Capítulo 6

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Justin

—Oí que has estado teniendo problemas.

Gruñí, oír que había tenido problemas era la frase del mes, al parecer. La doctora White acomodó mejor su libreta mientras se cruzaba de piernas y yo sólo dejé caer mi cabeza hacia un lado.

—Justin, parece que estamos retrocediendo.— murmuró, bajando sus gafas antes de leer de su libreta.— ¿Cinco ataques en dos meses? Casi los habíamos extinguido.

—Bueno, también habíamos extinguido tu odiosidad, pero parece que está de regreso.— le gruñí y ella me vió con una ceja elevada, inmutada en cualquier otra forma.

—Ese es el problema.— dijo, desconcertándome, y aunque fingí no darle importancia, ella se inclinó hacia el frente.— Estás echándole la culpa de todo a los demás, pero ¿Cuanto has aceptado?

—No fue mi culpa que nacieras perra.— le gruñí, pero ella sólo agitó su cabeza de un lado a otro.

—Aspen me llamó, ¿Y qué crees que me dijo?— ella no esperaba que respondiera, así que no lo hice.— Dijo que discutías con tu esposo y que por eso estabas irritable, y por eso le echas la culpa a los demás.

—¡Es porque todo el mundo tiene la culpa, no yo!— grité, sin poder contenerme. A ella le encantaba eso, verme sufrir, verme miserable.

—¿Es culpa de Chad el tener crisis, o que no pueda trabajar? ¿Es por su culpa que su relación está tan tensa? Porque no creo que Chad sólo llore porque quiera, ¿O sí?— insistió y apreté mis manos en puño, intentando no darle la satisfacción de verme llorar.— Justin, quiero que entiendas esto...

—¡Es Chad el culpable! ¡Él no quiere un bebé! ¡No quiere que tengamos un bebé!— escupí de nuevo, agitando mi cabeza de un lado a otro para no llorar. No te rompas frente a esta perra.— ¡Yo no tengo la culpa!

—Justin, orillaste a Chad que te diera la respuesta que tú quieres. Lo estás empujando a hacer algo que él no quiere, ¿Eso es lo que quieres? ¿Que sea padre por obligación? ¿No estarías consiguiendo que fuera una persona miserable con eso?— preguntó y la miré con pura furia. Ella no sabía de lo que hablaba.

—Tú, perra imbécil, no puedes decirme nada porque tienes un maldito útero. Tú no entiendes lo que yo siento, no entiendes lo difícil que es para mí y no entiendes lo que Chad le hace a nuestra relación.— me limpié las lágrimas que furiosamente caían por mis mejillas.— Si tan sólo él me hubiese dicho que sí, la primera vez, hubiesemos visto como se arreglaría esto. Y ahora, estoy más que seguro que tendremos que ver como arreglamos nuestro matrimonio. Así que discúlpame si lo estoy haciendo miserable, pero él me está haciendo sentir miserable también.

Me levanté de mi sitio, sin esperar algo de ella. Sólo me levanté y crucé las puertas hecho una furia. Aspen se levantó en el sitio de la sala de espera y sólo levanté mis manos deteniéndola en su camino hacia mí.

—¿Cómo siquiera te atreves a decirle a esa bruja todo lo que me ocurrió? Eres detestable.— le gruñí y ella me miró, inmutable, lo que me hizo enfurecer peor. Tanto ella como esa perra de la terapeuta tenían esa seguridad impenetrable. Cómo las envidiaba.— ¿Por qué no te vas con esa mujer y comparten todos los secretos? Ella puede ser tu mejor amiga, porque yo no pienso serlo.

—De acuerdo, voy a hablar con ella, de todas formas es más agradable.— murmuró, tomando su bolso y poniéndolo sobre su hombro antes de meterse en la oficina de la que yo acababa de salir.

Ahogué un grito frustado. Es tan fácil para ella deshacerse de mí. La voz en mi cabeza se amplificó, gritandome, una y otra vez. ¿Aspen es tu amiga? ¿En serio? Ella ni siquiera te quiere. No puedes confiar en ella. Ella no cree que seas agradable.

Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora