Capítulo 2

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Tamara

Mecí a la pequeña bebé en mis brazos y asentí hacia su madre, que estaba relatándome una historia de esta mañana. Se veía emocionada mientras almorzaba, contándome tan entretenida que agitaba sus manos, con una sonrisa eterna en sus labios.

—...Entonces lo empujé de la cama y le dije "Eric Briggs, ve por esa bebé ahora mismo antes de que golpee tu tonta cabeza contra la pared." Comenzó a decir que no debíamos acostumbrarla a dormir con nosotros y en algun momento de la discusión me dormí, pero luego lo oí metiéndola a hurtadillas en la cama, susurrándole "Pff, tu madre es una ingenua si cree que no te traería."— soltó una carcajada y yo hice lo mismo.— Dice que lo hizo porque cuando yo estoy despierta, acaparo a Cam sólo para mí y él quería poder abrazarla.

—Sabes que estoy enamorada de tu esposo, ¿No es cierto?— pregunté y Aspen asintió mientras reía.

—Lo sé, yo también, él es tan lindo que a veces me empalaga.— dijo pero se veía que le gustaba eso, un hombre con ella, una pareja que la cuidara.— El otro día me dijo que yo era su otra mitad, y yo le dije, "¿Qué? ¿Crees que soy igual a ti? Por favor, Briggs, no me insultes."

Volví a soltar una risita cuando el teléfono sonó y lo recogí antes de que Cam se despertara. El identificador decía que era de recepción.— ¿Qué sucede?

—Tam, Eric está subiendo.— dijo Stacey del otro lado del teléfono y solté un suspiro profundo. Afortunadamente, Aspen no me prestó atención.

Lo último que necesitaba ahora mismo era una muestra de afecto de estos dos, siempre hacían que pensara que mis posibilidades con los hombres eran nulas. ¿Cómo podía conseguir una relación tan buena como la suya? No podría, eso era seguro. Era como resfregar en mi cara que no había nada más perfecto que eso.

Desde que era una niña, mi madre solía decirme que los hombres eran patéticos, luego, cuando llegué a la adolescencia, me dijo que todo chico que me hablara me lastimaría y ahora que estaba madurando, decía que nunca conseguiría un hombre leal. Ella nunca me dio esperanzas, así que viví mi vida como sabía: Disfrutando de lo temporal. Sexo temporal, sin novios, citas rápidas y cortas.

Antes solía creer que acabaría mis días sin un hombre en mi vida, sería una vieja solterona, virgen y con ciento de gatos. Cuando llegué a esta ciudad, todo se volvió luces y colores, tragos y bailes, sexo y sexo. Podrían decirme zorra cuanto quisieran (no es que alguien lo hiciera) pero yo sólo disfrutaba. ¿Por qué sólo los hombres podían tener sexo con cuantas mujeres quisieran sin recibir una etiqueta? Las mujeres también podemos.

—Entonces, ¿Todo está bien?— la voz de Eric me trajo de regreso del trance en el que me encontraba y levanté la mirada para ver a Aspen poniendo los ojos en blanco.

—Briggs, todo está bien, dijiste que llamarías. Te pedí que no estuvieras dando vueltas por aquí.— dijo Aspen y Eric le frunció el ceño, tomando a Cam de mis brazos.

—Sabes que nunca hago lo que me pides, en especial cuando eso implica estar lejos de ti, por dios, Aspen.— dijo él pero Eric no parecía enojado. Sólo, un poco asustado. Yo podía ver lo que le ocurría, él no quería dejar sóla a su pequeña familia, luego de todo lo que Aspen había sufrido. Quizás sólo tenía miedo de que algo les ocurriera.

—¿Cómo van las cosas en el estudio, Eric?— pregunté, intentando distraerlos un poco y Eric me sonrió, entregándome un guiño que extendió una sonrisa por todo mi rostro.

—Van geniales, te llevaré uno de estos días, así escuchas las nuevas canciones.— dijo con toda calma y me puse de pie para darle un breve abrazo.

Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora