LÁMELA

14.8K 1K 37
                                    

Pasé el resto de la tarde trabajando sin volver a ver a mi jefe. La verdad es que no me importo. Respondí llamadas de distintos estados de Estados Unidos sin demora alguna, y, al terminarlos, bajé a tomar un café con Em.

-¿De qué ha ido eso? -probó su café ardiendo- Ese tío, te ha cogido como si fueses suya.

-Técnicamente, soy SU secretaria. Tenía cosas que decirme del trabajo, y te recuerdo que también es tu jefe -le pegué un mordisco al donut.

-¿Lo estás defendiendo? ¿Acaso hay algo entre vosotros dos? Te recuerdo que te llevas mal con él -me señaló con su índice.

-¿Cómo voy a tener algo con él? No digas tonterías Em -le contesté molesta.

-No sé. Yo sólo digo lo que me haces pensar -puso cara de inocente.

-Son ya las siete -miré la hora en la pantalla de mi móvil- Me queda una hora para irme, así de que debo de subir para terminar los recibos -me colgué el bolso al hombro.

-Hace apenas diez minutos que hemos bajado -se quejó.

-No haberte demorado tanto -fruncí la boca y salí de la cafetería.

Me monté en el ascensor con una rubia claramente teñida que me sacaba cabeza y media. Rulé los ojos. Ya sabía yo a dónde iba a esta rubia despampanante.

Nos bajamos en la misma planta y fuí a mi mesa, a dónde ella me siguió.

-Oh, eres tú la secretaria -se rió tontamente- Vengo a ver a Derek Traynor -me mostró sus dientes blancos.

-Si, espere... -iba a marcar el teléfono pero caí en la cuenta de algo- ¿A qué viene señorita? -volví a dejar el teléfono en su sitio.

-Vengo a verlo. Dijo que quería verme, simplemente -me levanté colocándome enfrente suya.

-Debe irse -la llevé sútilmente hacia el ascensor- Se lo que quiere de usted. No querrá quedarse aquí para... -ví como ella se quedaba viendo detrás mío.

Me giré y lo ví mirándome con sus penetrantes ojos rojos. La chica chilló pero no le dió tiempo a escapar ya que nos cogió a las dos.

A mi me encerró en el despacho de reuniones mientras que se llevó a la otra a su despacho, que se encontraba al otro lado.

Un grito desgarrador sonó haciéndome saber que Derek le acababa de morder, hasta que cesó, sabiendo que había muerto.

-Oh no... -me pegué a la pared lo más lejos posible de la puerta sabiendo que ahora iba a venir a por mí. Y, efectivamente, fue así- No, no me haga daño... -le pedí sollozando cuando me llevó a mí a su despacho.

El cuerpo de la chica yacía en el suelo con los ojos abiertos y su cuello desgarrado.

-No... -lloré al tiempo que Derek cerraba con pestillo su puerta.

-Cállate -me ordenó cogiéndome del pelo.

-No me haga nada... -le rogaba.

-Siéntate -me obligó a sentarme en uno de los sillones, sentándose él enfrente mío- Escúchame, vuelve a hacer algo así y te haré algo peor que ella. ¿Te ha quedado claro? -sus colmillos no me dejaban concentrarme- ¿Te ha quedado claro? -repitió.

-S-si -asentí frenéticamente.

-Así me gusta -se arrodilló frente a la chica y le pasó el dedo por la yugular, cogiendo parte de la sangre.

Vino hacia mí con ella en el dedo y me la arrimó a los labios.

-Lámela -me ordenó. Yo le miré perpleja- Hazlo -sus ojos resplandecieron y lo hice.

Sabía realmente asquerosa. Me la tragué y una tos repentina apareció.

-Puede que si me vuelves a desobedecer, te haga beber el resto de la sangre de mis víctimas. Creéme, no será de tu agrado -me abrió la puerta- Vete, y no me vuelvas a cabrear -salí corriendo de allí, decidida a dejar ese estúpido trabajo.

******
Espero que os haya gustado. Hasta mañana no habrá una próxima publicación.

EN BUSCA DE MI ESCLAVA DE SANGRE (2ª PARTE DE "ESCLAVA DE SANGRE") Donde viven las historias. Descúbrelo ahora