Capítulo 32

1K 86 2
                                    

Eric

Miré al frente, a donde mi esposa estaba abrazado a su mejor amigo y un agradable sentimiento se forzó en mi pecho. Al menos ella no estaría sola por el momento que me tomaría hablar con la agente Williams, que aún estaba merodeando sobre mi cabeza para revisar la situación.

—Tenemos que entrevistar a su esposa, señor Briggs.— dijo ella, echando un vistazo a Aspen y asentí con la cabeza, dándole la razón.

—No ahora, ella tiene examenes y reencuentros por delante.— dije, sintiendo todo el peso de los días sin dormir caer sobre mí. No me dormiría ahora, claro que no, incluso cuando estaba peleando con la urgencia de desmayarme ahora que todo estaba bien.

—Señor Briggs, es prioridad que ella nos hable. El secuestrador podría andar suelto, y no quisiéramos que se escape.— dijo ella, su voz de autoridad algo fuerte, tanto como para que Aspen oyera y se excusara con Justin para acercarse a nosotros.

Antes de decir algo, vi una mirada en sus ojos que me lo dijo todo y la sonrisa que se expandió en mi rostro fue inevitable. Después de todo, estaba consiguiendo a mi Aspen de regreso. Se sujetó a mi brazo posesivamente y miró a la agente Williams con sus grandes ojos verdes.

—¿Tienes una nueva amiga, Eric? ¿Una productora nueva o algo? Qué impresionante que haya venido hasta el hospital, ¿cierto?— dijo, su voz ácida con el sarcasmo y solté una carcajada antes de envolver mi brazo alrededor de su cintura. Bajé mi rostro hasta que pude besar su frente e inhalé de su aroma.

—Esta es la agente Williams, Aspen. Está encargada de localizar al maldito que te llevó, junto con el detective Ryder.— le dije, sosteniéndola contra mí y las mejillas de Aspen se inundaron en color mientras extendía una mano hacia ella.

—Oh, lo siento mucho. Aspen Briggs, creo que ya sabía eso.— la voz de Aspen se hizo pequeña con la vergüenza y soltó una risita antes de ocultar su rostro contra mi camisa.

—Sí, señora Briggs. El agente Ryder necesita que conteste algunas preguntas para nosotros, para conseguir llegar al secuestrador y si no le molesta, yo...— antes de poder decir algo más, Aspen la interrumpió.

—Lo único que tienen que saber es un nombre: P-patrick Webber. Tienen que... T-tienen que atrap-parlo.— su voz tembló y una alarma se encendió dentro de mi cabeza. Tartamudeó. ¿Qué sucedía? ¿Qué le provocaba ese tartamudeo? Espera...

—De acuerdo, llámeme cuando esté lista para declarar.— nos dijo la agente Williams antes de irse y en cuanto puso un pie fuera de la habitación, yo me giré hacia Aspen.

—¿Quién demonios es ese Patrick Webber, Aspen? ¿Lo conocías? ¿Por qué te llevó?— pregunté y los ojos de Aspen se alejaron de los míos, así que la tomé por su mejilla, delicada pero firmemente, y la obligué a mirarme.— No me mientas, Aspen.

—N-no quiero ha-ablar de él...— gimió entre lágrimas, agitando su cabeza para soltarse o para alejar las lágrimas, no lo sé. Abrió la boca para decir algo, pero volvió a cerrarla antes de abrazarse a mí con fuerza.— É-el me lastimó, Eric. N-no quiero d-dejar que cont-trole mi cabeza...

Mi visión se volvió roja. Mi mujer no tenía por qué ser dañada por nadie. Nadie podía tocarle un pelo y salir inmune. No mientras estuviera vivo. La separé lentamente de mí, y el temor se hizo obvio en sus ojos verdes. Debió haber leído mi expresión.

—¿Crees que puedas quedarte con los chicos?— pregunté, mi voz de repente endurecida con odio. Atraparía a ese sujeto primero y mataría al infeliz. Aspen se aferró a mis brazos, negando con la cabeza.

—No me dejes, Eric, no te alejes de mí por favor.— suplicó, pero alejé mi mirada de esos hermosos y entristecidos ojos verdes que me miraban, casi obligándome a caer. Cada vez que yo la dejaba, a ella le ocurría algo, pero ahora mismo, iba a conseguir que el responsable obtuviera su merecido.— Eric... Briggs, no me dejes.

—Tengo que ir con los detectives, sólo quédate aquí.— le dije, sonando más como una orden que como una solicitud. Sus ojos se inundaron de lágrimas y su boca se frunció en una mueca de enojo. Suponía que el no escucharla estaba molestándole.

—Briggs...— usó su tono de advertencia, pero al final, su voz se rompió un poco y no sonó como debía. Con esa sola palabra me dejó a la vista su debilidad, su temor de que la dejara... y que no volviera a verme de nuevo. Yo me sentía así, pero quería ayudarla. No quería sólo quedarme sentado mientras otros atrapaban al malnacido. No podría soportarlo.

Sostuve a Aspen de las mejillas y la besé tan dulcemente como podía, dándole confianza, dándole la seguridad de que yo regresaría a su lado. Me aparté un poco y susurré un, —te amo,— que acarició sus labios temblorosos.

Me alejé antes de que pudiera quejarse nuevamente, y pisoteé mi camino por el corredor hasta el estacionamiento y de ahí a la jefatura de policías. Iba a oir cada palabra de lo que descubrieran sobre este tal Patrick, y luego de eso, llegaría a él antes que todos y mataría al muy maldito.

Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora