Capitulo 40

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Alex

— No, eso sería demasiado estúpido. Se dará cuenta de que algo está pasando –respondió.

— ¡Entonces sugiere algo! ¡He estado toda la tarde aquí metido en tu casa dando ideas solo para que rechaces cada una de ellas! –exploté.

— Tus ideas son buenas, Alex. Pero no lo suficientes.

— Explícame –rogué, tirándome al sofá completamente rendido.

— Es Harry del que estamos hablando. Él lo sabe todo. Es técnicamente imposible ocultarle algo porque de alguna u otra forma él se enterará. Tus ideas son buenas pero si hablamos de Harry, no lo son.

— ¿Qué sugieres tú? Mis ideas ya se acabaron y con el aliento emocional que me das estoy peor.

— Puede que tu idea de hablarle y sacarle información sea la mejor opción.

— ¡Pero si me acabas de decir que esa fue la idea más estúpida que escuchaste en toda la tarde!

— Y lo es. Pero solo si es que soy yo quien le habla. Tienes que ir tú –me señaló–. Ya me dijiste que él sabe que tú quieres lastimar a Alejandra y...

— No quiero lastimarla –reclamé.

— No pienso tocar ese tema contigo, Alex –me calló–. Como decía, él cree que tú quieres lastimarla así que hazlo real. Ve hacia él, dile que no puedes esperar a que ella termina herida o, no lo sé, convéncelo para que él te diga lo que planea.

Fruncí el ceño. Esa idea era demasiado buena. Pero en verdad no quiero seguir con esto. Sé que engaño a Alejandra pero decirle a alguien que quiero el mal para ella, es mentira. Eso sobrepasa mis límites.

— Vale –acepté luego de unos segundos en silencio.

— Entonces llámalo –ordenó.

— ¿Ahora? –él asintió.

— Ya –recalcó y tomó asiento a mi lado.

Saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón mientras soltaba un bufido. El imbécil de Harry Styles me parece una persona totalmente inaguantable y completamente irritante.

— ¿Qué le digo?

— Dile que tienes que hablar con él y que se vean en algún lugar lo más antes posible porque es algo importante.

— ¿Tú aceptarías si alguien te dijera eso?

— Solo hazlo.

— ¿Y si me pregunta para qué?

— Llámalo ya, Alex. No perdamos más el tiempo. Si te pregunta porque quieres juntarte con él, dile que quieres hacer un trato con él. Eso será suficiente.

— Vale –asentí.

Busque su número entre mis contactos y presioné la pantalla en el signo de llamar. Llevé el aparato a mi oreja y esperé a que contestara.

— No coge la llamada –bajé el teléfono.

— Vuelva a intentarlo. Tal vez no lo escuchó.

Asentí e intente nuevamente. Unas seis o siete veces más fueron suficientes para que Niall y yo nos demos por venidos. Styles me mandaba al buzón de voz todo el tiempo.

— Tú debes saber la dirección de su casa –hablé luego de un tiempo en silencio.

— ¿Y qué tiene que ver eso?

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora