CAPITULO 11 Lucha por la joya. Parte I.

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---Ijuuin---

Todo lo que he querido en esta vida me ha sido arrebatado por Akihiko, negocios, clientes, propiedades y lo que yo más amaba y amo, Takahashi Misaki.

Mi lindo castaño que me enseñó a amar, que con su bondad hizo que volviera a creer en que el amor existía, en que puedo ser feliz.

Pero apareció Usami Akihiko, ese maldito idiota que me lo quito, lo enamoro y se lo lleve muy lejos, se supone que éramos amigos, pero de un momento a otro se fue apropiando de todo lo que yo quería...

¿Eso es amistad?

Lo odio.

Misaki, mi lindo castaño...

¿Qué fue lo que le viste a él?

¿Por qué lo elegiste?

¿Por qué me terminaste?

Mi corazón duele ante ese recuerdo...

No fui lo suficiente para él, siempre metido en mi trabajo.

Y lo acepto, pero solo quería acabar con mi trabajo para dedicarte toda mi vida...

¿Qué le vio a ese hombre?

En verdad lo odio...

Y en nuestros encuentros empresarios me presumía el tener a Misaki y el tener todo lo que yo quería.

Lo único que lamento perder fue a mi lindo Misaki.

Supongo que siempre fue así.

Salí de mi departamento y me dirigí al bar que frecuento cuando me siento solitario, aunque siempre término llamándole a mi mejor amigo Kirishima, y acepta rápidamente porque le gusta un mesero que nos atiende.

Estaba por llegar hasta que un chico choco conmigo, lo vi tambalear y lo sujete del brazo.

-¿Estás bien?

Él me miro y pude percatarme que su temperatura estaba alta.

-E-Estoy bien. –murmuro.
-No lo pareces, -coloque su brazo en mi cuello- dime dónde vives.
-Y-Yo... -murmuro y se desmayó.
-Demonios. –gruñí.

Lo cargue y lo lleve hasta mi auto, lo subí tratando de no lastimarlo, solo pude encontrar en su bolsillo un pase de Universidad.

-Shizuku Ishi, que habrá pasado.

Lo mire mejor y vi que tenía algunos golpes en su cara.

-Quien habrá sido el salvaje que te lastimo.

Le coloque el cinturón y maneje hasta mi departamento. Como pude lo baje y lo lleve a mi cama, le hable a mi doctor de cabecera mientras le limpiaba sus heridas.

-E-Erwin... -murmuro.

¿Quién es Erwin?

¿Será la persona que lo lastimo?

Su temperatura no bajaba, y por alguna razón sentía miedo de que pudiera empeorar.

-Tranquilo Ishi, pronto estarás bien.

La puerta sonó y abrí la puerta.

-Lamento la tardanza.
-Por favor doctor pase.
-Gracias.

Camino hasta la habitación y me miro.

-Lo voy a revisar así que quédese afuera.
-Entiendo.

Me serví una copa de vino y me quede sentado en el sofá.

Se supone que soy una persona fría y no me meto en los asuntos, que me importa lo que le pase a la gente.

Pero...

Al ver a ese chico sentí que debía cuidarlo y protegerlo.

¿Qué pasa conmigo?

Camine a la cocina y comí un poco de fruta.

Soy un caso perdido...

¿Será destino?

Kyo no pienses así, apenas lo conoces, es más ni le has hablado.

-Agg, -me queje- es de lo peor.
-Ijuuin.
-¿Qué ocurre doctor?
-Ya le di medicamento.
-¿Qué tiene?
-Sufrió algunas lesiones, tal parece que a causa de fuerza física, tiene muchos golpes en el cuerpo nada graves, y creo que por eso su temperatura subió.
-¿Ya está mejor?
-Así es.
-Gracias.
-Que tome muchas vitaminas y que no deje el tratamiento.
-Lo prometo.

Lo acompañe hasta la puerta y volví a mi recamara.

Pude ver al chico con un semblante más tranquilo y más color en su rostro, su respiración era regular, así que me acerque hasta él y me hinque.

-¿Qué paso contigo? –acaricie su cabello.

Siento como comienza a moverse y abre lentamente sus ojos.

-¿D-Dónde...?
-Shh, tranquilo.
-¿Quién eres tú?
-Mi nombre es Ijuuin Kyo, mucho gusto.

Él lentamente se reincorporo en mi cama.

-¿Dónde estoy?
-En mi departamento.
-¿Eh?
-Te desmayaste en la calle, ¿no recuerdas?
-Yo... -murmuro.
-¿Qué paso?

Hizo una mueca de tristeza y luego una lágrima resbalo por su mejilla.

-No es nada.
-Eso no parece.
-Por favor no pregunte más.
-Lo siento, no quise hacerte sentir mal.
-Lamento las molestias ahora mismo me iré.

Él se levantó de la cama y quiso dar un paso pero volvió a tambalear y lo sujete de la cintura.

-L-Lo siento.

Nuestros rostros estaban muy cerca y pude sentir su respiración.

Sus ojos son realmente hermosos, es lindo...

"Me pregunto sí..."

Me acerque más y lo besé.

  Que sensación más agradable...



---Nowaki---

De nuevo estoy frente al pelinegro, no parece alterado como yo lo pensaba, así está mejor, tal vez lo haga mío después de ganarle la joya y sacarle información.

-¿Vienes por la joya también? –pregunto.
-Sí. –sonreí.
-Ya veo, -saco una pistola- lo siento pero esta joya es mía.
-Así que será de esa forma. –saque mi magnum.
-No planeaba atacar, solo vengo en son de paz. –rio.

Golpeo la vitrina y rompió el cristal sacando la joya.

-¿Me tienes miedo? –sonreí.
-No le temo a nada, pero debo marcharme.
-Eso no será tan fácil.

Camine hacia él.

-¿De qué hablas?
-Quiero divertirme contigo.
-¿Ah?

Él estaba a punto de atacarme con una patada y yo lo detuve.

-¿Qué?
-Sorprendido primor. –reí.
-Serás... -intentó golpearme con su pistola.
-Nada de eso.

De un movimiento logre quitársela y sujete sus manos atrás de su espalda.

-SUÉLTAME.
-Sí que eres una fiera.

Sentí un puntapié y luego me pateo el estómago haciendo que retrocediera.

-No quiero perder tiempo contigo. –comento.

No sé porque razón siento que conozco a este chico, su complexión me recuerda a alguien, pero no sé a quién...

Él empezó a correr hasta encontrarse con la primera barricada.

-P-Pero qué demonios...
-Esto no será fácil para ti...

De nuevo me acerque a él y trato de golpearme pero lo tumbe y me coloque arriba de él, sujete sus manos arriba de su cabeza.

-Eres lindo.
-Infeliz... -trato de pegarme pero le coloque todo mi peso encima.
-No, eso no se hace.
-Déjame ir...

Me acerque a su cuello y lo mordí.

-AGGGG ESO DUELE.
-¿Qué te parece si te hago mío?
-¿Ah?
-Eres mi tipo.
-Idiota...

Sentí un golpe en mi cabeza y caía a su lado.

-¿Estás bien? –pregunto un enmascarado.
-Has tardado. –comento mi presa mientras sobaba su cuello.

Pude ver como Miyagi y Ryu entraban corriendo.

-Somos 3 contra 2, ¿Qué piensan hacer? –sonreí.

Pude escuchar un gruñido de sus bocas mientras se alejaban de nosotros.

-Vamos a jugar... -reí.

Trampas de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora