

-No pasa nada cariño -era la única persona que me quedaba, y no podía culparle por una cosa así.




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Cómo no, Derek con una chica. Desde luego que no ha cambiado nada. Votad qué os está pareciendo, porque la falta de comentarios me están desanimando bastante con esta historia.


EN BUSCA DE MI ESCLAVA DE SANGRE (2ª PARTE DE "ESCLAVA DE SANGRE") Donde viven las historias. Descúbrelo ahora