-Carther.. nena despierta - sus manos acariciaban lentamente mi cintura regando besos desde mis hombros hasta el cuello- anda Carther, no vas a llegar a tu examen
-Solo cinco minutos mas - tome su mano y la bese para cerrar mis ojos y seguir durmiendo-
-Nada de cinco minutos - se levanto y comenzó a sacar las sabanas, las tome para tirar de ellas pero siempre ha tenido mas fuerza que yo-
-Stephen! por que siempre tienes que destaparme! - me levante de mala gana y con el genio del demonio, ¿ como esperaba que estuviera de bueno humor si me levantaba así?-
-comenzó a reír, voltee a verle molesta, ¿que le hacia tanta gracia? me acerque para golpearle con la almohada pero me atrapo antes de que llegara a el, tomando mi antebrazo me apego a su pecho- tienes que dejar ese mal genio preciosa- me dio un beso rápido y una sonrisa apareció en su rostro- o podemos quitarlo a besos ¿ que prefieres?- Sus labios se acercaron rápidamente para besarme mientras sonreía, sus labios eran suaves, cada vez que me besaba me sentía en casa, me hacia tan feliz, tenerlo otra vez, sus manos acariciaban mis mejillas lentamente, con paciencia, de pronto se detuvo y abrí mis ojos ¿ por que se detenía?
—¿Que prefieres ángel? - el rostro de Stefano apareció frente a mi, ángel, odiaba que me llamara así, ¿ por que lo odiaba? .. Stephen, fuego, Stefano..- ¿ que prefieres ratoncita? - mientras mas me alejaba mas parecía acercarse, no importaba cuanto retrocediera, de pronto caí sobre la cama y escuche un fuerte ruido.
Apague la alarma de mi teléfono, desperté de golpe, mi corazón estaba demasiado acelerado, otra mas.. ya no sabia que hacer con ellas, las pesadillas no parecían terminar. Han pasado cinco meses desde el accidente, he intentado sacar cada imagen de mi mente, pero el siempre vuelve, en un sueño, en una canción, en algún aroma, el siempre vuelve.
El apartamento que me regalo mi padre para mi cumpleaños era justo lo que necesitaba para escapar de los recuerdos, era un lugar cerca del centro de la ciudad, muy tranquilo, me mude hace un mes, y todo parece ir bien, o eso intento aparentar, las cosas han cambiado bastante, yo lo he hecho.
He pensado que seria buena idea tener un compañero de habitación, invite a Carlos y acepto encantado, la verdad nunca imagine que seriamos tan buenos amigos, para habernos conocido como lo hicimos, no pintaba nada bueno nuestro futuro. Por el momento estoy acostumbrándome a vivir sola, debo colocar mas de tres alarmas para no dormirme, a la cuarta mi padre me esta llamando. Frente a mi vive un chico llamado Jared, trabaja en un bar, cerca del apartamento, nos conocimos el día que llegue, parece una buena persona, no hablamos demasiado, siempre nos encontramos cuando salgo a tomar aire a la azotea, fuma demasiado, pero ya no lo hace cuando estoy cerca, al menos. Arriba de mi piso vive una chica llamada Amanda, es enfermera, asique no pasa mucho tiempo en casa, por lo que las fiestas y vecinos ruidosos no forman parte de mi lista de problemas, excepto por Kian.
Cada una semana o a veces menos , alguna chica sale llorando por el pasillo, y da el portazo, el tipo es estudiante de medicina, y no voy a mentir, es guapo, tiene un coeficiente intelectual envidiable, tiene dinero, pero es un completo idiota. El primer día que llegue el venia de su turno, al principio pensé que solo quería ser amable cuando me ayudo a ordenar las cosas en casa, pero cuando comenzó con el discurso sabia que su amabilidad era otra cosa. No tarde mucho en intentar de evitarlo, no necesitaba ese tipo de chicos en mi vida ahora mismo.
Pero la lógica de los hombres es algo extraña,y mientras tu les dices que no ,que no te interesa, parece haber algo mal en su cerebro que lo traduce a algo totalmente distinto, Kian es uno de ellos, hasta que no este en su cama no va a dejar de molestar, de todas formas me agrada, es... simpático.