Capitulo 34

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-Que diablos fue eso?-pregunto uno de los dos chicos.
-Creo que deberíamos irnos!-dijo el otro
-Son unos maricas! En serio son un par de maricas?-
-Claro que no!!-exclamaron los dos que sostenían a Jessica.
-Entonces compórtense como unos hombres!! Miren me hacen quedar mal ante nuestra amiga.-

El hombre del arma miró a Jessica a los ojos, sonrió y se acercó a ella.

-Nos vamos a divertir mucho esta noche...-dijo susurrando.

El hombre se abrió paso entre las piernas de Jessica con malas intenciones.

Cuando de repente, de un instante a otro, jessica y los dos que la sostenían vieron una sombra que se levantaba detrás de el hombre que tenía la pistola, una silueta negra y unos ojos de colores disparejos se vieron en medio de aquella sombra.

Los hombres quedaron atónitos.

La sombra comenzó a formar una silueta, se podía ver unas orejas puntiagudas, y la punta de unos colmillos blancos se asomaban.

El hombre del arma levantó la mirada hacia sus dos compañeros y notó sus rostros pálidos, visualizando algo detrás de él.

-Que demonios les pasa?-pregunto él.

Rápidamente la sombra tomaba más forma.

Entonces se pudo apreciar por completo un hocico con unos grandes y filosos colmillos, saliva caía de los extremos.

-Oh Madre De Dios!!...-exclamó uno de ellos.
-Que?-dijo el del arma. Aún no entendía.

El mismo hombre miró a Jessica y ella sonreía picaramente.

-Que es tan gracioso?-pregunto él.
-Si yo fuera tu, miraría hacia atrás.-respondio Jessica sonriendo.

Jessica tenía sangre en su boca debido al golpe que le habían propiciado.

El hombre volteó su cabeza lentamente y con la mirada al suelo.

Y le aguardaba una bestia llena de ira y feroz.

-AHHHHHHHHHHH!!!!!!!!-grito el hombre espantado de lo que veía.

Su rostro se puso de todos los colores que puedas imaginar.

Amarok al verlo sólo abrió su hocico y la cabeza de ese hombre se hizo trizas dentro de esos poderosos colmillos.

¿Querian a Amarok enojado?
Aquí lo tienen.

El cráneo del tipo del arma se volvió inservible, la sangre no era algo invisible, jessica quedó cubierta de esas sangre también le tocó un par de trozos de cerebro y corteza cayeron en el torso de Jessica.

Dejándola espelusnada.

Los dos otros hombres huyeron inmediatamente al precenciar semejante espectáculo.

Corrieron despavoridos entre los árboles.

Jessica se levantó y también corrió hacia adentro de la especes del bosque.

Corría en sólo bragas, cubierta de sangre y lodo, con hojas secas enredadas en su cabello, despeinada, sangrando por su boca y con un moratón en su delicada mejilla.

Los dos hombres corrían, uno junto al otro.
Uno de ellos se detuvo y unos cuantos  pasos más el otro también.

-Esta muerto....-dijo el que se detuvo primero con sus manos apoyadas en sus rodillas tratando de asimilar todo lo que había pasado.
-No digas eso!-
-Tu lo viste!!!! VISTE COMO ESE... LO QUE SEA DEZTROSO SU CRÁNEO!!!-
-Les dije que teníamos que irnos!!-

Justo cuando aquel tipo terminó esas últimas sílabas, paso diagonal a ellos, Jessica corriendo, tropezandose pero continuaba corriendo.

Los dos hombres se miraron.

-Debemos matar a esa chiquilla.-
-Debemos irnos! No seas idiota!! Viste lo que nos atacó????-
-Maldición!!! Haz caso! De que nos sirve estar vivos si estaremos en prisión maldito?!!!-
-Mirame, nadie le va a creer!-
-La perra tiene dinero idiota.-
-...-
-Ve por ella, matala, y arrojala a algún vacío. Yo buscaré ayuda.-
-Ok.-

Y así fue.

Uno de los hombres, el que se detuvo de último para ser mas preciso, siguió la ruta que escandalosamente había dejado Jessica.

El otro siguió recto su camino corriendo.

Luego de unos segundos de correr.

Sólo escucho unas poderosas patas chocando contra el suelo, la rapidez de Amarok no dejó tiempo para que el hombre pudiera voltear y ver lo que era.

Fue tan rápido que en medio segundo después de escuchar ese sonido, ya  estaba Amarok encima de el hombre.

Amarok tenía el rostro pálido de aquel tipo frente a su hocico.

Levantó su pata derecha delantera y rasguñó su rostro.

-AHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! AYUDAAAA!!!!-gritaba.

Sólo con un rasguño, la carne ya colgaba, sangraba, habían rasguñado con esas filosas y fuertes garras la mejilla de aquel tipo.

Abrió tanto su piel que las muelas de su boca estaban en el suelo.

Rasguñó denuevo su rostro, aún sobre él, esta vez alcanzó sus ojos.

Sacandolos de sus cuencas, pero el no se detuvo.

Quería quitarle hasta el último aliento.

Rasguñó, rasguñó, rasguñó, y lo hizo un par de veces más, dejando su rostro destrozado.

Para que explicarles algo que es imposible de describir.

Las patas de Amarok se cubrieron de sangre.

Pero no acabó allí.

Hermosa-MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora