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26. ¡!Sorpresa¡!:

EM POV's

Había pasado una semana desde lo sucedido con Ian. La mayor parte del tiempo la pasaba sola comiendo helado antes de que el verano acabara y no pudiera zampar más. Beth había decidido abandonarme para irse con Mark a pasar unas románticas vacaciones en Grecia, y mamá estaba hasta arriba de trabajo, lo que me impedía verla por las mañanas y apenas durante la noche. Así que solo me quedaba la abuela y Tos.
Tos había crecido un par de centímetros, pero no a lo alto, sino a lo largo.

Mi perrito salchicha era tan juguetón que no podía dejarlo a solas en la habitación o acabaría todo patas arriba y destrozado. Así que lo cogí entre mis brazos, acaricié su cabecita y lo metí en el Jeep para dirigirnos a la casa de la mejor abuela del mundo.

Cuando bajé del coche, dejé a Tos en el suelo, el cual empezó a ladrar y mover la colita al verla parada junto a la puerta que daba al jardín.

- Buenos días hija.- Me saludó dirigiéndose a mi y depositar un beso con sus labios pintados de rojo sobre la piel de la zona de mi mejilla.- ¡Hola a ti también!- Rió cogiendo a Tos entre sus brazos y besar la parte alta de su cabeza provocando que su pelo se tintara de rojo. Él le devolvió el beso lamiendo su arrugado moflete.

- ¿Qué hacías?- le pregunté entre risas acercándome curiosa al jardín.

- Estaba plantando tulipanes.-Su voz seguía sonando como la que había utilizado para dirigirse al bicho que llevaba tomado.- ¿Va todo bien?- asentí como respuesta- Te veo cansada Emily, deberías tomarte un descanso.- Acercó su mano a mi rostro y lo acarició delicadamente permitiéndome descansar por unos segundos entre sus cálidas manos. Cerré los ojos para recordar ese momento por el resto de mi vida y tomé una bocanada de aire dejando que el olor del lugar llenara mis pulmones.

- Abu, estoy bien.- Mentí. Había pasado una de las semanas más duras de los últimos años. La mayor parte del tiempo había estado ensayando durante horas en las clases vacías de la academia. Mis pies acababan doloridos por tanto ensayo, pero era la única manera de dejar a un lado mis pensamientos. Beth sumergida en su burbuja de amor con Mark, sin tener noticias suyas, y por otro lado estaba Ian, que ocupaba la mayor parte de mi cabeza.

- ¡No mientas a tu abuela!- me regañó.- Se que te ocurre algo, está bien si no quieres contármelo, al fin y al cabo ¿quién querría contarle sus problemas a una vieja como yo?.- Y ahí estaba, mi abuela haciéndose la victima.

- No es eso abu.- Me acerqué a ella y la abracé por la espalda para poder apoyar mi cabeza sobre su hombro derecho.- Es que no quiero preocuparte con mis tonterías.- Volví a cerrar los ojos para dejarme llevar por la tranquilidad que me trasmitía estar cerca de mi abuela.

- Hija, tu eres la única que viene a visitarme, así que no digas que me aburrirás con tus tonterías porque no es cierto. Ahora cuéntale a tu abuela lo que te pasa.- Que mal royo, había hablado en tercera persona.

- Está bien.- Me separé de ella y entré en la casa para sentarme en una de las sillas de la cocina.

- Puedes empezar cuando quieras.- Dijo acercándose a la encimera y vertiendo limonada en un vaso que después me ofreció.

- Es por Ian.- No estaba segura si había hablado alguna vez de él en su presencia.

- Así que es por un chico.- Afirmó más que preguntar. Sabía que este tema le divertía, pues su sonrisa era enorme y sus ojos brillaban de la felicidad.- Cuéntamelo todo.- Cogió mis manos entre las suyas y las apoyó en la mesa.

- Lo conocí en Italia.- Sonreí al recordar la carrera que gane y la recompensa que tuve por llamarme fulana.

- Espera.- Me detuvo pensativa.- ¿Por qué no me contaste esto antes?.- Se quejó.

- En mi defensa diré que no esperaba volver a verlo.- Era la verdad, ¿ Como iba yo a saber que sería el mejor amigo de Beth?- Resulta que conoce a Mark.

- ¿El novio de Beth?- Asentí.- ¡Que bonito! Los cuatro indomables.- Solté una gran carcajada ante su ocurrencia.

- Eres imposible.La verdad es que lo odio, es tan insoportable. - Solté un gran suspiro al haber soltado de una vez por todas toda la rabia que tenía guardada.

- ¿Que te ha hecho?- Cuestionó de forma protectora.

- ¡Es un mujeriego, egoísta, mentiroso y egocéntrico!- Grité. Necesitaba tanto soltar todo lo que llevaba callándome durante días que tener esta oportunidad me venía de perlas. De la impotencia comencé a llorar preocupando a mi abuela.

- No quiero verte así Emily, mírame.- Levanté la cabeza y fijé mi vista en la suya.- Eres la mujer más fuerte que he visto nunca, luchadora por lo que quiere, generosa con los demás, humilde con las personas que te necesitan. El problema es que has sufrido tanto que estás rota, y debes sanar para poder ser feliz. Debes abrir tu corazón y arriesgarte y no temer a lo que el destino tiene preparado para ti. Ama, ríe, pero nunca llores.- Me limpié las lágrimas y me levanté de la silla. Todo lo que había dicho mi abuela era verdad, estaba rota y necesitaba sanar las heridas para volver a ser feliz. Pero tenía clara, o casi segura, una cosa.

- Ian no sanará mis heridas, sino que me acabará destruyendo en más pedazos. No quiero a ese idiota en mi vida.

- Es el idiota que te gusta. - Concluyó la charla dedicándome una sonrisa triunfal.

En ese momento mi móvil sonó indicando la entra de un nuevo mensaje.

DESCONOCIDO: ¿Puedo bajar ya?

¿Qué?, ¿quién era?, ¿ y por qué me estaba pidiendo permiso para bajar?, ¿bajar de dónde?.

Miré un poco desconcertada la pantalla del móvil. Miles de ideas surcaron mi mente pero las descarto todas al carecer de sentido alguno. Decido responder.

EM: ¿Quién eres?, ¿cómo has conseguido mi número?

Presioné el botón de enviar y esperé impacientemente la respuesta. Segundos después volvió a sonar.

DESCONOCIDO: Soy una persona muy sexy y me adoras. ¿Puedo bajar ya?

Justo cuando iba a responder el mensaje oí unos pasos en el piso de arriba. Giré mi cabeza hacia la abuela y la miré interrogante.

- ¿Abu, tienes visita?

Ella se limita a sonreír y soltar una pequeña carcajada. Todo muy normal. Después se levantó y preparó tres vasos de refresco. Mientras yo me mantuve expectante, sentada en la silla sin mover un solo musculo esperando a que alguien bajara las escaleras. No se como me sentí, porque tampoco tenía idea de quién iba a aparecer por las puerta y sentarse con nosotras a tomar el refresco de uno de los vasos que a abu había preparado. ¿Y si la abuela se había echado novio y me lo iba a presentar?

- No tienes novio ¿verdad?- La abuela se giró rápidamente para mirarme y luego dirigió sus ojos hasta la puerta sonriendo.

- ¿Te parezco el novio de tu abuela?- Hacía tanto tiempo que no escuchaba esa voz, que cuando me giré y lo frente a mi las lágrimas se deslizaron por mis mejillas de lo feliz que estaba. Me había quedado en shock, mis piernas no racionaban y estaba frente a él sin mover un solo músculo de mi cuerpo.- ¿Es que no piensas venir a saludar a un viejo amigo?- Fue él, el que se acercó y con sus enormes y musculosos brazos me levantó del suelo y giró un par de veces conmigo entre sus brazos. Por instinto pasé mis manos por detrás de su cuello y me acerqué a él para impregnarme de su olor. Lo había extrañado tanto, había sido un gran apoyo cuando mi padre nos abandonó.

- ¿Stef?- Todavía no me lo creía, estaba tan asombrada.- ¿Tú no te habías ido?

- He vuelto, ¿me has echado de menos?- ¿que si lo había echado de menos?, me había hecho tanta falta estos últimos tres años que de la única forma en la que pude responderle fue volviendo a llorar y lazandome a sus brazos para sentir su cálido cuerpo junto al mío.

Con él de nuevo a mi lado esperaba que todo volviera a ir bien.

•Neels Visser como Stefan Freeman•

Dulce Provocación #DPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora