Tras tantos momentos vividos entre dos personas que cayeron enamoradas apesar de ser tan diferentes, todo acabó en la nada.
Karen y Derek fueron separados por la maldición de una bruja en modo de venganza. Ya no se acuerdan de nada. Ni siquiera del...
Ya llegó el día. El día que tanto tiempo había esperado. Me sonreí a mí misma ante el espejo, a aquel rostro recién despertado. El blanco de vampiresa y el rostro pálido de la mañana no ayudaba para nada.
-Estoy demasiado blanca -me quejé mientras que Emily daba vueltas por mi habitación.
-Eres una vampiresa Karen. ¿Qué esperabas? -cargó con un montón de vestidos hacia el vestidor- Venga que no tenemos todo el día -me metió prisa.
-Estoy muy nerviosa -salté de alegría cuando me situé frente al grande espejo donde me iría viendo los distintos vestidos de novia.
-Y yo más. Tengo que dejarte preciosa. No queremos que Derek se enfade -me guiñó un ojo y yo le respondí igual.
-¿Por qué los vestidos son tan oscuros? -cogí uno de ellos y estiré los brazos para poder verlo entero.
-Boda vampira cariño. Tiene que ser oscuro -tras rebuscar en varios vestidos, terminó por decidirse.
-Yo quería casarme en blanco -puse un puchero.
-Las tradiciones son las tradiciones -me pegó el vestido al cuerpo- Pruebate este.
Lo cogí con mucha alegría y con mi velocidad vampírica, me cambié enseguida tras un moderno bombo.
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Salí para verme en el espejo. Me quedé mirándome pero no me sentía muy... emocionada al verme.
-Estás muy guapa -se quedó sorprendida Emily.
-No sé. No me termina de... impresionar. Y quiero uno que me impresione -Emily asintió y me dió uno que tenía doblado sobre su brazo derecho.
-Toma este -me guiñó el ojo y yo me metí corriendo al probador.
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-Ese. Es ese -se tapó la boca impresionada- Por cierto. ¿De dónde has sacado ese cuerpazo?
-Genética -reí aupando los hombros- Es precioso Emily, pero no me llama la atención...
