Seamos sinceros,
¿Quién se enamoraría de mí y mis mil demonios?
¿Quién se enamoraría de mí y mis cicatrices?
Todo empieza con un viaje que sin saberlo, lo cambiará todo.
Entre el amor y el odio, la pasión y el deseo pero sobre todo entre los secreto...
Dos semanas habían pasado desde la pelea, los exámenes finales...
Era hora de graduarse y que mejor forma de hacerlo que tener a todos mis seres querido, debo decir que son poco, a mi lado.
Mamá no paraba de llorar y de repetir lo hermosa que estaba, mientras que mi abuelita se dedicaba a sonreír a la vez que de sus ojos destellando un brillo que iluminaba su rostro. Era el día, por fin. El día que dejaba toda la mierda que había sufrido los primeros cursos de instituto, perdía de vista a todos los insufribles profesores y a las zorras. Los graduados íbamos vestidos con togas y birretes azules, nerviosos y ansiosos de que esta etapa de nuestra vida acabara para dar paso a otra nueva, la cual parecía ser más prometedora. Mi abuelita y mamá se despidieron de mi para ocupar sus asientos entre el público. Me acerqué a Beth y nos pusimos a hablar acerca de todo lo que habíamos vivido en las cuatro paredes que formaban el instituto.
Había conocido a la que sería mi mejor amiga en tercer curso, los dos primeros años habían sido duros para mí, me había mudado al tiempo que mi padre nos abandonaba y la gente no me llegaba a aceptar del todo, hasta que un día en el comedor una chica de cabello rubio y unos impresionantes ojos grises se sentó a mi lado y cambió mi vida por completo. La gente dejó de meterse conmigo, Beth y yo nos apuntamos a clases de boxeo, pero como ella era una floja las dejó y yo seguí con ellas. En muy poco tiempo se convirtió en mi mejor amiga, no me juzgaba, me apoyaba en todo y podía contar con ella para cualquier cosa, cualquier día a cualquier hora y así había seguido hasta acabar el instituto, y esperaba que más tiempo. Juntas nos comíamos el mundo, íbamos a las carreras y nos dábamos ánimos la una a la otra, ella siempre iba a mis peleas y a mis prácticas de ballet al igual que yo a sus dichosas representaciones de teatro y a sus pequeños pinitos de moda en las pasarelas.
Estaba en la fila que formaron los estudiantes para subir al escenario a recoger el diploma, Beth no dejaba de caminar de un lado para otro.
- Beth abrirás un agujero en el césped si sigues caminando. - Le deje.
- Lo siento, estoy nerviosa, es la primera vez que me gradúo, obvio, ¿y si caigo por las escaleras al subir o al bajar? ¿O tropiezo con los tacones en el escenario?- iba a seguir planteando preguntas que no iban a ocurrir así que la cogí por los hombros y le hice respirar profundo, luego le di un abrazo y le susurré que todo iba a salir bien.
- Además cuando salgamos de aquí debemos ir a casa a preparar las maletas, porque amiga mía ¡nos vamos a Italiaaa!
- Te quiero Em, eres la mejor.
- Yo también te quiero Beth. Y nos volvimos a abrazar.
Iba a ser mi último día en la secundaria.
Mamá y la abuelita se pusieron de pie cuando me nombraron para ir a recoger mi diploma. Al final del acto me tomé una fotografía con mis familiares y una con Beth, no pude evitar volver a recordar lo vivido en el infierno, todo lo que habíamos hecho juntas desde que nos conocimos y no pude evitar esbozar una sonrisa y reír para evitar que las lágrimas salieran. Había sido difícil pero había sido sin duda la mejor etapa de mi vida.
- por fin nos graduamos - me dijo Beth.
- Gracias por estar ahí cuando te necesitaba, eres la mejor amiga del mundo, te quiero.- Y la abracé.
- Yo también te quiero Em.
Una hora para coger el avión, los nervios me estaban matando, no tenía ni idea de que meter en la maleta y decidí llamar a Beth.
*inicio*
- Hola Beth, ¿que estás metiendo en tu maleta?
- Ropa.- rodé los ojos ante su comentario - no ruedes los ojos Em, era una broma. Supongo que llevaré ropa cómoda, de fiesta para cuando salgamos, y formal por si vamos de compras.
- Obvio vamos a ir de compras, Dolce&Gabbanaes una de mis marcas favoritas y tenemos que ir.
- Eso imaginaba, acabo de terminar de preparar la maleta, voy a tu casa para ayudarte, cambio y corto.
- Te quiero...
*fin*
En menos de diez minutos el timbre de casa sonó, bajé corriendo para abrir a mi mejor amiga. Subimos a mi habitación y me ayudó a preparar la maleta.
- ¿Beth, me llevo los tacones de Jimmy Choo?
- ¿los blancos con plumas?
- Si
- Por supuesto.
También metí los tacones de Prada que tanto le gustaban.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando teníamos las maletas listas, las bajamos hasta el Jeep.
- Voy a despedirme de mamá ahora vuelvo.
Entré en la cocina y la vi preparando galletas.
- Mamá, Beth y yo ya nos vamos al aeropuerto, venía despedirme. - me acerqué a ella y deposité un beso en su mejilla derecha.
- Tened mucho cuidado, y cuando vulvas tenemos que celebrar tu fiesta de cumpleaños.
- Esta bien mamá, hasta dentro de un mes.
Mi madre tenía la estupida manía de celebrar mi cumpleaños por todo lo alto, con gente que tenía cantidades de dinero y eso siempre me ponía de mal humor. ¿Por que mi madre no entendía que no quería saber nada de esa gente superficial que te criticaba a las espaldas a la menor oportunidad?
Salí corriendo y me senté en el asiento del piloto.
- Em, ¿que te pasa?- me preguntó una Beth preocupada.
- Mamá me ha puesto de mal humor recordándome que cuando vuelva tendré que planear la dichosa fiesta de cumpleaños con gente a la que no soporto.
- Lo que cuenta es que en tu cumpleaños vamos a estar en Italia y esa va a ser la fiesta que realmente merezca la pena. Olvida todo y déjate llevar.
- Gracias Beth, de verdad no se que haría sin ti.
- Pues morirte. - se acomodó en el asiento y encendió la radio.
Teníamos exactamente media hora para bajar las maletas del coche y facturarlas.
- Vamos Em llegaremos tarde y perderemos el avión.
- Ya voy pesada.
Corrimos hasta nuestro avión y nos sentamos en nuestros respectivos asientos.