Capítulo 73

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Ana se levantó de la cama y salió de la habitación, Jessica se puso ropa interior y se puso el traje, se volteó hacia el espejo diagonal a ella y se admiro.

Se veía sensacional, hermosa y limpia.

Se acercó a su peinadora y tomó un peine, comenzó a peinar su cabello, su hermoso cabello miel claro, pasó su mano por su cabeza y sintio ese corto mechón disparejo de color y largo que tenía entre su melena.

Se puso un collar con un dije de Luna que anteriormente había utilizado, se miró una vez más al espejo y vio detenidamente su rostro.

Se levantó y tomó unas sandalias cerradas, se las puso y se acercó a la puerta de su cuarto.
Suspiró más de tres veces y puso la mano en la perilla, era la primera vez en semanas que salía, aparte de esas madrugadas en las que hiba a carroñar un poco.

Giró la perilla y abrió la puerta, miro a alrededor y no había nadie, pocos segundos después se pudo oír el ruido de los cubierto en el comedor.

Jessica se dispuso y salió de su cuarto, cerrando la puerta tras ella, dio unos tres pasos y estaba en el principio de las escaleras, miro hacia abajo y vio que en la mesa ya estaban todos.

Thomas la vio y sonrió.

-Jessica! Pensé que no vendrías.-dijo Thomas.

Todos los que estaban en la mesa, Thomas, socios del abuelo de Jessica he incluso su abuelo miraron hacia arriba.

Su abuelo la vio y quitó la mirada en fracciones de segundo.
Jessica no tenía absolutamente ninguna expresión en su limpio rostro.

Estaba tan... seria.

Bajó las escaleras y camino al comedor, se sentó lejos, muy lejos de su abuelo. Estaba sentada diagonal a uno de los socios de su abuelo.

-Bien... creo que ya estamos todos.-dijo el abuelo.
-Si eso creo.-dijo Thomas
-Y si se dice buenas tardes.-refuto el abuelo entre dientes.

Jessica obviamente entendió el mensaje pero se mantuvo en silencio respetuosamente, sin siquiera notarlo, de sus ojos estaban bajando lágrimas pequeñas.

Se dio cuenta cuando una cayó sobre la mesa de madera fina.
Rápidamente Jessica tocó sus mejillas y se dio cuenta que estaba llorando, involuntariamente.

Se las secó y justo en ese momento uno de los sirvientes puso un vaso de agua junto a ella... bebió un poco y unos minutos más tarde trajeron el aperitivo.

Sopa de mariscos...
Jessica negó con su cabeza cuando vio el plato acercarse.
La comida le provocaba repugnancia, después de todo ese tiempo de no tener una comida completa, le sería difícil volver a ser la misma.

Pasaron alrededor de 45 minutos y todos hablaban como si nada pero ella se mantenía en completo silencio absoluto.

Nisiquiera oía lo que hablaban, sólo se mantenía observando la mesa y bebiendo agua de vez en cuando.
Pasaron unos 35 minutos más y estaban recogiendo las sobras del plato fuerte.

Jessica tenía a su derecha, un cuchillo y un tenedor.
Podían verse su ojeras y que claramente estaba triste y enfadada.

-No comerás nada?-preguntó Thomas.

Jessica negó con la cabeza.

Pocos minutos más tarde, se oyó el relinchar de los caballos, se oyó claramente en el comedor.
Sonaban asustados.

-Que sucede en los establos?-pregunto el abuelo de Jessica mirando hacia la cocina donde estaban la mayoría de los sirvientes. -Iré a revisar.-dijo uno de ellos.

-Ven a los establos.-escucho Jessica en su cabeza.

El corazón de Jessica dio un gran brinco.

-No! Yo iré! Suena como meghan, se calma cuando me ve... iré yo...-Dijo Jessica exclamando al sirviente.
Este se detuvo y la miró.

Jessica se levantó y justo cuando se disponía a decir "con permiso".

-Se dice con permiso.-refutó su abuelo.

Jessica miro a Thomas y apretó los dientes, tratando de contenerse, contener las ganas de exclamar groserías.

Tenía su mano sobre la mesa la movió un poco y lo que pudo tomar fue en tenedor.
De un segundo a otro lo levantó y lo enterró en la mesa de un golpe.

Todos quedaron atónitos.

-Jessica...-Dijo Thomas.
-Con permiso.-Dijo Jessica mirando a su abuelo a los ojos.

El tenedor quedó enterrado en la mesa de madera fina, Jessica movió la silla y salió del comedor, mientras todas las miradas y ese silencio la seguían.
Tomó su abrigo del perchero y se lo puso, camino a la cocina y se puso las botas de alguno de los sirvientes.

Abrió la puerta y la nieve era algo muy notable, el frío era abrasador.
Salió y cerró la puerta tras ella.

Mientras esto pasaba, en el comedor...

-Señor Thomson, no haga esto más difícil, se lo suplico. Ya hice mucho para hacerla salir.-dijo Thomas seriamente.

Jessica dio unos pasos y sus pies se hundian en la capa de nieve que cubría el suelo.
Siguió caminando con dificultad y llegó a la entrada de los establos luego de un gran esfuerzo y vio una sombra oscura mientras se acercaba.

Cuando logró entrar, vio a Amarok sentado en medio de los establos con nieve sobre todo su cuerpo, tenía a los caballos asustados a su alrededor.

-Que haces?! Sabes que no puedes estar aquí?!-dijo Jessica histérica
-Necesitaba verte.-dijo Amarok seriamente.
-Sabes que aquí podrían verte.-
-Eso no me importa en este momento, dime por favor, estas bien?-
-Si... ves? Estoy muy bien...-
-Siento como me mientes.-
-Ay Amarok!-Exclamó Jessica, corriendo hacia el con los brazos extendidos, Amarok se echó cuando la vio acercarse.

Jessica lo abrazó fuertemente y el igual con su pata, ella derramo algunas lágrimas.

-Me has hecho tanta falta...-dijo Jessica
-Tu a mi más.... pero sabes que nunca saliste de mis pensamientos.-
-Tu tampoco...-
-Vigilaba cada uno de tus movimientos...-
-oh Amarok... soy un desastre...-
-No digas eso.-dijo Amarok separándose

Vio a Jessica derramar lágrimas.

-Siento mucho por lo que estas pasando en este momento.-
-...-
-Jamás te abandonare... es una promesa.-
-Confío en ti...-
-Jessica se que ha pasado tiempo, pero... quiero que conozcas a alguien junto a mi. Tranquila no te lastimara. Es más... te dará algo que nadie nunca podrá.-
-Que?-
-Tienes que verlo tu misma... vienes?-
-Bien... me llevare uno de los caballos y diré que estaba cabalgando un rato.-
-Como gustes.-

Jessica tomó una silla de montar y alistó uno de los caballos, luego de calmarla montó a su yegua.

-Lista?-
-Si.. eso creo.-
-Sigueme.-dijo Amarok avanzando

Hermosa-MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora