Capítulo 31

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Chad

Los sollozos de mi esposo acababan de calmarse cuando pesados pasos se oyeron en el corredor. No fue mucho después cuando el golpeado rostro de Aaron apareció en la puerta, su cuerpo agitándose con las pesadas respiraciones que llevaba dentro. Tenía un ojo morado, más de un corte por su cara y su nariz con banditas para mantenerla derecha. Su cabello estaba inflado y desordenado, tenía una bata puesta y una mancha de sangre que comenzaba a secarse en su antebrazo. Algo me decía que acababa de levantarse de la cama.

—Díganme que esta mierda no es real.— pidió, su voz ronca, dolor e ira en su mirada. Abrí la boca para decir algo, pero no pude, así que sólo asentí con la cabeza. Justin se levantó de mi pecho y lo vió, algo emocionado.

—Aaron, estás aquí... Eso quiere decir que Aspen...— miró detrás de Aaron, pero no vió a nadie, y eso lo hizo lagrimear incluso más. Pronto una mujer con traje de policía apareció en la entrada y miró a Aaron como si lo regañara. Por huir, de seguro.

—Oficial, ¿Aspen está bien?— pregunté, ya que Justin se había fundido contra mi pecho una vez más, llorando aún más fuerte. La oficial me miró y asintió, tranquilizándome por completo. Ellos estaban bien, habían regresado y estaban bien.— Jus, está bien. Ella está bien. ¿Por qué no vas a verla?

—Sí... Pero Tamara...— mi esposo se alejó lo suficiente de mí para ver a nuestra inconsciente amiga sobre la cama. Sus ojos estaban cerrados, su cuerpo quieto además del tranquilo movimiento de su pecho al respirar.

La pérdida de sangre había sido tan grande que nuestra Tamara se había salvado por los pelos. Debieron tomar varias donaciones de sangre para poder estabilizarla, pero por la seguridad de ambos, el bebé que llevaba en su vientre fue traído al mundo por una cesarea y yacía en una cuna climatizada. No pude evitar la lágrima que se cayó por mi mejilla al recordar la pequeña criatura en la enfermería. Era pequeño, tan pequeño. Un niño. Un hermoso niño, prácticamente con las complexiones de Justin. No podíamos sacarlos de la enfermería, pero podíamos estar allí para ver a la enfermera que se encargaba de alimentarlo.

Justin apenas lo recogió en brazos y se hechó a llorar, sin poder evitarlo. Ningun bebé tenía que ser forzado a salir del calor de su madre antes de tiempo y ningun bebé tenía que ser despojado de su madre tan pronto. Con Tamara en coma, el bebé no tenía cuidados más que de las enfermeras, ya que ella no podía atenderlo y nosotros no teníamos derecho de cuidarlo, no hasta que las pruebas de ADN llegaran y dictaran que éramos los padres, ya que ni siquiera tomaban en cuenta los documentos de adopción, porque no había ninguna cláusula sobre nacimientos prematuros.

—Me quedaré con ella. Ve.— le dije a Justin y él asintió tímidamente, apretando mi mano que sostenía. La oficial nos dijo que estaban revisando a Aspen en este momento, pero que estaría en su habitación pronto y Justin se dirigió hacia allí.

Sin mi esposo llamando mi atención, mi mirada cayó a Aaron, que parecía tan derrumbado que hizo temblar mi corazón. Abrí la boca, una vez más, para decir algo, pero nada salió y no creo que cualquier cosa que pude haber dicho habría ayudado. Aaron se acercó con dudosos pasos, hasta que estuvo de pie junto a Tamara y tomó su mano en la suya, con un pequeño temblor. Tam estaba helada, yo sabía eso.

—¿Qué pasó?— preguntó, su voz suave, como si no quisiera despertarla hablando más fuerte. Me aclaré la garganta y miré a Tamara, ese semblante tranquilo y callado trayendo más lágrimas a mis ojos.

—La atacaron en el estacionamiento, el día que ustedes... tuvieron el accidente. Ella se dirigía a casa de Eric cuando se enteró y... luego de eso, llamamos a casa para comprobarla y dijeron que la habían atacado en el garage. La policía encontró huellas, pero nada coincidió, no tienen pistas.

—¿Y el bebé?— preguntó, su mano viajando a su rostro para mover a un lado su cabello.

Le conté brevemente sobre el nuevo bebé, el niño pequeño que esperaba en la enfermería y una media sonrisa se dibujó en su rostro.

—Nolan.— murmuró y lo miré con el ceño fruncido en confusión. Volteó por completo hacia mí, aún sosteniendo la sonrisa.— Tammy y yo hablamos sobre eso, quería que él se llamara Nolan si era un niño, y Nicole si era una niña, sólo que no quiso decirles porque sería su bebé y no el suyo, ¿sabes?

—Oh, dios...— me cubrí la boca con los dedos, tragándome el jadeo. Tamara nunca me había dicho eso. Aaron suspiró de cansancio y miró a la silla en la que Justin estaba sentado, antes de dejarse caer en ella, nunca soltando la mano de Tamara.

—¿Te molesta si me quedo? Creo que tengo algunas cosas que hablar con Tammy.— dijo él como si nada y asentí con la cabeza sin esperar un segundo. Aaron le sonrió a Tamara, incluso cuando no lo veía y suspiró una vez más.— ¿Y qué tal algo de tiempo a solas?

—Claro.— dije de inmediato, poniéndome de pie. La oficial en la puerta me observó antes de volver a ponerse a alerta. Miré a mi amiga en la cama y pensé en cada mes que pasó entristecida por su "separación" con Aaron. Si tan solo estuviera despierta, estaría rebosante de alegría de saber cuan preocupado estaba él.— Voy a ir a ver a Aspen, si me necesitas, sólo llámame, ¿de acuerdo?

—Claro. Ah, y si la enfermera de grandes melones te pregunta, dile que me di el alta yo mismo y me viste conduciendo un auto fuera de aquí.— bromeó Aaron, tragando un nudo en su garganta y asentí antes su humor con la situación.

Solamente él podía hacer bromas en una semana tan catastrófica como esta.

Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora