Capítulo 3

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Luego de unos días, dieron el permiso necesario para que Jessica pudiera salir del hospital.

Mientras estuvo hospitalizada, mantuvo siempre sus preguntas hacia su abuelo sobre sus padres y estuvo relacionandose cada vez más con su abuelo.

Cada media hora volvía a preguntar si volverían por ella.

Aquel día soleado salieron del hospital y fueron a la casa de Jessica a buscar sus pertenencias como ropa, zapatos y esas cosas.

Entraron y todo estaba como lo dejaron el día del accidente.
Aún había cereal en el plato donde Jessica comió. Estaba todo vuelto una mierda.

-Mamá aún no a limpiado?-
-Parece que no. Vamos Jessica busca tus maletas y mete tus cosas.-
-Sí!-

Jessica subió las escaleras y se fue a su cuarto.
Busco debajo de su cama y sacó unas tres maletas.
Empezó a llenarlas con sus cosas: ropa, zapatos y sus libros de historia. Metió algunos peluches y Algunos vestidos.
Jessica prácticamente vacío su cuarto entero.
-Abuelo!-
-Si? Terminaste?-
-Me ayudas a bajarlas están muy pesadas.-
-Ya voy-

El abuelo de Jessica subió por las escaleras y al ir haciéndolo vio retratos de su hijo con Jessica y su mamá, colgados en las paredes.

La tristeza invadió su cuerpo por completo.

El anciano llegó al cuarto de la niña y tomó las maletas que estaban repletas.

Luego de bajarlas por las escaleras y dejarlas en la entrada principal, regresa a buscar algunas cosas que Jessica quería llevar pero como no cabían, las traía en sus manos.

-Que traes allí Jessica?-
-Algunas fotos mías y de mis papás.-
-Que bien, conservalas muy bien.-

Aquel hombre subió las mochilas de Jessica al maletero de un auto un poco pasado de época, pero es muy bonito y elegante.

Subieron los dos al auto y emprendieron el largo viaje a ese pequeño pueblo a las afueras de la ciudad.

**********
"Costas de Villa Nueva"

Un pueblo pequeño pero muy acogedor y lleno de personas emprendedoras.

El abuelo de Jessica: Jeremías Thomson, fue en sus tiempos uno de los alcaldes del ya mencionado pueblo.
Ganándose el respeto y la admiración de los que lo poblaban.

Tenía una cabaña, una lujosa y grande cabaña en el pueblo y contaba con dos sirvientes que atendían sus necesidades que se le hacían difíciles ya a su edad.

Aquel hombre es respetado tanto por su posición económica como por su amargura.

-Es muy grande el bosque...- pregunta Jessica asomada a la ventana
-Si.-
-Hay monstruos?-
-Claro que no. No seas ingenua.-

Llegaron a la cabaña que sería el nuevo hogar de Jessica, pero aún era el bosque el que le daba vueltas en la cabeza.

Ya dentro de la cabaña Jessica se puso cómoda en su habitación.

Se acerca a la ventana que hay en su cuarto y observa que da al patio de atrás donde está el granero y los establos de los caballos.

Sigue observando y logra ver el bosque y nuevamente ella se pregunta que habrá dentro de ese bosque que le llama la atención.

Hermosa-MenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora