Justin
SEIS MESES DESPUÉS
—Chad.— dije, intentando que su humor cambiara pero el ceño fruncido estaba allí, para quedarse. Aún así, como de costumbre, Chad besó mi frente y caminó hacia la puerta.
—Dile a Aspen que envío saludos, y que le vaya bien en su primer día de regreso al trabajo.— gruñó antes de cerrar la puerta y resistí un grito mientras dejaba caer mi cabeza contra la isla.
Desde el primer día en que le dije a Chad que habláramos, él se negaba. Cada paso que yo daba en dirección a un avance como pareja, él lo retrocedía. ¿No habíamos estado juntos lo suficiente? Yo creía que sí, le di mucho de mí, de mi vida a Chad y que él no aceptara la idea de una familia más grande era frustrante.
Podemos tener un cachorro si quieres una familia más grande, Justin, pero no quiero un bebé todavía. ¿Ya puedes pararte junto al espejo sin planear una rutina de ejercicios para el día siguiente? ¿Cómo harás cuando tengas que ocuparte de un pequeño bebé y las bolsas se formen bajo tus ojos? ¿Cómo harás cuando el estrés te haga ver más viejo?
Idiota. Chad sabía que yo tenía problemas. Que no lo hacía a propósito. Quizás sólo buscaba excusas. Sólo quería echarme la culpa de que él no quisiera un bebé nuestro. No era mi culpa, yo quería un bebé.
Desde que vi esa pequeña cosita dentro de Aspen, una de mis mejores amigas, nadando en una piscina de fluidos mientras se desarrollaba, quise un bebé. Claro que había complicaciones: Yo no tenía un útero. Podría adoptar un niño, de acuerdo, pero no había nada más lindo que un bebé dentro del vientre de alguien, viéndolo moverse. Entonces, una inseminación artificial y un alquiler de vientre parecía la mejor opción pero Chad no estaba de acuerdo.
¿Por qué no lo hacía? Porque no quiere que las cosas entre ustedes se pongan serias, no quiere que haya algo que le impida separarse de ti. No te quiere en su vida.
La vocesita en mi cabeza no se daba por vencida, no importa cuantas píldoras tomara. Ella gritaba, diciéndome todo lo que estaba mal en mí. Diciéndome cuanto la gente me despreciaba, cuanto nadie me quería. Mi teléfono sonó en la isla y miré el mensaje que había llegado.
Tamara: ¿Ya vienes, Jus? Aspen llegará en cualquier momento.
Respiré profundo e intenté no deprimirme. Incluso ella no me había dado una respuesta, ni siquiera ella estaba segura de ser mi madre sustituta. Su respuesta fue un vago, Claro, lo haría, pero tengo que pensar un poco las cosas. ¿Qué piensa Chad? Ella no se iba a arriesgar a tener un bebé si los dos no estábamos de acuerdo. Entendía eso. Lo entendía, en serio.
Yo: ¡Enseguida! Estoy en camino.
Me subí al auto cuando terminé el café. Chad no quería que conduciera, por si las píldoras del psicólogo me daban somnolencia pero mientras él se negara a escucharme, yo no lo oiría a él. Se suponía que le haríamos una "pequeña fiesta" de bienvenida a Aspen, así que pasé por una tienda de dulces para comprarle una caja de chocolates. No había nada que le gustara a Aspen más que los chocolates.
Yo le debía mucho a Aspen. Desde el primer día en que la vi y me aceptó como era. No podía decir que me ayudó a salir del closet, yo lo había hecho cuando era adolescente, pero sí me ayudó a sentirme un poquito más seguro de mí mismo que nunca. Ya sabes, con ella no tenía que fingir, no tenía que mentir. Aspen conocía todo sobre mí y yo sobre ella.
Me dijo que no confiaba en nada pero que había algo en mí que la obligaba a confiar. Yo le juré que no rompería su confianza. Y nos hicimos amigos, los mejores que podían haber. Era como la pequeña hermana que siempre quise, comprensiva, dulce, cariñosa. No como mi hermana, la real, la que me despreciaba por ser homosexual. Aspen era un poco insegura en el interior, así que me comprendía, y me apoyaba.
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Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romance*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...