Capítulo 40

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Justin

—Sonríe... —dijo Chad, y mis ojos se llenaron de lágrimas mientras forzaba una sonrisa en mi rostro y miraba a la cámara. Chad pronto se puso junto a mí y tomó una foto de los tres.

Finalmente, era la primera vez que podíamos cargar a Nolan. Nuestro hijo. Nuestro bebé. Decidimos ponerle el nombre que Tamara había escogido, después de todo, era su hijo también. Sus condiciones mejoraban día a día y finalmente podíamos tenerlo en nuestros brazos. Quizás una semana más y podríamos llevarlo a casa. Él era un niño fuerte. Tenía unos hermosos ojos azules y segun Chad, era idéntico a mí. Yo veía cada rasgo de Tamara en él, eso puedo jurarlo.

Amaba a este niño, amaba todo sobre él. Amaba cada mueca que hacía, cada movimiento, cada uno de sus pequeños deditos. Cada día que había pasado, mi vocesita interior me gritaba, me decía cosas como que Chad se iría en cuanto la tensión por ser padres sería demasiada, cuando se cansara de los inmensos llantos del bebé, cuando bolsas se formaran bajo mis ojos y viera el cansancio haciendo el peso sobre mí.

Entonces, se callaba. Porque Chad era un excelente padre, levantándose corriendo de los asientos de espera cuando oía a nuestro hijo llorar, cuando las enfermeras lo llevaban para alimentarlo y cambiarlo. Cuando Chad me tomaba de las mejillas y me besaba, susurrándome que me amaba, aunque me veía fatal.

Reí ante el pensamiento de nuestro último beso. Chad me observó mientras me reía y se inclinó por un nuevo beso. —Me encanta verte tan feliz, amor. —susurró él, besándome una vez más antes de bajar hacia Nolan y besar su frente—. Y a ti, me encanta verte, hijo. Te amo.

—Te amamos también, Chaddy. —Reí, meciendo a Nolan, quien agitaba sus brazos con todo ánimo. Él era tan pequeñito. Tan hermoso.

Nos permitieron alimentarlo mientras estuviera despierto, y estuvimos allí con él antes de que Linda, una de las enfermeras encargadas se apareciera en la guardería.

—¿Justin? —preguntó Linda, y moví mi cabeza en su dirección, alejándola de Chad y el bebé que tenía en sus brazos. La enfermera señaló hacia la ventana desde los demás padres veían a sus bebés—. La señora Briggs está esperándolos afuera, y Nolan ya debe ir a dormir.

—Pero si apenas lo tuvimos. —Se quejó Chad, quien solía ser el maduro, así que me reí ante su tono infantil y quejón.

—Oh, lo podrán ver más tarde. Quizás puedan llevárselo a casa antes de lo previsto, pero aún no es seguro. —dijo Linda, tomando a Nolan y besé su frente, así como Chad, antes de salir de allí.

Aspen estaba afuera, un jarrón con flores en sus manos y una sonrisa pequeña en su rostro. Chad fue directo a ella y la abrazó suavemente mientras la saludaba. Lo imité, sosteniéndome de Chad al separarme.

—Nolan está tan hermoso. —dijo, cambiando de su brazo el florero. Su rostro era una sombra de tristeza tras su sutil sonrisa en su rostro—. No puedo creer lo lindo que es, ¿ya lo llevarán a casa?

—No, no aún. Pero pronto. ¿Cómo están tus niñas? —preguntó Chad, frotando mi brazo. Aspen se encogió de hombros, "despreocupadamente."

—Cameron está mejor, ya no llora tanto por Eric y Danielle, bueno, digamos que es tan callada que casi no la oigo llorar nunca. —dijo ella, cambiando el peso de un pie al otro. Bajo la mirada con una media sonrisa—. Eric no ha... mostrado señales de reaccionar pero... Al menos ya no está en tanto riesgo. Estable. Estable es mejor que en riesgo.

—Claro que lo es. —dije, sujetándole la mano en señal de apoyo y Aspen destelló una sonrisa hacia mí. Ella cuidaba bastante bien de su esposo, aún cuando él... Ya saben.

Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora