Capítulo 20

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Un lobo se pacta cuando encuentra al ser vivo con el que quiere compartir su vida.
Al pactarse se cella una fuerte amistad, una relación inquebrantable. Amarok ha dado un salto muy grande en la relación con Jessica, pero él confía en ella y le ha asignado su mitad en forma de agradecimiento por todo lo que hizo por el.

Amarok un Rey con un corazón fuerte nunca se ha pactado por que es difícil hacerlo ablandar.

Todo lo que ha vivido y el haberse hecho Rey lo ha hecho olvidar lo que era reír, sentir preocupación por una persona que fuese parte importante de el.
Pero eso lo encontró en Jessica. Al estar en la cabeza de Jessica pudo sentir la tristeza que esa chica tiene, una profunda tristeza que no llena ni los mejores juguetes, ni los mejores caballos para galopar, ni todo el dinero que se le pueda brindar puede llenar el vacío que ni ella misma sabe que tiene.

El vacío que se ha formado con los años por la falta de alguien que le diga que la ama, que la apoya, que esta junto a ella.
Amarok decidió que debería por agradecimiento ser ese protector, ese soporte, ese pilar donde ella pueda apoyarse, alguien a donde acudir cuando algo la aqueje.

Amarok vio pensamientos tristes, pero existe un recuerdo bloqueado por su conciencia, el recuerdo de aquel día trágico donde Jessica perdió a sus padres, a ese recuerdo Amarok no puede entrar, sólo puede hacerlo alguien especializado para eso.

Pero algo que si notó es que de allí emana la tristeza en que agoniza profundamente el alma de Jessica.

****

Las horas pasaron y las clases se habían acabado.
Jessica tomó sus cosas y salió de la escuela.

Como repetidamente lo hacía emprendió su camino hacia su casa.

Estaba cansada y hambrienta.
De camino a casa pensaba en todo lo que había sucedido el día anterior, lo del pacto y todo lo demás.

Tocó su cola de caballo y recordó el mechón que había aparecido magicamente.

Soltó su cabello y allí estaba, ese mechón chocolate oscuro que casi podía convertirse en negro, resaltaba notoriamente entre su cabello miel, uno tendria que ser ciego para no darse cuenta de ese imprudente mechón.

-Amarok?...-dijo Jessica.
-Aquí estoy.-respondió Amarok.
-Sólo quería saber si estabas allí.-
-Humm... un amigo tuyo vino a visitarme esta mañana, al parecer ya sabe donde me encuentro.-
-Quien?-Preguntó Jessica.
-Esa pequeña bola de pelos que sólo come y duerme.-
-Ah! Mi gatito, Richard.-
-Richard? Le pusiste Richard al que suelta pelos sobre mi cobija?-
-Estas seguro que es él quien suelta cabello o es otro que tiene problemas de caída de cabello. Tienes tremenda melena en tu cuello como estar tan seguro?-dijo Jessica

Amarok sonrió.
-Esto consciente de todo el cabello que tengo en mi cuerpo y estoy seguro que no tengo problemas de caída.-
-Mm ok-dijo burlonamente
-Estoy a punto de comerme a uno de tus caballos Jessica.-
-Comete a todos menos a la yegua, es mía y la adoro.-
-Hoy vi a algunos mapaches cerca de la cerca, pareciera que se burlaban de mi.-
-No te preocupes, pronto podrás caminar y correr, pero debes empezar a intentarlo.-
-Hay veces que me duele demasiado. Y nisiquiera puedo respirar.-
-Ya verás pronto te vas a recuperar.-
-Lo olvidaba, me siento pésimamente.-
-No te preocupes me falta poco para llegar, cuando lo haga te revisare.-
-Ya has hecho demasiado por mi.-
-No te preocupes he dicho.-


Jessica llegó a casa, fue directamente a la cocina y saco de la nevera helado, un helado que se requiere de al menos 2 personas para comerlo cómodamente.
C

ogió una cuchara y comenzó a comerlo.

Con el helado en una mano y la cuchara en la otra la cuchara.
Salió por la puerta de la cocina y fue al patio trasero.

Caminó hacia los establos y entró allí, se dirigió a él último cubículo y Amarok estaba con la cabeza recostada en el suelo.

-Llegué Amarok.-dijo Jessica
-Como te ha ido en el lugar que vas siempre.-
-Se llama escuela, me fue bien. Por lo menos hoy.-
-Me alegro.-respondio Amarok
-Te pasa algo?-pregunto Jessica
-Me siento muy débil-
-Has bebido agua?-
-No.-
-Te traeré.-

Jessica clavó la cuchara en el helado y dejó el helado en el suelo.

Tomó una vasija que estaba en una esquina de un cubículo donde estaba un caballo, salió de los establos y caminó a una esquina donde estaba el grifo.
La llenó de agua pura y cerró el grifo al terminar.
Caminó nuevamente hacia donde estaba Amarok y al llegar se agachó frente a él y dejó a sus patas la vasija.

Amarok ascendió con su cabeza y acercó su cabeza al agua, la bebió como si fuera un León de África en medio de una inmensa sequía.

-Estuvo... deliciosa.-
-Mejor?-dijo Jessica
-Algo.-
-Dejame tocarte.-

Jessica acercó sus manos al cuello de Amarok y herbia.
Sus manos se hundieron en el espeso pelaje de Amarok y sintió su piel, caliente, dando señales de fiebre.

-Amarok! Estás hirviendo completamente, tienes fiebre.-

Hermosa-MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora