Capítulo 79

23 9 0
                                    

Jessica despertó y lo primero que sintió fue un frío demasiado penetrador.

Había pasado una tormenta que azotó el pueblo, las puertas de las casas estaban sepultadas bajo ese manto blanco y frío.

Jessica se levantó de la cama y miró por la ventana, vio la nieve cubriendo más de la mitad de los árboles.

Se acercó a la puerta de su habitación y la abrió, dio un paso al frente y se apoyó sobre el barandal de la escalera, miró hacia abajo, hacia el gran comedor y vio que Ana estaba sirviendo el desayuno, estaba su abuelo y Thomas.

Thomas miro hacia arriba al sentir su presencia y sonrió.

-Buenos días! Vaya tormenta, desperté listo para irme y nisiquiera podía abrir la puerta, no lo intentes!-dijo picaramente.
-...-Jessica Sólo lo miró fijamente.
-Espero no ser molestia, les prometo que en cuanto se pueda abrir la puerta me iré de su hogar.-
-No te preocupes, eres bien recibido siempre Thomas.-
-Muchas gracias, Jessica, vienes a desayunar?-
-No tengo hambre.-dijo Jessica volviendo a entrar a su cuarto.

Se sentó en su cama y miró por la ventana, eran las 9 de la mañana pero parecía que fuesen las 6 de la tarde.

Un sol brillante puede ser lo que una persona deprimida necesite...

Eso llenó de melancolía a Jessica, y inconscientemente, comenzó a tararear una bonita canción, mientras que estaba recostada en su cama mirando el techo.

Luego de unos minutos haciéndolo se dio cuenta que eso la sanaba, la aliviaba de alguna manera.

Sin darse cuenta en voz baja comenzó a cantarla, poco a poco subía su tono.

-Yo te debo tanto,
tanto amor que ahora,
te regalo mi resignación.
Sé que tú me amaste,
yo pude sentirlo...
Quiero descansar en tu perdón...

Voy a hacer de cuenta
que nunca te fuiste,
que has ido de viaje y nada más.
Y con tu recuerdo,
cuando esté muy triste,
le haré compañía a mi soledad.

Quiero que mi ausencia,
sean las grandes alas,
con las que tú puedas emprender
ese vuelo largo,
de tantas escalas,
que en algún lugar puedas perder.

Yo aquí entre la nada
voy a hablar de todo.
Buscaré a mi modo continuar.
Y hasta que los años...
cierren mi memoria
no me dejaré de preguntar:

¿Dónde estará mi primavera?
¿Dónde se me ha escondido el soool!,
que mi jardín olvidó!
y el Alma me marchitó?-sonaba como un ángel, con muchas voces tras él.

Mientras ella desahogaba sus penas, en el comedor comía su abuelo y Thomas.

-Escucha eso?-dijo Thomas
-Que?-dijo el abuelo.

Ana salió de la cocina intentando conprender de que hablaban y allí fue cuando todos conciliaron el silencio cuando escucharon a Jessica, en el éxtasis de su voz.-

- Yo aquí entre la nada
voy a hablar de todo.
Buscaré a mi modo continuar.
Y hasta que los años...
cierren mi memoria
no me dejaré de preguntar:

¿Dónde estará mi primavera?
¿Dónde se me ha escondido el soool!,
que mi jardín olvidó!
y el Alma me marchitó...."Donde estará mi primavera, Marco Antonio Solís"-y allí se detuvo, retumbo la casa con su voz y esas últimas estrofas...

Y mientras esto ocurría alguien más oía en silencio... Amarok desde su reino sintió la melancolía con la que Jessica entonaba esas estrofas.
Como si tuviese el poder de que con simples canciones pueda cambiar tu estado físico o de ánimo en segundos.

-Es... Jessica...-Dijo Ana
-Wao... suena muy bien... de hecho suena excelente.-dijo Thomas
-Hace años que no lo hacía, no sabía que se había vuelto tan buena.-dijo Ana

El abuelo de Jessica sólo continuaba comiendo, como si no le importará, pero en verdad escondía que su corazón iba a mil.

Hermosa-MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora