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19. Una prueba de ballet y pelea de "El Mago":

Viernes, solo un día más y habría pasado la fiesta.

Ese viernes tenía una prueba para entrar a una escuela de ballet muy conocida en todo el mundo. Si lo conseguía sería un sueño hecho realidad.

Me levanté con el sonido de los pajaritos cantando, mentira, me despertó el grito que pegó mi madre desde la cocina y la alarma del despertador. Me di una ducha rápida, preparé el macuto con la ropa de ballet y bajé corriendo a desayunar.

- Hola mamá- me acerqué para depositar un beso en su mejilla.

- Buenos días hija- y siguió leyendo los papeles que tenía entre sus manos.

- ¿Es uno de tus casos?- le pregunté para que no estuviéramos en completo silencio.

- Si, lo tenemos casi ganado. Se trata de una custodia.

- Que aburrido, suerte con eso. Tengo que irme, hoy es la prueba para entrar a la escuela.-Me levanté, cogí una manzana del frutero y salí de la cocina.

- Suerte cariño.- Oí que decía.

Beth pasó a recogerme, es cierto que acabé quedándome a dormir a su casa pero por la mañana temprano me fui a la mía para prepararme.

- Buenos días bebé, ¿estás preparada?- me preguntó sin quitar la vista de la carretera.

- Nací preparada.- Alcé ambos brazos demostrando la poca fuerza que tenía, lo que hizo que mi mejor amiga soltara una gran carcajada.- ¿Estás segura de que no prefieres estar en otro sitio en lugar de quedarte a verme?

- ¿Y perderme uno de los mejores bailes que vas a hacer en toda tu vida?, no gracias.

- Amiga, eres la mejor, te quiero.- Y me acerqué hasta ella para molestarla mientras conducía.

Al fin llegamos a la escuela, mis nervios estaban a flor de piel, mis manos temblaban y mis piernas apenas se podían sostener por si solas.

Había practicado millones de veces el baile que presentaría pero siempre cabía la posibilidad de que cayera y arruinara la prueba.

Después de colocarme el dorsal con el número, por el cual me llamarían, me dispuse a calentar y practicar en una de las amplias salas del lugar.

Al cabo de un rato empezaron a llamar a las participantes, instintivamente agarré la mano de Beth.

- Todo va a salir bien, eres la mejor.- Movía su dedo en círculos sobre la piel de mi brazo.

- Creo que me voy a desmayar. ¿Y si me caigo?- le susurré para que nadie más pudiera oírlo.

- No te vas a caer. ¿Has visto a tus rivales?- negué con la cabeza- Son mil veces peores que tú. - me susurró más bajo de lo que yo lo había hecho.

- Que mala que eres- dije golpeándole en brazo.

- Ey, seré mala pero no mentirosa- me respondió sobando la zona en la que le había metido el puñetazo.

- Número trece, preséntese en el aula central- se oyó por el altavoz.

Mi turno, yo era el número trece.

- Suerte- me animó Beth empujándome a la sala que habían nombrado- estaré aquí fuera viéndote y esperándote.

Con paso decidido entré a la habitación. Justo al frente de esta, en el lado opuesto en el que se encontraban los enormes espejos había una mesa de madera ocupada por los jueces.

Dulce Provocación #DPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora