Tamara
Una semana entera había pasado desde todo el caótico día del hospital, y me encontraba bajo la ducha, bañándome con cálida agua acariciante y, oh sí, un lindo rockero frotando mi cuerpo.
—Sé que hemos estado casi todo el tiempo en el hospital, y que por el bebé y Aspen quieres estar allí, pero me gustaría sacarte a... pasear o algo. —murmuró Aaron, frotando mi espalda, teniendo especial cuidado en las heridas, magullones y cortes.
Volteé para tenerlo de frente y sonreí inmensamente. —¿Estás invitándome a una cita? —pregunté burlonamente. Aaron puso los ojos en blancos y no estaba segura de si estaba sonrojado por la vergüenza o el agua caliente.
—Sólo digo... salir por ahí, ver una película. Me siento un poco mal haciendo esto cuando los chicos están atascados en el hospital, pero... —Cubrí su boca con un dedo y tomé la esponja de sus manos, para mimarlo un poco como él me mimaba.
—Lo sé. Quizás podemos ir a ver una película, y luego pasar por el hospital. Nolan está más estable, es posible que los chicos lo puedan llevar pronto a casa. —comenté, ya que no mucho antes esta mañana había recibido una llamada de Chad para contarme los progresos.
—¿Y cómo estás llevando eso? —preguntó Aaron, resoplando en cuanto pasé por el gran moretón en sus costillas. Me dolía verlo herido, me dolía incluso imaginar lo que le ocurrió, lo que sufrió. Besé su herida suavemente y levanté la mirada en su dirección.
—¿Qué cosa? —pregunté, guiándolo para que girara. Lavé su gran espalda, preocurando tocar suavemente sus heridas. Aaron volteó y ayudó a lavar mi cabello.
—Ya sabes, eso de ya no estar embarazada. Muchas madres...
—¿Temes que vaya a terminar como mi madre? —pregunté, lo que hizo que sus manos se detuvieran por completo. La sola idea de mi madre hizo que mi cuerpo se retorciera con un temblor, pero el recordar que ahora estaba donde debía (un manicomio) me alivió por completo. No tenía posibilidades de salir de allí.
—No, no es eso. Sé que no serás como ella, Tammy, tú eres tan... perfecta. Eres gentil, amable, eres escepcional. Eres increíble, incluso conmigo, que soy una molestia y que fui una molestia desde el principio. Eres el alma más gentil de este mundo. —dijo Aaron, sosteniéndome de los hombros para guiarme bajo la lluvia. Enjuagó mi cabello con tanta ternura que mi corazón se derritió... y otras partes de mí también.
—Dime más... —bromeé, entregándole una sonrisa para tranquilizarlo. Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro y apoyó su rostro sobre mi hombro mientras sus manos continuaban enjabonando la parte frontal de mi cuerpo.
—Bueno, esas son algunas virtudes mentales. No he comenzado con las físicas aún. —susurró en mi oído, de forma tan sensual que mis rodillas prácticamente se doblaron. Sus manos rozaron mis senos con lentitud y los apretó hasta que los picos en ellos se volvieron duros contra sus dedos—. Eres tan jodidamente sexy, que me sorprende no estar duro todo el tiempo cuando estás alrededor. Porque incluso cuando no estás, no puedo dejar de fantasear en ese coño tan apretado tuyo, en como se siente a mi alrededor, y en como quiero comerlo para cada comida, con todos tus jodidos jugos en mi boca.
—Aaron... —gimoteé, arqueándome contra él y sujetando una de sus manos en mis senos para bajarlos a la unión de mis piernas.
—¿Eso quieres? ¿Quieres que me arrodille y coma tu coño? —preguntó roncamente, sus dedos hundiéndose entre la humedad, haciéndome retorcer contra él. Negué con la cabeza, agitando las caderas contra su mano, para guiarlo a llenarme—. ¿No? Entonces, ¿qué quieres mi Tammy?
—Hazme... —No sé cómo conseguí acallarme a tiempo antes de decirle que quería que me hiciera el amor. ¿Qué estaba pasando por mi cabeza? —Házmelo aquí, Aaron. Fóllame...
—Lo que quieras, mi Tammy...— susurró, obligando a inclinarme hacia el frente antes de caer en sus rodillas y con su boca en mi necesitado calor.
—¡Aaron! —grité, apoyándome contra los azulejos mientras empujaba mis caderas en su dirección. Aaron me sostuvo abierta para él, y en cuanto estuve gimiendo y rogando por él, se puso de pie y entró en mí con toda delicadeza—. Oh dios, Aaron...
—Ven aquí... —dijo, levantándome contra su cuerpo mientras se movía dentro de mí—. Dios, eres el paraíso, Tamara.
Sus manos hicieron un excelente trabajo llevándome al borde, así como cada uno de sus movimientos. En algun momento, él me volteó y me levantó para que envolviera mis piernas alrededor de su cintura, apoyando mi espalda contra los azulejos para acelerar sus movimientos. Cada uno más profundo, más fuerte, más bueno.
—Joder, ya no lo resisto, vente para mí, nena... —susurró roncamente en mi oído.
—Oh, Aaron, dios.... —Tomó sólo varios empujes antes de venirme a su alrededor, aprisionándolo dentro de mí mientras su palpitante miembro se liberaba con ráfagas calientes en mi interior—. Aah, dios...
—Joder, Tammy, te amo tanto... —Rugió asperamente, casi sin aliento, mientras lentamente me bajaba de sus caderas. Permaneció con su cabeza enterrada en mi cuello, y lo agradecí tanto porque no tenía respuesta.
No podía darle una respuesta. No aún.
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Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romance*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...