ECHANDO CHISPAS

13.7K 1K 25
                                    

Siete días. Siete días habían pasado ya desde el accidente de mi hermano, y sin embargo, ahí seguía, tumbado en la camilla. En coma.

-Karen... Deberías de volver a casa y relajarte -me masajeó los hombros Adrián.

-No puedo relajarme sabiendo como está mi hermano. Es más, no pienso arriesgarme a que le pase algo y que yo no esté ahí junto a él -le acariciaba tiernamente la mano a mi hermano que estaba rodeado por tubos de distintos colores.

-No le va a pasar nada. Al menos ve a darte una ducha -me animó. Tras unos segundos, comprendí que tenía razón.
Hacía días que no me duchaba y mi pelo estaba hecho un desastre. Asentí en modo de respuesta y nos dimos un beso, a la vez que le pedía con toda mi alma que lo cuidara.

Cuando iba rumbo casa, caí en cuenta entonces de que llevaba siete días sin ir al trabajo y ni siquiera había llamado para pedir disculpas a mi jefe por irme sin darle ninguna explicación.

Una hora después ya estaba aseada como se debía y bien vestida. Me decidí al final por encender mi móvio y ví que tenía un montón de llamadas de Kim y de un número desconocido.

Cuando iba a volver a dejarlo, comenzó a sonar. Ese número extraño apareció en mi pantalla. Seguramente sería para dar publicidad de algo, pero un sentimiento, como una corazonada, me hizo cogerlo.

-¿Si? -lo cogí a la espera de oír a alguien contarme algo de una telefonía de móviles.

-Karen -gruñó una voz a la otra línea.

-¿Quién eres? -pregunté preocupada.

-¿Dónde estás? Te he estado llamando estos siete días -me dijo con un tono muy cabreado. Enseguida caí en cuenta quién era.

-¿Señor Traynor?

-Si, el mismo. ¿Qué rayos te pasa? -¿en serio me estaba preguntado qué me pasaba? ¿Desde cuando esa persona se preocupaba por otras personas? ¿Y encima por mí?

-Señor... -me iba a despedir cuando abriera la boca. No quería oírlo- Debo colgar.

Iba a ir al hospital nada más terminar de ducharme, pero necesitaba descansar en un sitio blando y cómodo, y no en esa silla del hospital.

No sé cuanto tiempo había pasado cuando la puerta comenzó a sonar. Me dirigí a ella restregándome los ojos. Al abrirla, pude ver los ojos de mi jefe echando chispas.

EN BUSCA DE MI ESCLAVA DE SANGRE (2ª PARTE DE "ESCLAVA DE SANGRE") Donde viven las historias. Descúbrelo ahora