TÓMATELO TODO

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Desperté, cosa que pensé que nunca más iba a hacer. La cabeza me daba vueltas y no podía ni moverme. A duras penas puse los pies sobre el suelo.

Afortunadamente, estaba en mi habitación, pero no entendía el motivo porque la casa olía a... ¿tostadas?

Apoyándome en la pared para no caerme, llegué hasta las escaleras para adivinar la razón de porque se olía a lo que supuse que eran tostadas.

Bajando en silencio por las escaleras, me asomé a la cocina. Y ahí estaba el que se había convertido en mi peor pesadilla. Me vió y subí lo más rápido las escaleras.

Cogí un bate de béisbol de la habitación de mi hermano y me volví a mi habitación al oír los pasos de aquel ser.

Me senté en la cama con el brazo estirado amenazando a Derek cuando entró por la puerta. Entró con una bandeja en las manos que tenía un plato con dos tostadas y un vaso de agua con una pastilla.

-Baja ese bate -se paró delante de mí.

-No pienso hacerlo, así que ya puedes ir yéndote -le hablé sin perder la compostura.

-No voy a irme -dió un paso para dejar la bandeja al lado mío en la cama. Aproveché para atizarle con el bate, pero como no, con su reflejos vampíricos, logró detenerlo.

-¿Cómo...? -me quedé embobada viendo como me lo quitaba de las manos y lo mandaba al otro lado de la habitación.

-Te conviene no enfadarme como ayer y tomarte lo que te he preparado -me señaló la bandeja con la cabeza- Primero la pastilla. Luego las tostadas, te aportarán la energía necesaria para volver a moverte con facilidad -se sentó en la silla del escritorio mirándome- Vamos.

Cogí la pastilla vacilante y el vaso con la otra mano, dudando de si debía tomármela o no.

-¿Cómo sé si no tiene veneno o algo? -le miré de reojo.

-Si te hubiera querido matar, lo hubiera hecho anoche. Incluso podría hacerlo ahora -se enderezó en el asiento.

Me decidí por tomármela. Me la tragué sin problemas y dí el primer mordisco ante la atenta mirada de Derek.

-¿Va a estar observándome todo el rato? -le pregunté al tiempo que masticaba.

-Hasta que te lo comas todo -entrelazó sus manos y apoyó su barbilla en ellas.

-Está bien -aparté la comida y me enderezé yo también en la cama- Ayer vino aquí con la intención de librarse de mí y ahora está aquí... Esperando a que me tome unas tostadas que me ha hecho usted -gesticulaba nerviosa.

-Tomatelo -me señaló la bandeja.

-No -me cruzé de brazos. Se levantó y vino hacia mí.

-No voy a volver a repetírtelo -resopló.

-Dígame por qué me ha dejado vivir y me lo comeré todo -me levanté para quedar a su altura.

-Conmigo no te va a funcionar el chantaje -nuestros rostros estaban a apenas 10 cm- A tu hermano le dan hoy el alta. No querrás que vaya yo a recogerlo...

-No, ni se le ocurra, ¡a mi hermano no! -le grité en la cara.

-Entonces -me agarró de la nuca- tomatelo todo y no me canses más -y me tiró encima de la cama.

Cogí la última tostada y me la comí a toda prisa.

-Ya está -le enseñé el plato vacío- Ya puede irse y dejarme a mi y a mi hermano tranquilos.

-Te doy esta mañana para recuperarte. Esta tarde te quiero en la empresa -y salió como un rayo de luz.

¿Qué acababa de pasar? ¿Qué le pasaba a este chico conmigo? Y lo que es más importante, ¿por qué esos colmillos me provocaron un placer tan familiar?

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¿Véis como no soy tan mala? Sólo os he dejado unas horas de espera, pero pensaba actualizar hoy.

Hacedme saber que os está pareciendo el desarrollo de la historia.

EN BUSCA DE MI ESCLAVA DE SANGRE (2ª PARTE DE "ESCLAVA DE SANGRE") Donde viven las historias. Descúbrelo ahora