Justin
Eric salió de la habitación con determinación en su mirada, una máscara de ira obvia en sus rasgos mientras pisoteaba fuerte en el corredor, dejando a una temblorosa Aspen de pie junto a la cama. Ella tenía sus brazos envueltas alrededor de sí misma, intentando contenerse. Chad me palmeó el hombro y me empujó en su dirección, así que de inmediato abracé a Aspen, haciendo que una ola de llanto emergiera de sus ojos.
—Lo necesito en este momento, y él prefiere ir tras ese i-imbecil.— sollozó, agitándose contra mi pecho y la guié para que se sentara sobre la cama de hospital. Chad tomó lugar del otro lado de Aspen.
—Sólo quiere hacer lo mejor para ti, cariño. Quiere atrapar al malnacido para que no vuelva a hacerte esto.— sugirió Chad, pero Aspen sólo movió su cabeza, negando. Mi pobre niña... La rodeé con mis brazos, sosteniéndola contra mí y Aspen sollozó aún más fuerte incluso.
—¿C-cómo están m-mis niñas?— preguntó, alejándose luego de un rato de llanto. Sus lágrimas podrían haberse secado y ya no tenía más que derramar. Chad sacó su teléfono y revisó las fotos que se había estado enviado con Lidia durante el tiempo que estuvimos dentro de la clínica.
Cuando llegó a la foto de las niñas de Aspen, la pequeña Danielle en una hermosa sonrisa y a Cameron sujetando la mano de su hermana, Aspen sonrió ampliamente, nuevas lágrimas derramándose; estas de felicidad. Se aferró al teléfono de Chad como si su vida dependiera de ello y rió ante la toma de las muecas de su bebé.
—¿Señora Briggs?— un doctor irrumpió en la habitación y Aspen levantó la mirada del teléfono para verlo. Sus ojos eran grises y consumidos en compasión y tristeza, y sólo eso se necesitó para que mi pecho se apretara.
—¿Los resultados de los exámenes ya llegaron?— preguntó Chad, alcanzando mi mano para apretarla al ver mi tensión. El doctor examinó los papeles que llevaba en su mano y asintió con la cabeza, mirándonos a Chad y a mí. Aspen notó su duda y asintió hacia el doctor.
—Está bien, son familia.— dijo Aspen, apretando nuestras manos. El doctor hizo la misma mueca de dolor que parecía dominar su rostro y bajó la mirada a los papeles una vez más. Aspen soltó una risita amarga.— Supongo que no hay buenas noticias...
—Me temo que no, señora Briggs. Los exámenes indican daños en su matriz debido a la violación, son tan graves que existe la posibilidad de que no pueda quedar embarazada nuevamente, y si llegase a ocurrir, lo que es una posibilidad muy mínima, el embarazo podría sufrir de riesgos. Hemos visto esta gravedad de daños antes y los embarazos que se lograron sufrieron abortos espontáneos e incluso la muerte, para madre e hijo.— dijo el doctor, a pesar de que dudaba que alguno de nosotros estuvieramos oyendo.
Aspen... Violada. Y no nos dijo nada.
Entendía que era duro, pero ella podía hablar con nosotros, y no nos dijo nada en lo absoluto. Además de eso, sufrir esto... Dios santo, ¿por qué esto le ocurría a ella? Aspen era la persona más buena en este mundo, no se lo merecía, no lo merecía en lo absoluto.
—Entiendo.— dijo Aspen, con la voz quebrada y los ojos llenos de lágrimas. Chad la sostuvo más fuerte y Aspen lo apartó ligeramente. Me soltó también, sosteniéndose a sí misma de nuevo.— ¿Cuando voy a poder irme a casa?
—Pronto. En cuanto su encefalograma llegue y verifiquemos que no haya sufrido daños.— dijo el doctor, bajando a un lado su tabla con papeles. Aspen volvió a asentir, pero era casi como si no lo sentía. Un fijo dolor estaban en sus ojos verdes y no sabía que decir para aliviarlo, aunque creía que nada de lo que dijera podría aliviarlo.— Vendré a verla entonces.
El doctor se disculpó y salió de la habitación pero, ¿de qué servía un "lo siento mucho" cuando acababan de decirte que ya no podrías tener hijos? Aspen se limpió las lágrimas y miró hacia nosotros con una temblorosa sonrisa.
—¿Cómo está su bebé? ¿Ya pudieron sostenerlo? ¿Está sano?— preguntó Aspen, cambiando de tema en lugar de concentrarnos en todo lo que acababan de decirle.
—Está en la enfermería... Es bellísimo, Aspen. Tendrías que verlo. Tiene los mismos ojos azules de Justin, es exacto como Justin.— dijo Chad, abrazándome por el hombro. Aspen sonrió, la sonrisa no llegando a sus ojos y la tristeza tomando un lugar en mi pecho. Nada, absolutamente nada de lo que dijeramos o hicieramos iba a sacarle una sonrisa real y eso me dolía... tanto.
—Solucionaremos todo, Aspen. Lo prometo.— dije, sosteniéndola con fuerza y por un momento, me lo creí. Entonces, mi vocesita resurgió.
¿Tú? ¿El inútil que depende de todos los demás lo solucionará? Esta chica fue violada, no podrá tener más hijos, ¿cómo tú vas a resolver eso?
—No sé como, pero voy a ayudarte.— le repetí a Aspen, a la vez acallando a la voz en mi cabeza. Aspen se encogió de hombros, alejándome lentamente de ella.
—No necesitas hacer nada por mí, sólo cuida a esa preciosa criatura que entró en tu vida y... sólo esperemos que Tamara se mejore.— dije, su voz un pequeño murmullo sin emociones. Verla así simplemente me hizo sentir horrible.
Salí de la habitación corriendo, sin decir nada, sintiendo lágrimas derramarse por mis mejillas por no saber cómo ayudar a mi mejor amiga, cuando ella me había ayudado a mí durante mis momentos dificiles, cuando ella siempre estuvo ahí para mí.
Prácticamente llegué fuera del hospital cuando una sirena se disparó en el interior. Una voz sonaba con una especie de código y la gente comenzó a movilizarse. Miré hacia atrás, viendo a las personas de seguridad correr junto a mí, llevando la radio a su boca y murmurar:
—Vigilaremos las puertas. Nadie saldrá de aquí con ese bebé, no cuando esa criatura necesita mantenerse en calor para vivir.
Y lo primero en que pensé, definitivamente fue: Mi bebé.
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Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romance*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...