—No hay ningún celular aquí –repitió la castaña cruzándose de brazos. —Puedes abrir el cajón y verlo tú misma.—Es que es imposible, yo lo había dejado en mi mochila, no pudo simplemente desaparecer. No había nadie en el salón.
—Entonces te lo robaron
—Pero...
—No hay nada que podamos hacer, ustedes son responsables de sus propios dispositivos.
Rápidamente llevé mis manos a mi cabeza.
—Si eso es todo, pueden retirarse, tengo muchas cosas que hacer.
—¿Si ves algún celular, podrías avisarnos? –Soltó Armin.
—Pueden retirarse –repitió la castaña.
Rendidos y sin nada más que poder hacer, nos levantamos de nuestro asiento y salimos de la pequeña oficina.
Si Nathaniel hubiese estado aquí, hubiese hecho lo imposible por ayudarnos
—¿Qué vas a hacer ahora? –Murmuró el pelinegro una vez más siguiendo mis pasos.
—No lo sé... –Susurré frustrada. —Supongo que solo queda rogar a que ella no me envié ningún mensaje hasta que logre llegar a casa.
—¿Llegar a casa?
—Si, para abrir mi cuenta en mi ordenador.
—Oh, cierto –murmuró deteniendo su paso.
El chico rápidamente metió su mano a su bolsillo y sacó su brillante celular negro.
—Puedes abrir tu cuenta en mi celular –me sonrió entregándome el dispositivo. —Dejatelo hasta que termine el día.
—¿Qué? –Pregunté confundida.
—Solo recuerda darle a la opción de no recordar contraseña, así luego solo deberás cerrar la sesión.
—¿Cómo? ¿En serio puedo usar tu celular?
Este levemente asintió.
—No, no, porque entonces no vas a poder usarlo, no quiero molestarte...
—No lo haces, yo te lo estoy prestando –volvió a sonreírme.
—Y tus juegos...
—No te preocupes por ello, puedo estar medio día sin estar pegado a esa pantalla. Y en todo caso, tengo mi consola –sonrió mostrando sus dientes.
Alexy vivía mencionando lo obsesionado que estaba su hermano con su celular, había contado como era prácticamente imposible que estuviera más de dos horas sin observar a esa pantalla, no podía creer que aceptara y ofreciera darme el que era probablemente su objeto más preciado.
—Solo tómalo –habló aún sin borrar la sonrisa de su rostro.
—Estoy en deuda de por vida contigo... –Susurré. —¿Qué digo? Me van a faltar vidas para poder agradecerte todo lo que haces.
—No tienes que agradecerme nada, me hace sentir raro que sientas que estás en deuda conmigo –murmuró bajando el tono de su voz.
—Hay que volver a ir a ese arcade, pero está vez debo invitar yo.
Los ojos del pelinegro se iluminaron rápidamente.
—¿Te gustó ese arcade?
—¡Si, fue muy divertido ese día!
—¿En serio? Creí que habías olvidado ese día.
—¿Olvidar qué día? –Se unió Kentin a la conversación.
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Ya No Soy Aquella - CDM
FanfictionEmma sufrió acoso escolar durante todo un año, después de su intento de suicidio y tras un año lejos de la ciudad, por obra del dos conflictivos padres, deberá volver a su antiguo Instituto y lograr enfrentar nuevamente a su pasado. La historia int...