Capítulo 49

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-De que quieres hablar entonces?-
-Tienes alguna historia para contarme?-
-Existen cosas que los humanos desconocen, Jessica... Su naturaleza es ser ignorante y codisioso.-
-Tienes razón...-
-Ves ese árbol de allá?-dijo señalando un árbol que no tenía ni una sola hoja, estaba completamente desnudo.
-Si, lo veo.-
-Que opinas de ese árbol? A primera vista.-
-Es un árbol viejo, un poco feo, parece tenebroso y triste.-
-Que equivocada estas Jessica.-
-Como?-
-Ese árbol se llama acasia, cuando la nieve no lo toca o cuando se siente feliz y armonioso se llena de flores rosadas, tanto que no se puede ver su tronco. Ese árbol cuando es verano, acoge con su sombra a las personas y cuando llueve cobija y abriga a las familias que vienen a él.
Pero nadie lo abriga cuando llega el invierno, no aparece ninguno de los que se refugiaron en el. Pero dime Jessica, si tu fuese un hombre, y quieres construir tu casa y sobre el terreno que escogiste para construirla esta ese árbol, pero esta así como lo ves hoy, sin hojas... seco y triste. Lo cortarias?-
-No... yo... esto...-
-Claro que lo cortarias. Sin pensar en que en su sombra tus hijos pueden jugar y refugiarse.-
-Es... cierto...-
-A ese joven árbol le doy dos años, antes de que algún humano ambicioso lo corte para construir su casa.-
-No... No lo creo.-
-Pues yo si.-
-No todos somos así...-
-Lo sé. Pero la mayoría si. El humano cree que es superior, sólo porque tiene razonamiento... cree que toda especie debe estar bajo sus pies. Ni el lobo, ni el tigre, ni el León, ni el depredador más poderoso se compara al humano, si existen los monstruos, no tienen piedad, misericordia, son feroces y se hacen llamar humanos. No necesitan dientes filosos, ni garras gigantes para ser despiadados, les temen a la oscuridad que hay debajo de sus camas pero lo que en realidad no saben es que lo que los rodea, el mundo aparte de ellos los considera los "monstruos".-dijo amarok
-Yo no se que... decirte...-
-No digas nada Jessica está bien...-
 
Ya la nieve los cubría, en la corona de Amarok se atoraban las pequeñas bolitas de nieve que caían del cielo.
Mientras que en la ropa de Jessica pasaba lo mismo, estaban allí sentados bajo esa luz clara de la luna, en un silencio tan frío y acogedor.

Jessica se acercó a Amarok y recosto su cabeza sobre el cuerpo de Amarok, este puso su cola alrededor del cuerpo de Jessica, dándole calor.

Jessica podía escuchar con el corazón de Amarok latía fuertemente.

Amarok bajo la mirada y miró a Jessica recostada en su cuerpo, se echó junto a ella.

Pasaron unos minutos, 50 para ser más precisos, estuvieron dándose calor mutuamente mientras sus corazones latian conjuntamente.

-Despierta Jessica...-susurró Amarok en la mente de Jessica.

Los azules ojos de Jessica se abrieron poco a poco, mientras se incorporaba.

-Estoy despierta.-
-Debemos irnos...-
-Okay-
-Sube.-

Amarok se levantó y a su lomo subió Jessica se aferró de su pelaje mientras sus piernas se hundian en él.

Amarok comenzó a caminar en dirección a la casa de Jessica, a un paso tranquilo.

Jessica se acostó sobre el lomo de Amarok y allí luego de unos minutos se quedó profundamente dormida. Amarok podía sentir como palpitaba su pequeño y frágil corazón.

-Nunca te haré daño Jessica... prefiero que me lo hagas a mi... pero mientras viva nadie te va a lastimar.-susurró Amarok para sus adentros.

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