Continuación

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Se colocó pendientes y un collar ajustado a su cuello, luego otro collar de cadena dorada y un dige en forma de corazón, se colocó un elegante perfume y ya estaba lista.
Se levantó y se vio en el espejo, se veía bellísima, se acercó a la puerta y giró la perilla, pero recordó que había olvidado algo muy importante, volvió a la peinadora y tomó un labia rosado muy suave, se lo puso en los labios dándole ese toque muy lindo a su semblante pero a la vez muy natural.

Tomó una pequeña cartera de mano y metió allí el labia. "Una mujer debe estar siempre preparada"-pensó.

-Te ves muy hermosa...-dijo una voz en su cabeza.
-Oh! Gracias Amarok.-dijo Jessica sonrojandose.

Jessica salió de su habitación y se asomó desde el segundo piso hacia abajo, donde se encontraba el comedor, su abuelo estaba parado junto al comedor, miro su reloj una vez, tenía puesto un traje formal, negro muy elegante.
Jessica respiró profundo y comenzó a bajar las escaleras, enseguida la mirada de los demás presentes, Ana y otros sirvientes, la contemplaban mientras se acercaba cada vez más...

-Jessica estas muy hermosa.-dijo Ana al recoger a Jessica a los pies de la escalera, el abuelo admiro a Jessica como los demás y sin esperar más se dispuso a salir de la casa y entrar a la limusina que esperaba afuera.

A los pocos segundos Jessica se despedía de todos y salía de la casa, para encontrarse con una limusina negra muy elegante. Jessica subió a ella, teniendo cuidado con el vestido.

-Pensé que iríamos en el auto...-dijo Jessica
-Me pareció poco elegante-dijo su abuelo sin siquiera mirarla.
-Espero estar vestida apropiadamente a la ocasión...-susurró Jessica
-Te ves... preciosa.-dijo su abuelo fríamente -Gracias...-dijo Jessica, mientras se posaba una pequeña sonrisa en sus labios.

Pasaron varios minutos desde que la limusina se había puesto en marcha, nadie había dicho ni una palabra desde aquellas últimas. Al menos 15 minutos de camino habían pasado.

-Veo que salimos del pueblo, donde es?-dijo Jessica, mirando por la ventana
-Es en la capital, vinimos el año pasado, recuerdas?-
-No mucho...-

Recordemos que Jessica vive en un pueblo bastante rural y alejada del bullicio de la ciudad.
Jessica contemplaba por la ventana, todas esas luces y torres enormes, autos lujosos y personas vestidas muy extravagante.
El automóvil se detuvo en un edificio enorme, las ventanas de cristal podían agobiar a cualquiera.

Jessica bajó, después que el conductor abrió su puerta junto a ella caminaba su abuelo, altivo.
Entraron en el edificio atravesando una puerta corredisa automática, inmediatamente al cruzar la puerta una mujer rubia se acercó a ellos.

-Buenas noches, Bienvenidos, vienen a la cena?-preguntó la mujer
-Si..-respondió el abuelo de Jessica
-Y usted debe ser el señor Thomson...-dijo la mujer
-Así es.-respondió
-Bueno, singanme...-dijo la mujer dándose la vuelta y caminando a través del lobi.

Atravesaron el lobi, tomaron el ascensor a mano derecha y subieron a una sala.
Cuando dejaron el ascensor la mujer abrió una puerta que estaba frente a ellos, una puerta de madera tallada, y barnizada.

La mujer abrió la puerta y era hermoso el lugar, habían alrededor de 15 o 20 mesas, con manteles blancos y servilletas de un rojo intenso, copas de vino adornaban las mesas, las mesas estaban ocupadas por personas adineradas, hombres con autos y trajes costosos, mujeres de carácter egoísta y orgullosas, llevaban vestimentas muy hermosas, con múltiples joyas y abrigos de piel...

Hermosa-MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora