Dulce Provocación #DP

.24.

24. La zorra Candice ataca de nuevo:

IAN POV's

A la chica que conocí en la fiesta que hubo después de la pelea había aceptado gustosa mi invitación.
Estaba a punto de ser desnudada y follada por mí, hasta que el idiota de Mark entró en mi habitación. Se quedó quedó mirando a la chica tumbada sobre mi cama y me lanzó una mirada de reprimenda.

Mark, mi hermano y yo vivíamos en la misma casa desde que mamá murió. A mi amigo no le hacía gracia que trajera a putas a casa, pero tampoco discutía conmigo, simplemente lo dejaba pasar.

- ¿Qué quieres?- le miré molesto y gruñí.

- Me voy al centro comercial a ver a Beth. - Inconscientemente me levanté de la cama, me enfundé en los pantalones y cubrí mi torso con la camiseta de la que anteriormente me había deshecho y fui hasta Mark.

- Voy contigo.- No le di tiempo a que contestara, cogí a la chica de mi cama y la dirigí hacia la puerta de entrada.- Ha sido un placer.

- ¡Me vas a dejar así!- Refunfuñó.

- Si, ya te llamaré- aquella palabras parecieron tranquilizarla. No conseguiría entender nunca a las mujeres. Aún cuando las tratabas como mierda volvía tus brazos en busca de sexo.

- Adiós cariño- Se despidió moviendo exageradamente las caderas hasta que llegó a su coche y desapareció.

Cuando estuvimos montados en el coche encendí la radio pero Mark la apagó al instante. estaba cabreado, lo pude sentir.

- ¿Es qué no vas a cambiar nunca?- Y ahí estaba de nuevo, la charla paternal que mi amigo me daba cada vez que ocurría algo similar.

- No quiero volver a oír tu charla, así que dejemos de hablar de esto.- Estaba tan cansado de oírle decir una y otra vez las mismas palabras, ¿es que no se daba cuenta de que no quería cambiar?.

- Joder Ian, pensé que al conocer a Em cambiarías.- ¿Qué?, ¿por qué Em?.

- Por eso me has avisado- todo encajó en aquel momento, él pretendía llevarme para que estuviera con ella.- ¿Que quieres, que mantenga distraída a Em mientras tú te vas a follar con tu novia?.- Me había pasado, lo sabía, pero estaba tan cabreado con él que no me importó herirle. Que egoísta. - ¡Te recuerdo que fuiste tú quien me dijo que no me acercara a ella!- grité.

- ¡No hables así de mi novia!- me reprendió devolviéndome el grito.

- ¡Pues déjame en paz y aclarate de una vez!- Le acusé.

- Te gusta Em- no fue una pregunta, sino una afirmación. Así fue como la pelea llegó a su fin.

- ¿Qué?- ¿Por qué decía eso? Me estaba poniendo nervioso.

- ¡Madre mía, te gusta Emily!- los gritos pasaros a ser carcajadas.

- Que va- negué- apenas la conozco, además yo no soy así, no hay mujeres estables en mi vida.

- Tienes que dejar de sufrir Ian, a tu madre le gustaría verte feliz, ella quería lo mejor para ti.

Mi amigo tenía razón, no dejaba que ninguna mujer entrara en mi vida por miedo a que se marchara como lo hizo mi madre hacía apenas dos años.

Era hora de enfrentarme a mis demonios y alejar a la gente.

- Tienes razón, no volveré a traer a ninguna chica a casa. Pero que te quede claro, no me gusta Emily.

- Lo que tú digas, pero cuando te des cuenta de ello yo estaré ahí para recordarte que yo tenía razón.

El resto del trayecto pasó en silencio, cosa que no me gustó.
El silencio solo me hacía pensar, y en aquel momento solo una persona ocupaba todos mis pensamientos: Emily. Ella era tan diferente al resto, valiente, luchadora, gruñona como ninguna otra y angelical a la vez.