Capitulo 49

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Niall

Todavía estaba sentado en la silla al lado de la camilla. Alejandra estaba leyendo un libro mientras yo pasaba los canales de la televisión en busca de algo bueno que ver.

Desde aquella conversación no volvimos a decir ni una sola palabra, pero es que simplemente no se sentía necesario. El ambiente entre nosotros estaba totalmente tranquilo y se sentía simplemente perfecto.

Su madre se había ido hace ya media hora y suponía que volvería en otra media hora más, por lo que aproveché cada segundo de la pasada media hora sujetando su mano, así como aprovecharía por la media hora restante. Sujetarse las manos no era nada malo, pero pensar en hacerlo frente a su madre me hacía sentir nervioso y cohibido.

En el momento en el que encontré una película que parecía ser buena, un par de golpecitos en la puerta resonaron por la habitación y, al segundo, un doctor la había abierto y cruzado hasta pararse frente a la camilla.

—   Buenas tardes -asintió en mi dirección y luego hacia la de Alejandra, saludando a cada uno con el gesto-. ¿Cómo te sientes, Alejandra?

—   Creo que bien.

—   ¿Algún dolor, malestar? -negó con la cabeza.

—   Solo me siento cansada -el doctor asintió.

—   Es bastante normal sentirse así cuando a tu cuerpo le faltan tantas vitaminas y minerales -dijo mirando el historial médico que traía en las manos-. Por esta misma razón es que te quedarás esta noche más y mañana te daré de alta -ella asintió-. Te estaremos administrando por la sonda las cosas que necesites durante ese tiempo para que puedas irte a casa tranquila -volvió a asentir-. ¿Dónde está tu madre?

—   Ella estará de vuelta en unos minutos -el doctor asintió.

—   En ese caso volveré más tarde porque hay algunas cosas que debo hablar con tu tutor. Descansa que te hará sentir mejor. Con permiso.

Y sin más salió por donde entró. Dirigí la mirada nuevamente a Alejandra, y ahora se encontraba dejando de lado el libro que leía y acomodándose sobre la camilla. Iba a dormir.

Cogí su libro, a lo que ella agradeció un una pequeña sonrisa y mientras ella terminaba de ponerse cómoda, yo introduje el libro en la mochila que su madre había traído anteriormente con algunas de sus pertenencias. Volví a la silla y, antes de tomar asiento, le di un beso en la frente. Volvió a sonreírme y cerró los ojos para descansar.

Alejandra

El sonido de un celular hizo que me despertara. Gruñí levemente y abrí los ojos con un poco de dificultas por culpa de la luz dentro de la habitación. Lo primero que vi fue a mi madre sentada en el sofá, con un libro en las manos, y con la mirada fija en el otro lado de la habitación. Seguí su mirada y entendí que el teléfono que había sonado era el de Niall porque lo tenía pegado a la oreja.

— Hola ma... Sí, estoy en el hospital... ¿Por qué?... -hizo una mueca-. ¿Qué? ¿Cómo?... ¿Ahora? -sonó disgustado-. Está bien, llegaré en veinte... Adiós -cortó.

Tras guardar su celular en el el bolsillo de sus pantalones me miró y un pequeño suspiro salió de su boca.

— Debo irme -habló mientras se acercaba a mí-. Lucy dejó caer su jarabe, rompiéndolo, y debo ir a por uno nuevo -explicó. Yo asentí.

— Está bien, no hay problema -le sonreí.

Él me sonrió de vuelta e hizo un amago de acercarse a mi, luego miró en dirección a mi madre, nervioso. Ella había vuelto a su libro y no estaba prestándonos atención. Niall volvió su vista a mi y pude notar que seguía nervioso. Sonreí.

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora