Capitulo 50

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Alejandra

Almorzar en casa era mejor que almorzar en el hospital, pero aún así lo detestaba; era horrible. Sí, la comida era más rica, pero seguramente las calorías dentro de la comida preparada por mi madre eran muchas más y menos saludables que las que venían dentro de la comida preparada en el hospital y me fue inevitable pensar en eso mientras ingería mis alimentos bajo la atenta mirada de mi madre y la de Niall.

Mi madre tuvo que comer rápido y retirarse por cuestiones de trabajo, pero Niall se quedó conmigo hasta que logré terminar mi comida. Fue un almuerzo tranquilo y muy lento.

Al terminar, Niall se ofreció a recoger los platos, lavarlos y guardarlos, mientras yo tomaba asiento en el sofá de la sala con Jandro recostado en el suelo.

Eran las 14:15pm, lo que significaba que todavía me quedaba media hora hasta tener que regresar al hospital para aquella cita con la psiquiatra.

Estaba demasiado nerviosa, debo admitir. Gran parte de mí sentía que no quería ir, que no debía hacerlo porque, eventualmente, arruinarían todo el progreso en cuanto a mi pérdida de peso. También sabía que no podrían arreglar la situación con Harry Styles y todo lo que él me hacía pensar y sentir. Por mucho que intentaran arreglarme, no podrían impedir que Harry siguiese siendo como es y que yo no salga afectada por las cosas que hace o dice.

Y luego estaba aquella otra parte de mí; la pequeña, la que, sin saberlo, era la que más miedo tenía, pero también la que más fe cargaba. El lado positivo, por decirlo de alguna otra manera. Tal vez, solo tal vez, no sea tan malo dejar de creer que tener el cuerpo delgado es lo que todo el mundo quiere. Tal vez, y solo tal vez, puedan dejar que pase por alto los comentarios de Harry y que pueda detenerlo antes de que lastimase, tanto física como mentalmente.

Niall tomó asiento en el sofá junto a mi una vez terminó de limpiar la cocina y nos quedamos ahí sin decir nada, viendo la televisión, hasta que fue hora de irnos al hospital.  

En el trayecto a nuestro destino, recibí un mensaje de mi madre que, en resumidas cuentas, decía que sentía mucho no poder ir conmigo a esta cita. Le respondí diciéndole que no había problema, que estaba tranquila con Niall a mi lado que no se preocupara, que le comentaría cómo me fue en la noche.

Niall intentó entablar conversaciones de distintos temas conmigo, pero yo no podía responderle con otra cosa que palabras de una sola sílaba, de manera cortante sin en realidad haberlo querido así. La razón era muy obvia, y tras darse cuenta de mi estado de nerviosismo, desistió. Agradecí en silencio y continué mirando el mismo camino que había recorrido esta mañana.

Llegar al hospital fue horrible. Los nervios que sentí durante el camino no se comparaban con los que sentí al aparcar el auto o entrar al hospital. Tener a Niall conmigo fue de mucha ayuda, debo admitir. Además de que su presencia me relajaba bastante, él tomó las riendas del asunto.

Cuando entramos, fue él quien habló con la chica de recepción un vez nuestro número de ticket salió en pantalla mientras yo me quedaba sentada. Fue él quien preguntó hacia dónde debíamos ir y a quién debíamos buscar. Cogió mi mano entrelazando nuestros dedos y caminamos juntos hasta el ascensor. Él presionó el botón del piso correspondiente y fue él quien me abrazó hasta que las puertas se abrieron.

Me sentía inútil, pero también me sentía querida al tener a Niall haciendo todas aquellas pequeñas cosas por mí. 

Caminamos hasta la recepción del piso de psiquiatría y, nuevamente, fue Niall quien habló, solo que esta vez yo estaba a su lado. El chico que estaba ahí nos dijo que esperáramos en una sala de espera que estaba a simple vista de la recepción y que llamarían a mi nombre cuando sea mi turno.

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora