-Karen, levántate ya -me tambaleó mi hermano.
-¿Qué hora es? -refunfuñé con la cara contra la almohada.
-Las diez de la mañana -mi cuerpo se despegó de la cama al oír la hora.
-¿¡Las diez!? -corrí al armario y lo abrí de par en par. Cogí lo primero que ví y comenzé a desvertirme.
-Estabas cansada de ayer y pasaste de la alarma... Por eso he decidido dejarte más -se rascó la cabeza nervioso por si le echaba la bronca.
-¿Dejarme más? ¡Sabes que tengo que ir a trabajar! -la falda se me resistía, con que me la subí del tirón sin importarme si la rompía- Y, ¿cansada de ayer? ¿Qué se supone que hice? -le pregunté para obtener alguna respuesta para rellenar mi blanco recuerdo.
-Viniste de trabajar y te quedaste aquí terminando unas cosas -aupó los hombros.
-Pues... Te juro que no me acuerdo de nada -me activé de nuevo y fuí a peinarme al baño.
-No te miento. Eso es lo que hiciste -se defendió.
-Está bien. Te creo. Anda, corre a terminar de prepararte, que en cuanto termine, nos vamos -asintió y salió a toda prisa de mi habitación.
-¡Karen! -Em apenas podía andar con esos taconazos que llevaba. Paré el ascensor para que subiera conmigo.
-Menudos taconazos -le dije sorprendida.
-¿Te gustan? Son nuevos -los contempló orgullosísima. Asentí para darle el placer- Por cierto, ¿dónde estuviste ayer? -pulsamos mi planta, ya que quería acompañarme.
-Aquí, en la empresa, ¿dónde iba a estar un lunes? -le pregunté riéndome por la tonta pregunta.
-Pues desde luego, ayer aquí no estuviste. No te vió nadie en todo el día -rechazó una llamada en su móvil- Bueno, ni a ti ni al jefe -fruncí el ceño sin entender nada.
-Em, déjate de tonterías. Mi hermano mismo me ha dicho esta mañana que estuve aquí todo el día -rompimos el silencio de mi planta con nuestros tacones.
-Karen, te estoy diciendo la verdad -entornó los ojos- Ya verás -se acercó a la mesa de Kimberly- Kimberly, ¿a qué ayer Karen no asistió a su puesto?
-No. Es cierto -lo corroboró.
-Eso es imposible. ¿Qué otra cosa haría un lunes? -dejé mis cosas en mi escritorio.
-Tú sabrás. Venga Karen, dime que hiciste ayer -me rogó Em.
-Em, no me acuerdo de nada. Ese es el problema -dejé mi cuerpo caer sobre la silla.
-Eso es lo que pasa cuando bebes mucho -mascó más fuerte todavía su chicle.
-No me acuerdo de nada, pero lo que si tengo por seguro es que no bebí -los pasos de nuestro jefe hacia nosotras se hicieron notar.
-Señoritas, ¿qué hacen que no están trabajando? -preguntó con sus manos en los bolsillos.
-Yo ya me iba -sonrió Em y se fue despidiéndose de mí con la mano.
Yo me dediqué a encender el ordenador y ni molestarme en saludarle. No se me había olvidado lo que me quiso hacer.
-Buenos días a usted también señorita Watson -su cuerpo apoyado en mi mesa me hizo estremecer.
-Buenos días señor Traynor -metí la contraseña deseando que se encendiera de una vez.
-Debe de terminar lo de la reunión -me ordenó antes de dar media vuelta e irse.
-¿No fue ayer? -se frenó con la mano en el pomo.
-Fue cancelada -respondió cortante.
-¿Por qué? -lo estaba cabreando con tanta pregunta. Lo sabía.
-¿A qué se debe tanta pregunta? -se volvió a girar hacia mí.
-Me han dicho que no vino ayer. ¿Se debió a algo malo? -cruzé mis brazos por encima de la mesa.
-Algo malo va a ocurrir si no te callas ya -sus ojos rojos me advirtieron y me callé de golpe. Sonrió victorioso y se metió en su despacho.
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Hoy ha sido mi primer día de instituto. He empezado 1° Bachillerato. ¡Me quedan dos años para la universidad! Lo que significa que estos dos últimos años tengo que estudiar al máximo para estar lo suficientemente preparada.
¡Suerte a todos y seguid votando y comentando!
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EN BUSCA DE MI ESCLAVA DE SANGRE (2ª PARTE DE "ESCLAVA DE SANGRE")
VampirTras tantos momentos vividos entre dos personas que cayeron enamoradas apesar de ser tan diferentes, todo acabó en la nada. Karen y Derek fueron separados por la maldición de una bruja en modo de venganza. Ya no se acuerdan de nada. Ni siquiera del...