Bullying, Anorexia y un Angel - Niall Horan

Capitulo 46

Antes de comenzar el capitulo les agradecería que lean el pequeño mensaje que les voy a dejar al final porque sé que no todas lo hacen ;)

Niall

Lucy se había despertado temprano en la mañana para desayunar lo que le traían en el hospital y recibir otro cambio de suero. Estuvimos platicando, jugando y viendo Disney Channel durante toda la mañana. Luego se había vuelto a dormir a mitades de la película de Toy Story 4. Era cerca del medio día y yo le acariciaba el cabello mientras veía lo que restaba de la película, esperando a que mi madre llegara.

El doctor de Lucy había hecho presencia a mediados de la mañana para decirnos que esta tarde le daría de alta. Dijo que todavía no estaba cien por ciento recuperada pero que podría volver a casa en vista de que ya estaba en la recta final de la recuperación. Me había aconsejado conseguirle un aceite de bacalao para que pudiera recibir nutrientes y así mejorar su sistema inmunológico, peso, etc.

Decidí coger el móvil y darle una mirada a mis mensajes. Tenía alguno que otro, pero ninguno de Alejandra. Todavía estaba seguro de que estaba ocultándome algo, y más aún con la falta de respuesta al último mensaje que le había dejado. Le ofrecí venir a hacernos compañía a Lucy y a mi en la tarde, aquí en el hospital, antes de saber que ya le darían de alta, y se había limitado a responderme con un simple no puedo que me hacía pensar que en realidad quiso decir no quiero. Le pregunté si algo estaba mal, pero no volvió a responder mi mensaje. Sabía que algo le estaba pasando desde que llegó de Nuevo México, la conocía. Sabía también que no tenía nada que ver directamente con Alex y su ruptura, pero no tenía idea alguna de qué podría ser en realidad.

La puerta de la habitación se abrió, llamando mi atención y haciendo que dirija mi mirada a la misma. Mamá entró y no tenía muy buena cara. Fruncí el ceño.

—   ¿Qué pasó? –pregunté sin siquiera saludar.

—   Acabo de ver a una chica ser sacada de una ambulancia en una camilla –se acercó a mí y me acarició la cabeza, como consolándome.

Fruncí más el ceño ante su gesto.

—   ¿Y?

No es que esté restándole importancia a alguien que tuvo que llegar al hospital de emergencias. Sí, era penoso, pero no entendía por qué le estaba afectando. Vi cómo dudó un poco en si contarme qué con la situación en sus ojos. Tardó unos segundo en hablar.

—   La chica era Alejandra, hijo.

Mi ceño fruncido se aflojó al instante y sentí palidecer. Mi corazón comenzó a bombardear con fuerza, tanto que podía escuchar los latidos del mismo dentro de mi cabeza.

—   ¿Qué? –hablé sin creerlo.

—   Una señora la acompañaba, supongo que es su madre, y estaba llorando –siguió acariciando mi cabeza.

En el momento en que reaccioné ante la noticia, me paré rápidamente de la silla en la que había estado sentado mayor parte de la mañana y caminé hacia la puerta.

—   Niall –mamá llamó mi atención y volteé hacia ella–. Todo con sutileza, por favor. Parecería haber sido algo bastante preocupante por como estaba su madre.

Asentí con los nervios a flor de piel y salí de la habitación. Mis pies comenzaron caminando, luego trotando y finalmente corriendo hacia la recepción del sector de emergencias del hospital. Como era de esperarse, habían unas cuantas personas ahí, algunas sentadas y otras haciendo fila. Decidí acoplarme a la fila más corta que había mientras jugaba nerviosamente con mis manos, pero luego de lo que parecieron horas, lo cual fue menos de un minuto, me dio igual la fila que había y caminé hasta una de las recepcionistas ignorando a algunas personas que se quejaban.