Capitulo 11

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Alejandra

{¿Ahora qué se supone que debo decirle?}

[La verdad.]

{¿Qué? No.}

[¿Por qué no? Sabes que aunque no le digas, se enterará porque te irás de todos modos.]

{¡Tienes razón! Que se entere luego, ja.}

[No sé tú, pero debería hacer lo correcto.]

{Lo correcto es lo que yo pienso. Si le digo que me iré, él dejará de ayudarme y creo que será bueno que me ayude este mes para llegar en buenas condiciones ahí.}

[Luego no me pidas ayuda en esto.]

{No la necesitaré.}

[Ya verás que sí.]

— ¿Alejandra? –movió su mano frente a mi rostro.

— Hmph es que... –¡piensa!–, dije que me iba en un mes porque mi madre está pensando en tomarse unas vacaciones y yo iré con ella –mentí.

— Oh, bueno. Ahora déjame ayudarte con la chaqueta mientras tú te limpias la cara ¿vale? –asentí y cogí un papel para limpiarme las lágrimas y sonarme la nariz. También me lavé la cara mientras él trataba de quitarle la mancha a mi chaqueta.

— No es necesario que trates de lavarla. Necesitamos detergente para esa gran mancha, no saldrá con jabón para manos ni aunque queramos –cogí mi chaqueta haciendo que nuestras manos rozaran.

Apreté mi chaqueta para que toda el agua que tenía cayera y la sostuve con mi mano.

— Creo que no podré quedarme a deporte, así que me iré a casa.

— ¿Porque no te quedarás a deporte? –frunció el ceño.

— Porque mi chaqueta esta empapada –levanté un poco la chaqueta.

— ¿Y qué con eso?

— Siempre paso deporte con esta chaqueta y no tengo otra en este momento así que... –me encogí de hombros.

— Pero quédate y no uses la chaqueta, listo –sonrió.

— No lo haré con esto –recorrí mi manga mostrando las heridas–. Me destruirán ahí si es que voy así.

— En ese caso... ¿te llevo a casa? –lo miré raro.

— No, debes practicar.

— Tengo mucho tiempo –le restó importancia.

— El partido es el martes que viene, Niall, no te puedes faltar el entrenamiento.

— ¿Y eso cómo lo sabes? No estuviste cuando lo mencionaron. Ni siquiera yo estaba presente.

— Zayn le dijo a Andrea y ella me lo dijo a mí en la cafetería.

— De todos modos no importa. Te llevo y vuelvo –se acercó a la puerta pero lo detuve.

— El partido es contra los Chiest, Niall, debes entrenar. Ellos son muy buenos, según escuché.

— Y lo son. Pero yo también y un día sin entrenamiento no matará a nadie –engreído.

— ¿Día? Niall, dijiste que solo me dejarías en casa y volverías.

— Hmph sí, pero luego entraré a tu casa y te haré comer, también decomisaré todos los cuchillos y cosas que corten de tu casa –salimos del baño sin que nadie nos viese. De todos modos, casi nadie se acerca a la biblioteca.

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora