Bullying, Anorexia y un Angel - Niall Horan

Capitulo 42

Quiero dedicar este capitulo a EscarletPaolaMontero CristianSalazar967 y a Claryskye

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Alejandra

Hoy no pasó nada. Solo tuve una conversación con Rebekah pero no fue algo de lo que debamos preocuparnos. No pensé decir esto, pero estoy agradecida de que este viaje ya esté terminando. Ale xx

—   Gracias –le agradecía a Kat por esperarme.

—   No hay de qué –me sonrió–. Así que... -calló.

—   ¿Qué? –fruncí el ceño.

—   ¿Qué cosa y a quién le escribiste? –comenzó a hacer su típico movimiento de cejas.

—   Le escribí a Niall –respondí mientras caminábamos hacia mi casillero. Ella soltó un silbido.

—   ¿Qué cosa fue que no podía esperar hasta que llegues a tu casa? –me encogí de hombros.

—   Nada de lo que debas saber, cotilla –le regalé una sonrisa.

—   ¿Es en serio? –asentí. Ella dejó salir un puchero

—   Iré a la administración luego de recoger mis cosas –ahora fue ella quien asintió y, luego de acomodar su bolso sobre su hombro, habló.

— Vale, te espero en el auto.

Asentí y, mientras ella se iba en dirección a
la puerta del instituto, yo seguí mi camino hacia mi casillero. Tenía que sacar los cuadernos y todas las cosas que tenía en él, ya que mi estadía en este
instituto había concluido.

Como en el mensaje que le mande a Niall: no
pensé estar agradecida de que el fin de este viaje haya llegado. Es decir, posiblemente, hace uno o dos meses atrás, este viaje hubiera sido, además de un bendición, un nuevo comienzo y una gran oportunidad que no hubiera despreciado por nada del mundo, pero en el transcurso de esta semana, no tuve un sentimiento tan fuerte como el anhelo que sentía de volver a Londres.

Me di cuenta de que si Harry pensaba perseguirme de por vida, no tendría por qué dejar a aquellas personas que más quiero. Si bien aquí tengo a mi padre, Patrick, Tyler y Kat, en Londres tengo a mi madre, a Jandro, quien no podría traer a Nuevo México debido al largo viaje, a Niall, Lucy, Alex y a toda mi familia. Si debo elegir un lugar en el cual quedarme, sin duda, sería Londres.

Abrí mi casillero y saqué los tres textos que tenía dentro. Descolgué el pequeño espejo de la puerta de mi casillero y lo cerré. No tenía nada más adentro. No soy de aquellas personas que llenan sus casilleros de fotos, pegatines y otras cosas. Con uno de los tres cuadernos que saqué de mi casillero en mano y los otros dos dentro de mi bolso, caminé hacia la secretaría.

(...)

— Patrick dice que vayamos a su casa –Kat habló al segundo en el que entré al auto. Negué.

— Tengo que alistar mis cosas Kat –me abroché el cinturón de seguridad.

— ¡Vamos! Dijiste que sería buena idea, prometo que nos iremos temprano –todavía no arrancaba el auto.

— Kat...

— ¡Por favor! Yo sé que mañana iremos al aeropuerto y ahí te despediremos, pero los chicos y yo queremos pasar más tiempo contigo.

— Kat... –repetí.

— Te raptaré si dices que no –se cruzó de brazos, tal cual niña.