Capítulo 25: Nuevos amigos

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—¿Deberíamos simplemente preguntarle o es mejor atraparla con las manos en la masa? –Me susurraba Rosa mientras entrabamos al local.

—¿Acusar a alguien a la policía sin pruebas es una mala opción? –Susurré.

—¿A quién quieres denunciar? –Soltó Priya volteándose a vernos.

—Oh, no, no, solo me está poniendo en práctica –saltó Rosa.

Los chicos fruncieron su ceño.

—Rosalya quiere estudiar abogacía, así que hablabamos de leyes –me apresuré en contestar. —Solo dudas tontas –reí.

—¿En serio? ¡Yo quiero ser abogada! –Exclamó sonriendo.

—E-En realidad, solo lo estoy considerand...

—Su mesa está lista, por favor, tomen asiento, vendremos con la carta enseguida –nos interrumpió el recepcionista llegando junto a una chica.

Rápidamente los cinco avanzamos por el enorme salón. El lugar se veía tan lujoso, que podría haber jurado que un solo plato costaba más que mi mesada de todo un año.

—¿Podemos pagar esto? –Soltó Kentin mientras se sentaba a mi lado.

—Tranquilos, ya les dije que yo los invitaba.

—No, no –saltó Armin.

—Los gastos no van a ser cobrados, ya les dije que la reserva y los platos son beneficios del puesto de mi hermana, por eso los invité –nos sonrió.

—Tendremos que construirte un altar cuando acabe el semestre –rio Kentin mientras jugaba con sus manos.

—Es cierto –habló Rosa, quien tomaba asiento junto a Priya. —¿Siempre eres así de amable con todos? Siento que voy a estar en deuda contigo para siempre.

—¿Qué? –Soltó riendo. —No, no suelo invitar a amigos a salir, siempre me invitan a mí, pero estas semanas pareciera que los planes salen solos. Aparte, creo que invitarlos es una buena forma de recompensar su amabilidad, me siento bastante cómoda en el Instituto, me recibieron e integraron de inmediato.

—Es cierto, el Sweet Amoris es un instituto que hace sentir cómodos a todos de inmediato –soltó Kentin. —O bueno, al menos estos últimos años –murmuró observándome.

—En fin, ¿Ya vieron que pedirán?

De inmediato, uno de los meseros se acercó a nuestra mesa con una libreta y todos comenzaron a pedir algo.

—¿Y tú, Emma? ¿No vas a pedir ningún plato? –Me preguntó Priya.

—No, solo pediré unas papas fritas –respondí tratando de sonar relajada.

La idea de que ella podía estar haciendo todo eso para ganarse nuestra confianza me perturbaba la mente.

—Está bien, entonces solo sería eso.

—¡Perfecto! Sus platos vendrán enseguida.

Rápidamente Rosa y Kentin siguieron conversando sobre el Instituto.

A ese punto, envidiaba demasiado como Rosa podía fingir que no sospechaba de Priya ni una pizca, pues yo sentía que iba a terminar enfrentándola en cualquier segundo.

—¿Estás enferma también? –Me sonrió Armin sacándome de mis pensamientos.

—Oh, no, no, solo estaba distraída –respondí sonriendo.

—No, lo decía por las papas –siguió riendo. —Juré haberte escuchado en clases decir que morías de hambre. Esas papas no te taparan ni una muela.

Ya No Soy Aquella - CDMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora