RESULTA OBVIO

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-No se acerque más -me envalentoné y le apunté con la katana.

-¿Qué vas a hacer? ¿Clavármela? -siguió andando hacia mí como si nada.

Tragué saliva y alzé la barbilla para que viera que no me estaba intimidando. Derek me quitó la katana de las manos justo cuando me despisté con la mirada roja de Steph.

Me pegué más a la pared sin saber qué hacer. Sin pensármelo dos veces, salí corriendo por la puerta esquivando a Steph de milagro.

Bajé corriendo por las escaleras avistando la puerta principal, pero no tuve la suerte de poder llegar hasta ella. Toda la parte inferior de la casa estaba con vampiros en cada habitación, y por las ventanas, pude ver que la casa también estaba rodeada.

-No te molestes. No tienes escapatoria -me sorprendió la voz de Derek detrás mía con su perrita faldera detrás suya.

-¿Qué quiere de mí? -no podía fijar mi mirada en un punto fijo. Entededme, tenía vampiros mirándome sin pudor alguno.

-Hablar -me indicó el sofá de mi salón y lo seguí hasta allí. Yo me senté en un extremo y él en otro.

-Hablar, deberías de deshacerte de ella -le replicó Steph sentándose en el sofá situada a su lado.

-Steph, cállate -le ladró- Has escuchado todo, ¿no es así? -se dirigió a mí. Yo asentí tímidamente- ¿Sabías algo de ello? -negué.

-Oh, venga ya. ¿Cómo no va a saber nada? Vale que su madre escondiera su vida familiar, pero otra cosa muy distinta es ocultarle a sus hijos lo que verdaderamente era -intervino, cómo no, Steph. Derek la escuchó atenta y fijó su mirada en mí esperando una respuesta por mi parte.

-Le juro que de verdad nunca me comentó nada. Ni a mí ni a mi hermano. No sabía ni siquiera que los vampiros existían... -me quejé por el dolor provocado por los trocitos de puerta que tenía clavados.

La sangre comenzó a manar de las heridas y eso no me gustó nada, ya que estaba rodeado de chupa sangres.

-Se te están abriendo -miró mis heridas.

-Yo... -me fijé con temor en los vampiros que ya no me miraban a los ojos, sino a mis hilillos de sangre.

-Eh, tranquilizaos -les ordenó Derek.

Divisé un pequeño cuchillo de untar la mantequilla sobre la mesa de café situada a mi lado.

Lo cogí con discreció cuando nadie miraba. Me lo escondí entre mi espalda y el cojín que tenía detrás mío.

-Huele igual de asquerosa que su madre. ¿Cómo no has podido notarlo? -me miró con asco Steph. No dudaba en clavarle ese cuchillo en su precioso rostro.

-No te atrevas a insultar a mi madre -le contesté, sorprendiéndola.

-Oh, ¿ahora te haces la valiente? -se levantó y se acercó a mí mostrando sus colmillos- Tu madre no era más que un trozo de carne que sobraba -me dijo muy pegada a mi rostro.

Derek iba a intervenir pero no le dí tiempo. Introducí el cuchillo en el ojo de aquella vampiresa sin ningún pudor. Chilló de dolor intentando quitarme de encima, pero no lo lograba, ya que no veía.

Unas manos me apartaron de ella y me descubrí llorando de la rabia intentado llegar otra vez a ella. Se quedó con el cuchillo clavado en el ojo.

-¡No vuelvas a poner a mi madre en tu boca! ¡Sino juro que la que te matará seré yo! -me resistía en los brazos de ese vampiro que desconocía.

Derek se arrodilló junto a Steph y le arrancó el cuchillo del ojo. La sangre oscura comenzó a manar por él. Vampiresa o no, eso no tenía pinta de mejorar.

-Te voy a matar zorra... -se levantó a duras penas viniendo hacia mí.

-Eh -la paró Derek- Relájate.

-¿Qué me relaje? ¡Me acaba de dejar sin ojo! -le gritó a Derek.

-Yo me encargaré de ella -clavó sus rojos ojos en mí- Llevárosla -unos vampiros se aproximaron a Steph para acompañarla hacia fuera.

Yo retrocedí con miedo de lo que me podía hacer después de dañar a su querida chica.

-Va a matarme por haber dañado a su novia, ¿verdad? -pregunté al borde del llanto.

-Es una posibilidad -gruñó.

-Ha insultado a mi madre difunta -me excusé- Tenía que pagarlo.

-Tú no conocías a tu madre. No a tu madre de verdad -me señaló con el índice- Hizo atrocidades con los de mi especie.

-Igual que vosotros hacéis con los humanos -le repudié con la vista.

-Es nuestro modo de sobrevivir. ¿Acaso no lo hacéis vosotros con los animales? -contraatacó.

-Tiene razón -me dejé caer sobre el sofá- En el fondo, no conocía a mi madre -metí mi rostro entre mis manos- Siempre ha sido muy reservada, pero los últimos meses... -me destapé la cara para que se me entendiera mejor- Nos mantenía distantes. Y ahora sé la verdadera razón -Derek se sentó a mi lado y se quedó mirando a la televisón apagada.

-El linaje de tu madre es el más poderoso de los caza vampiros -rompió el silencio- Y creemos que corre por las venas de tu hermano -hizo una pausa- y por las tuyas.

-Eso... es imposible -negué rotundamente- Lo notaría, ¿no? -no me respondió y me puse nerviosa- ¿Por qué nunca me dijo nada? Tarde o temprano me habría enterado.

-Ella iba a dedicar su vida para que así no fuera -estaba demasiado tranquilo.

-Siento lo de su chica -terminé disculpándome, aunque en realidad no lo sentía- Nunca me había descontrolado tanto.

-No lo sientes. Así que no te disculpes -le quitó importancia.

-¿Y qué va a hacer conmigo? -me atreví a preguntar.

-Resulta obvio, ¿no? -y sus ojos rojos se penetraron en mí.


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Oh, oh... ¿Qué es lo que Derek va a hacer?... Lo descubriréis en el próximo capítulo.

EN BUSCA DE MI ESCLAVA DE SANGRE (2ª PARTE DE "ESCLAVA DE SANGRE") Donde viven las historias. Descúbrelo ahora