capítulo 9

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Se abrieron los ojos de Jessica de un golpe. Se sentó en su cama y se rasco la cabeza, se levantó y tomó su toalla.
Entró a su baño y se quitó la ropa que se había puesto en la noche.

Encendió la regadera y se metió al cálido chorro.
Pasó su mano por la cabeza y sintió un pequeño pero potente ardor en su mano.

-Aahh!--Vaya, vaya...-dijo mirando su mano, donde estaba la herida, la herida que el animal había ocasionado.

-No me volveré loca por cosas imaginarias...-dijo saliendo de la ducha.
Enrollo la toalla en su cuerpo y salió del baño, abrió su gran guardarropa y tomó algunas prendas de vestir y se las puso.

Estaba preparándose para otro día de clases.
Bajó las escaleras hacia la cocina, a fastidiar a los cocineros.

-Hola, Hola! Llegué yo!!-dijo saltando hacia la alacena.
-Buenos días, señorita...--Que le gustaría comer esta mañana?-dijo la cocinera encargada de la gran cocina, Mireya.
-Nose... Sabes que lo que cocinas es exquisito! Así que... Te lo dejaré a ti.-dijo con una bella sonrisa.
-Por supuesto...--Bueno a trabajar!!-dijo Mireya.

Mientras tanto Jessica fue a buscar a su abuelo para saber algo de el.
-Abuelo!--Abuelo?--Donde estas?-

Jessica subió a la habitación del señor y allí no se encontraba.
Fue a su estudio y estaba el demandante anciano sentado en su hermosa silla, con una taza de café en su mano y en la otra unos papeles que parecían importantes.

-Buenos días abuelo!--Como has amanecido hoy?-
-Bien... y tu?-
-Bien... abuelo...-
-Si?-
-Ammmm.... nada.--iré a desayunar para irme a la escuela...-
-Esta bien, portate bien...-
-Te quiero...-dijo con una sonrisa y esperando a que correspondiera su cariño.
-...- pero él no lo hizo.

Ella salió por la puerta y bajo nuevamente a la cocina.

-A ver que tienes?-dijo Jessica sentandose en la mesa junto a algunos fieles sirvientes y ayudantes de la casa.
-Le hice pancakes... espero que les guste.-Dijo el mesero sirviendole.
-Que demonios es esto? Mireya!! Que asco!! Desde cuando como pancakes? Dime para eso te pagamos?!!!!!-dijo Jessica alzando su voz
-Yo... no.. m... n...- mireya había quedado atónita.
-Jaja es broma! Sabes que me encantan!-
-Ahhhh.... señorita! Casi me mata de un susto. Pensé que hablaba en serio-

Todos los sirvientes habían mirado a Jessica asustado, no era de costumbre que ella les gritara o los tratara groseramente pero si era habitual que los jodiera mucho...

Ana se había levantado y pasó junto a la cocina y al ver a Jessica, arrugo las cejas y exclamó.

-Jessica!-
-Oh Ana, buenos días! Como has amanecido hoy? Es un bonito día.-
-Puedes venir un segundo?!-
-Ok!- jessica se levantó de su silla donde estaba sentada; de madera barata, era un diminuto comedor para que los sirvientes comieran, alejados del patrón o de los invitados.

Jessica se acercó a Ana y esta le dijo.
-Sabe que tiene prohibido sentarse con ellos.-dijo Ana.
-Si lo sé, pero me gusta. Miralos...-dijo Jessica.
Ana volteó su mirada hacia los cocineros y sirvientes... y veía que sonreían, disfrutando la presencia de Jessica.

-Ellos son parte de mi, son mi familia. Porque menospreciarlos?-
-Son reglas. Debes seguirlas. A tu abuelo no le gustará nada esto.-
-Ash.- dijo Jessica volviendo a la mesa donde estaba sentada.

Ella terminó su desayuno y fue al recibidor de la casa, tomó su bolsa y se la montó en la espalda.

-Ya me voy gente!-
-HASTA LUEGO SRITA. JESSICA! QUE TENGA BUEN DIA!!-dijeron en coro los sirvientes desde donde estaban.

Jessica salió por la gran puerta y camino hacia la calle principal para dirigirse a la escuela.
Camino unos cuantos metros y por fin llegó.

Un par de minutos tarde pero llegó.

Entró al pequeño edificio y abrió la puerta de su salón salón.
-Buenos días profesora Sandra.-
-Llegas tarde, toma asiento. Sabes que no es la primera vez.-
-Lo siento, me retrase...-

Jessica se sentó en su silla, estaba junto a la ventana, tenía una vista maravillosa de un hermoso paisaje.

Jessica se destacaba con su inteligencia y interés en la historia sobre reinos antiguos, guerras, Reyes, reinas, Príncipes, princesas y todo lo demás.

-Porque te retrasaste rarita? Estabas jugando con tus sirvientes? O te revolcavas con algún cocinero? Jajajaja-dijo una de las odiosas compañeras de Jessica. Lo único que sentían por ella era envidia y odio.

Desde que llegó al pueblo sólo han sido malos tratos hacia ella.

-Sabes algo? Vete a la mierda.-dijo Jessica sin siquiera mirarla.
-Te crees mucho sólo porque tienes dinero. Profesora! Jessica me dijo estúpida y que me fuera a la mierda!-

-Que es lo que pasa? Jessica! Es cierto eso??-
-Es que ella... no... no es cierto...-dijo Jessica nerviosa y llena de rabia.-
-Me van a explicar que fue lo que sucedió. No permitiré malas palabras en mi clase. Y me sorprende de ti Jessica.-
-Profesora, yo sólo le pregunté porque había llegado tarde y... fue muy grosera conmigo, yo sólo trató de ser su amiga... y ella...-dijo la chica
-Jessica tendré que pedirte que vayas a detención por el resto del día.-dijo la profesora sin escuchar otra versión.
-Acabo de llegar a la clase y ya me está mandando a detención? No es justo.-dijo Jessica
-Anda!-exclamó su profesora

Jessica tomó sus cosas y se dirigió al cuarto de detención.
Antes de salir por la puerta, volteó hacia la desgraciada mentirosa y le lanzó una mirada de total odio. Ella solo sonreía descaradamente...

Salió y sólo lanzó su mochila al suelo, la rabia la invadia.
Camino triste y enojada al cuarto de detención.

Se sentó junto a otros que estaban allí por razones que en verdad eran malas.

Recosto su cabeza sobre sus brazos enrollados sobre el brazo de la silla y allí se quedó dormida.

-Oye! Niña.- el profesor que hacia guardia a los chicos de detención.

Jessica se levanto derepente.
-Si?! Oh... diga. Que hora es?-
-Hora de que te vayas a tu casa.-

Jessica se levanto y era la hora de salida, las clases habían acabado.
Salió por la puerta y camino directamente a su casa.

Caminando paso junto a la casa de la señora Mariana, una anciana de avanzada edad que vivía sola, era tierna y muy amable.

Jessica se acercó a saludar.

-Hola señora Mariana! Como esta...-
-Hola Jessica pasa, pasa, hablemos un rato.-contestó amablemente

-Como ha estado?-pregunto Jessica.
-Bien y tu pequeña?-
-Bien...-
-Oye pero que te paso en la mano?-
-Amm... Si le cuento no me creería...-
-Por favor yo viví cosas que tu no creerias!- dijo la señora Mariana.
-Nose... no quiero que me crea loca.-
-Estas en una secta satánica? Hiciste un ritual o algo así?-
-No!! Jajajaja. Claro que no!-respondió Jessica.
-Ohh.... que alivio... haber cuentame....-
-Bueno...-
-Soy todo oídos!-

-Me asomé por mi ventana y vi a mi yegua sin rienda y alterada, bajé y fui a devolverla a su corral... estaba oscureciendo y vi algo extraño en el bosque, no muy lejos de donde yo estaba, salté la cerca y camine hacia adentro del bosque y me topé con algo que jamás he visto. Y yo creo que tampoco nadie ha visto...-

-Que era?-pregunto Mariana.
-Una bestia señora mía! Era enorme, peluda y... gigante. Era imposible que fuese un lobo, lo parecía pero era muy grande para serlo. Estaba tendido, herido de muerte y sangrando abundantemente. Y entonces decidí curarlo.-
-Hummmm vaya vaya...-
-Si... al echarle en la herida agua oxigenada, su primera reacción fue en defensa, me mordió pero no nada grave, si tan solo hubieras visto sus filosos y enormes dientes, me entenderias... el no quería lastimarme... sólo nose... quería que lo dejará... Si quisiera me hubiera matado si quería pero no lo hizo... lo cure y atendi... Y sabes que fue lo más impresionante? Que le hablaba y me entendía y varias ocasiones asintió con su cabeza y.... wao!-
-No estas loca... ahora... te contaré yo algo... quedarás mucho más impresionada...-
-Haber...-

Hermosa-MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora