Capítulo 67: Sábado 13

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—Deberías haberme hablado de esto antes –me retaba mi mamá mientras íbamos en el auto.

Debido a que era una menor de edad, la policía había tenido que llamar a mi mamá para que ella estuviera al tanto de todo el procedimiento. Ella por supuesto que estaba enfadada, después de todo, yo llevaba muchísimo tiempo sin decirle absolutamente nada.

—Lo siento –balbuceé. —Iba a decírtelo cuando todo saliera bien, ninguno de nosotros pensó que Debrah iba a ir a la policía también.

—¿Y quién dices que está esa chica? –Nos observó cuando el semáforo se cambiaba a rojo. —Porque iré de inmediato a hablar con ella.

Armin sonrió.

—Sabes quién es... –Murmuré.

—Esa mocosa malcriada... –Balbuceó mientras volvía a acelerar. —Deberíamos haber continuado con la denuncia aquella vez.

—Eso ya da igual –suspiré. —El lado bueno es que al menos la denuncia está siendo tomada en cuenta.

—Si, pero no quiero que sigas haciendo tonterías como grabar a escondidas a las personas, la policía se encargará de investigar todo. Por mientras, tú debes seguir con tu vida normal, salir con tus amigos y prepararte para tus exámenes.

Armin parecía querer hablar, pero rápidamente lo detuve.

Había omitido la parte de la historia en donde las amenazas habían sido ejecutadas. La policía lo sabía, mi testimonio estaba por escrito, pero no quería que mi mamá lo supiera, la conocía y sabía que se volvería loca al enterarse.

—Eso haré –mentí.

—Eso espero –me dió una corta, pero intensa mirada.

El camino a casa fue silencio, incluso algo incómodo. Me sentía un tanto intimidada con la presencia de mi mamá, porque sabía que apenas el chico pusiera un pie fuera de casa, ella correría detrás de mí en busca de más detalles de todo lo ocurrido. No se quedaría tranquila hasta asegurar que nada malo me pasaría.

—Vamos a estar en mi habitación –balbuceé aferrándome al brazo de Armin cuando entramos a casa.

—Yo no puedo quedarme –soltó ella mientras buscaba su bolso en la sala de estar. —Van a tener que cocinar algo ustedes, porque estoy al límite con mi tiempo.

—Podemos pedir un delivery –respondí observándola.

—Si, es lo mejor –me sonrió. —Tu tía llega en media hora, no hagas algún desastre.

—¿Cuándo hemos hecho algún desastre? –Pregunté incluso ofendida.

Ella solo sonrió para terminar de buscar sus cosas.

Ella debía, una vez más, reunirse con mi papá, por lo que se encontraba algo apurada. Probablemente esa era la razón por la que no inició uno de sus interrogatorios en medio del auto.

—Suerte con todo –murmuré cuando ella cerró la puerta.

No estaba al tanto de como iba avanzando la situación, porque —bajo palabras de mi propia madre— yo ya me encontraba lidiando con demasiadas cosas como para tener que lidiar también con los avances de un divorcio.

Ya No Soy Aquella - CDMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora