Capitulo 39

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Harry

—   ¿Llegaste a ver la cara que hizo al leer tu nota? –asintió–. ¿Cómo fue? –ella hizo una mueca rara detrás de la pantalla. Reí.

—   Podría decirte que es una chica bastante tonta. Es decir, le escribí una nota dándole a entender que aquí estaba en peligro y que lo mejor es que se vaya y la estúpida no hizo nada para arreglarlo en estos días.

—   ¿Aún no hiciste nada?  –ella negó, luego asintió y por último se encogió de hombros. Fruncí el ceño–. Me quedó totalmente claro –dije sarcásticamente.

—   Solo hice que se tropezara ayer al salir de clases y se doble el tobillo. Tal vez mañana atacaré. Haré que sufra los últimos días que le quedan aquí. Así me aseguraré de que no piense volver –mi sonrisa se agrandó.

—   ¿Qué haría yo si tú no estuvieses ahí?

—   Probablemente hubieras conseguido a alguien que te ayude –se encogió de hombros.

Ella tenía razón.

—   Probablemente –asentí, dándole la razón–. Pero me hubiera tardado más –admití–. Aún sigo creyendo que esta idea de tus padres en llevarte de intercambio a Estados Unidos fue la mejor idea que pudieron tener –ella asintió para luego encogerse de hombros nuevamente.

—   Tal vez sí, tal vez no. Te extraño mucho, Harry. Apenas voy seis meses aquí. Me faltan cuatro meses para volver a Londres con ustedes –hizo pucheros.

—   Nosotros también te extrañamos, corazón. Nos haces falta a todos, Rebekah.

—   Estuve pensando en pedirle a mi padre que me lleve de vuelta a Londres.

—   ¿No te gusta ahí?

—   Si lo hace. Pero me falta la compañía de todos ustedes.

—   Ya deja la cursilería, corazón. Estarás aquí en menos de lo esperado. Cuatro meses pasan volando.

—   No cuando quieres que pasen rápido –me encogí de hombros mientras asentí. Ella tenía razón–. De acuerdo. Debo ir a comer. Mañana hablamos. Te mantendré al tanto de lo que le haré a esa mocosa.

—   Perfecto.

Sin decir más, corté la llamada. La estúpida de Alejandra odiará haber creído que ella está mejor ahí después de lo que le tenemos preparado para ella Rebekh y yo.


Alejandra

—   Tienes mucha suerte, amiga, en serio –me reí de ella.

—   No creo que sea para tanto, Kat –dejó de beber de su botella de agua y me miró con el ceño fruncido.

—   En serio, ahora me gustaría que tú estés en mi lugar. El profesor es un estúpido. Pensé que haríamos un partido.

—   En cambio les está haciendo preparación física –me volví a reír de ella.

—   Te tocará la próxima semana –automáticamente nuestras sonrisas se esfumaron–. Oh... –bajó la mirada.

—   Sí...

—   ¿En serio tienes que irte el sábado? Sólo quédate un poco más, por favor –negué.

—   Me encantaría quedarme un poco más, lo sabes. Pero tengo a mi madre en Londres. Jandro, Alex, Niall, Andrea e incluso Lucy esperan que vuelva cuanto antes.

—   Solo una semana más. No será para tanto. Ellos te han tenido desde hace bastante y yo solo un mes. Es injusto. –insistió.

—   Ya tengo el pasaje aéreo comprado para el sábado a las 2:00am. No puedo hacer más –me encogí de hombros.

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora