Capítulo 68

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Leding se encontraba justo en el inicio del reino Lycan, con un venado entre sus colmillos filosos, la había traído obviamente del reino Arcano.

Dio 8 pasos hacia en frente y se encontró con una manada de feroces gigantes que se peleaban carne, parecían muy hambrientos por la manera en la que lo hacían, dio un par de pasos más y pudo apreciar que no sólo era carne sino que era la carne de un pequeño cachorro que tal vez se descuido por un momento y fue atacado.

Todos miraron a Leding y con ojos de desesperación velaban con ansias el gran venado que traía.
Pero sabían que no era para ellos, si no para Garm quien esperaba enojado.

Leding siguió su camino hacia donde se encontraba el trono de Garm.
Garm lo vio llegar y una sonrisa pícara se posó en su hocico.

-Hola, Hola!-exclamó Garm

Leding dejo el venado justo en frente de Garm y dio dos pasos hacia atrás.

-Demoraste mucho... sabes lo que tuve que hacer? Tuve que darles a uno de mis hijos a esos hambrientos asquerosos. Te parece bien eso Leding?-dijo Garm
-No... Claro que no.-
-Que? Como que no esta bien? Sacrifique a uno de mis cachorros Leding por esos asquerosos guerreros que me ayudarán a matar al malandro de Amarok!-
-...-
-Porque te quedas callado mi amigo? No te gusta la idea de que tu Amarok se asesinado? Se que eres cercano a él pero... sabes... Nada dura para siempre, pero yo si... Y es hora de que yo tenga esa corona y ese trono. Ya estoy harto de vivir en esta pocilga.-
-Yo... sólo quiero saber si Awheela esta bien...-
-Ahh ella... sabes ellos planeaban comerla... pero yo lo impedi Leding, ves lo bueno que soy?-
-Que...-
-Esta bien no te preocupes, pero sabes porque lo impedi? Porque tengo unos planes para ella...-
-De que hablas?-
-No tienes idea de lo hermosa que es ella... Es una exquisitez enteramente! Y eso no se puede desperdiciar para nada!-
-Por favor... no la toques... Es una cachorra aún...-Dijo Leding asustado... de verdad estaba asustado.
-Sal de mi vista y... para la próxima quiero más comida, mi reino debe estar preparado. Y no deben tener hambre.-dijo Garm dándole la espalda a Leding.

Que Garm escoja a Awheela como otra de sus esposas la condenaria por el resto de su vida.

Unas horas más tarde...

Amarok se despertaba apenas y estiraba su cuerpo, otro nuevo día, se sentó y aprecio como su reino despertaba junto con el, empezaban a despertarse más y cada vez más.
Y su hambre despertaba también.

Amarok miró hacia el horizonte y apenas podían verse alguno tejados lejanos de la pequeña ciudad donde vivía Jessica.
Pensó en ella y en cómo estaría, miró su pata, la que Jessica había curado y vio el pasado reflejado en esa apenas visible cicatriz.

Jessica lo había sanado muy bien...

Amarok dio dos pasos hacia adelante y vio a Afrodita al pie de la cueva, se dirigió hacia ella y sin hacer ni un sólo ruido y sin que se diera cuenta, se acercó por detrás a ella y paso su nariz por su cuello, Afrodita suspiró profundamente.

-Buenos días...-susurró Amarok al oído de Afrodita.
-Buenos días mi rey.-
-Que tal el día?-
-Se ve normal... por ahora...-
-Por que lo dices?-
-Aveces suele ponerse raro... no lo se sólo digo.-
-Lo dices por lo de anoche?-
-Si.-
-Mira Afrodita...-
-Buenos días!-exclamó Arvak apareciendo de la nada e interrumpiendolo.
-Buenos días-respondió Afrodita junto a Amarok.

Amarok siguió su camino al ser interrumpido, se dirigió hacia una de las pequeñas cuevas creadas por los mismos habitantes de su reino.
Allí vivía no sólo un lobo gigante igual que el, esta loba era muy especial, Amarok la apreciaba mucho, ella era Diana...

Diana, una loba completamente negra, incluso que la noche, era adulta, no anciana pero madura, también ciega, pero podía ver más que cualquier otro ser. De su cuello cuelgan collares de hilos.
Diana es una loba bruja... esta loba nació sin corazón, y desde su corta edad mostró señales de ser una bruja, hacia daño sin necesidad de tocarte, era amable pero despiadada cuando se metían con ella.

Fue alejada por ese motivo, pero ella fue quien cuido de Amarok cuando este recién llegó a él Reino Arcano.

Amarok caminó hacia adentro, todo estaba en completa oscuridad, pudo ver al final de la pequeña cueva una figura casi invisible, negra y muy quieta.

-Amarok... Demoraste mucho en venir... cuando pensabas hacerlo?-dijo una voz desde la oscuridad
-Diana... necesito de tu ayuda...-Dijo Amarok adentrándose a la cueva sin miedo.

Diana se dio la vuelta y caminó hacia el, sus ojos eran blancos completamente debido a su ceguera.

-Dime, en que le puedo servir al rey?-
-Primero debemos conversar.-

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