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7. De compras por Roma:

Abrí lentamente los ojos, la noche anterior se nos olvidó cerrar la maldita ventana y ahora el sol acabará dejándome ciega.
Me incorporé lentamente y busqué a mi amiga por la habitación.No estaba en la gigantesca cama, ni en el baño y menos aún en la salita. Debió haber ido a su habitación a cambiarse de ropa.

Fui al baño, cierro la puerta, me deshice de la ropa que llevaba anoche y me metí a la ducha dejando que el agua caliente recorriera cada poro de mi piel, definitivamente el agua caliente es mejor que el agua fría, no entiendo como la gente se puede duchar con agua tan fría como la del mar en invierno. Cuando salí de la ducha me acerqué hasta la maleta, cogí un pantalón largo negro, una camiseta de manga larga también negra que dejaba al descubierto padre de mi abdomen y me coloqué en los pies mis amadas botas de Balenciaga. Fui al baño de nuevo, me maquillé de manera natural y eché un poco de rímel en mis pestañas.

Al entrar en el ascensor choqué con Beth.

- Buenos días dormilona - me dijo sin despegar la mirada de su móvil.

- Buenos días cariño, ¿co quien hablas? que parece que no estás aquí.

- Con el chico que conocimos en las carreras la última vez que fuimos.

- ¿En serio? Guau me gusta para ti. ¿Como se llamaba, Mark?

- ¿Tú crees que haríamos buena pareja? - me pregunta Beth dudosa.

- Claro que sí, ya va siendo hora de que olvides al capullo de Christopher y busque a alguien que realmente te acepte como eres y no intente cambiarte.

Christopher era un idiota del equipo de baloncesto del instituto que salió con Beth durante dos largos e interminables años. Lo odiaba, la trataba mal, no la apoyaba en sus decisiones y pretendía convertir a Beth en una ama de casa al acabar el instituto para que criara a sus hijos y no estudiara. Un autentico capullo y un machista. Beth lo pasó realmente mal, porque quería al imbécil pero también buscaba seguir sus sueños, fue una decisión difícil pero tomó el camino correcto, dejó a Christopher. Mi mejor amiga pasó por un tiempo de depresión en la que no hacia otra cosa que lamentarse por haberle dejado porque ella lo quería, hasta que un día fuimos a una fiesta en la casa de uno de los chicos del equipo de fútbol y lo vimos metiendo la lengua a una zorra rubia. Cuando recuerdo aquel día no puedo hacer otra cosa que rearme, Beth se acercó al capullo y le soltó un puñetazo en toda la cara y de regalo se llevó un rodillazo en todos los huevos, recuerdo que Beth se acercó a mi y me dijo que no se había sentido mejor en toda su vida y nos fuimos de la fiesta.

- Olvide al capullo de Christopher hace mucho tiempo - mentira, seguía acordándose de él pero no iba a ser yo la que la contradiría - no quiero saber nada de él en lo que me queda de vida. Y respecto a Mark no se, creo que me gusta pero prefiero ir despacio y no arriesgarme y perder.

- Está bien, yo te apoyaré en todas tus decisiones ya lo sabes.

- Gracias, y ya va siendo hora de que tú también encuentres a alguien que te respete y te apoye aparte de mi claro.

-No quiero chicos para mi por el momento - intenté cambiar de tema - por cierto, ¿te has dado cuenta de que vamos casi iguales?

- Eres muy mala cambiando de tema, pero esta bien por ahora no hablaremos de chico en la vida de Em McAdams. - Y pasó su brazo por encima de mis hombros mientras reprimía una sonrisa. - Si me había fijado en que vamos casi iguales, lo único que cambia son los pantalones, por eso somos mejores amigas porque pensamos igual.

Dulce Provocación #DPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora