Capitulo 13

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Alejandra

Admito que me gustó cantar con él, fue divertido y, además, su voz es espectacular. Pero tuvo que arruinarlo todo, por completo

¿Por qué se le ocurrió traerme a McDonald's?

Dije que no quería que me trajera a un lugar de comida chatarra y taran, me sale con uno de los restaurantes de comida chatarra más conocido del mundo. No como ahí ni aunque me paguen.

— ¿Por qué no? –apagó el motor. ¡Enciéndelo y nos vamos de aquí!

— Dije que no comida chatarra, Niall.

— No me importa. Tú debes comer y qué mejor que una hamburguesa y papas fritas. –salió del auto y llegó hasta mi puerta. La abrió y esperó a que salga.

Que espere sentado.

— No voy a salir de aquí, Niall. –me recosté en el asiento donde estaba y le miré.

— No me obligues a cogerte de nuevo y meterte ahí.

— No.

— Hazlo por tu canino. ¡Jandro! Si, por él.

— No prometo comer algo –salí del auto. Todo por ti, Jandro.

Caminamos hasta la entrada y cuando Niall abrió la puerta, al instante pude sentir el olor a las hamburguesas, pollo frito y lo más delicioso: papas fritas. Odio que sean tan grasientas y tan deliciosas a la vez. Idiotas 300 calorías.

Entramos al restaurante y nos sentamos en unas mesas al fondo de éste. Niall fue a comprar todo lo que él quisiese y a los diez minutos, más o menos, llegó con dos bandejas –una en cada mano– con una hamburguesa y papas en cada bandeja.

— ¿Comerás tanto? –lo miré sorprendida, ¿le caben dos hamburguesas y dos porciones de papas? Dios mío.

— Una hamburguesa no es demasiado Alejandra –se sentó e hizo algo que no me agradó. Una bandeja frente a él y la otra frente a mí.

¿Espera que me coma eso?

— No voy a comer chatarra. Me niego. –lo miré enojada. Este chico es terco y no entiende.

— Mira, te lo digo con calma. O comes, o te hago comer, tú decides –me señaló con el dedo índice.

— Wow, que calmado, Niall.

— Alejandra, es en serio. Debes comer, inténtalo, solo inténtalo. Cuando te llenes lo dejas y listo.

— Yo no quiero llenarme, y peor de esa cosa –señalé la hamburguesa frente a mí.

— Ale, por favor. Come, no te estoy pidiendo algo imposible, es fácil. Mira –se paró y se sentó a mi lado, cogió la hamburguesa y la colocó frente a mí–. Abre la boca –negué–. Ahora –abrí mi boca apenas, en donde, con suerte, cabía una mosca–. Bien grande. Es una hamburguesa, no una hoja –abrí grande la boca y metió un poco de esa hamburguesa en mi boca–. Ahora muerde y mastica.

Mordí lentamente la hamburguesa y comencé a masticarla. Él retiró la hamburguesa de mi boca y se quedó mirándome hasta que dejé de masticar.

— Ahora, traga –negué con la cabeza al segundo. No soy capaz de comerme ese pedazo de comida–. Ale... –me cogió la mano y asintió.

¿Y saben qué?

Me comí un pedazo de hamburguesas.

— No fue tan difícil ¿verdad? –yo negué.

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora