CON MI JEFE

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La gente salió junto a mi hermano y cerraron la puerta tras de sí.

No sabía si correr a por mi hermano, aunque sabía que Derek no me lo iba a permitir. Para cuando me volví a girar hacia él, se había dejado su chaqueta cara de su traje en el sofá.

-¿Va a matarme sólo porque tengo la sangre de mi madre? -sus ojos en mí me intimidaban mucho.

-Veo que pillas las cosas -sus pasos lentos hacia mí me hicieron estremecer.

-No tiene ningún sentido. Apenas sé pegarle un puñetazo a alguien -controlé mis lágrimas.

-Es cuestión de tiempo que te unas a ellos -sacudió su cabeza despeinando su cabello.

-No es mi plan de futuro, créame -estaba sin escapatoria ante un vampiro tan rápido como él.

-Si te estás quieta, dolerá menos -me giró sin darme tiempo a reaccionar y a apartó mi moreno pelo de mi cuello. 

No me preguntéis por qué, pero no me molesté en apartarlo. Me quedé ahí deseando, aunque en ese momento no lo sabía, que me mordiera. Y eso hizo.

Mi sangre fluía por esa pequeña vena. La yugular. Sus colmillos, que encajaban a la perfección en mí, seguían absorbiendo lo que me mantenía con vida.

Si seguía más, acabaría conmigo. Sabía que iba a ocurrir, pero me equivoqué. Me dió la vuelta como si se tratara de un baile de salsa y estampó sus labios con los míos.

Me empujó hacia la pared sin liberar mis labios de los suyos. Mi espalda crujió ante el golpe, pero no me importó porque ese beso tan rudo me encantaba.

Coloqué mis manos en sus mejillas pero me las subió por encima de la cabeza con una mano, mientras que con la otra alzó mi culo por la altura de sus caderas. Me ví obligada a rodear su cintura con mis piernas.

Sonrió al ver que consiguió lo que quería y subió conmigo en brazos hacia mi dormitorio. Me echó en mi cama, que gracias a dios era de matrimonio.

Se echó encima mía y se separó de mí por fin dejándome respirar. Sin dudarlo, arrancó en dos piezas mi blusa preferida, pero en esos momentos, nada me importaba.

A continuación, hizo lo mismo con mi falda azul turquesa. Me tenía ahí, desnuda, a su merced. Normalmente, estaría avergonzada, pero delante de él me sentía... distinta.

Masajeó con cuidado mis pechos y yo sólo me dedicaba a retorcerme del placer. Pasó sus frías manos por mi cabello, contemplando mi rostro.

Me mordí el labio inferior debido a la excitación que me invadía en esos momentos. Apretó con su pulgar justamente en ese labio.

Sin esperar ni un segundo más, se bajó sus pantalones dejándome ver... Ya sabéis. Se liberó de mis bragas y entró en mí.


Cuando volví a abrir los ojos, la luz del sol me sorprendió entrando por mi ventana. Como un zombi, me levanté para cubrir la ventana para atenuar la luz de la habitación.

Me paré en el espejo para contemplar mi pésima imagen mañanera. Fue ahí cuando, al ver esos dos puntos en mi cuello, me acordé de lo de anoche.

Abrí los ojos alarmada y miré alrededor mía. No había ni rastro de Derek.

-¿Señor Traynor? -asomé mi cabeza por la puerta que daba al pasillo. Nada. Ni una respuesta. Se había ido.

Mis sábanas estaban cubiertas de sangre. Me cubrí el rostro con las manos. Dios mío, había perdido la virginidad con mi jefe y de la manera más tonta posible...

Las arranqué de la cama y bajé decidida a meterla en la lavadora cuanto antes.

-¡Buenos días! -una voz chillona saliendo del salón me hizo tirar las sábanas sin querer al suelo.

-José, qué susto me has pegado -mi hermano se quedó viendo las sábanas, extrañado.

-¿Por qué tus sábanas están cubiertas de sangre? -se acercó mejor para examinarlas.

-Nada -las cogí lo más rápido posible- Me ha venido la regla -mentí al ver su mirada "asesina".

-Puag, qué asco -se alejó de ellas al instante al oírme decir eso.

-No seas niño chico -bueno, aunque realmente lo era- ¿Te encuentras bien de lo de anoche? -me atreví a preguntarle cuando nos sentamos a desayunar.

-¿Por qué no iba a estar bien? Jugué toda la noche con mis amigos -pegó un mordisco a su galleta.

-¿Con tus amigos? -me callé al caer en la cuenta de que Derek tenía que haberle hecho algo en la memoria.

Me levanté y dejé los platos con estruendo en el lavavajillas.

-¿Adónde vas? -preguntó incrédulo.

-A prepararme para ir a trabajar -"y también a hablar con mi querido jefe vampiro", añadí en mi mente.

Justo el móvil sonó. Lo cogí de la encimera de la cocina.

-¿Diga?

-Hola, señorita Watson. Le llamo para hacerle saber que no es necesario su asistencia esta mañana en la oficina. Muchas gracias -y me colgó sin esperar una respuesta.

Me quedé mirando la pantalla del móvil sabiendo que esto había sido cosa de Derek.

-¿Pasa algo? -habló mi hermano con la boca abierta.

-Nada. Parece que hoy tenemos el día para nosotros -le sonreí, igual que hizo él al oír aquello.



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Noticia: no voy a eliminar mi cuenta. No de momento. Así que disfrutad tranquilos de mi historia.

EN BUSCA DE MI ESCLAVA DE SANGRE (2ª PARTE DE "ESCLAVA DE SANGRE") Donde viven las historias. Descúbrelo ahora