Capítulo 12

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Tamara

—¡Cameron Briggs, deja de lanzar la comida!

La voz de Aspen se levantó sólo una décima y su hija, en lugar de obedecerla, continuó lanzando su puré de manzana, riendo. Eric fingía no interesarse, aunque había media sonrisa en su rostro y Aaron alentaba a la bebé, haciendo que lanzara aún más.

—Oh, vamos Sexy, quizás sólo no le gusta el puré.— dijo Eric finalmente, al ver que Aspen parecía a punto de estallar. Se veía enojada, pero yo sabía que debajo de esa capa de "mamá mala" estaba una mamá encantada por su hija, riéndose de la travesura

—Lo siento muchísimo, Jus, Eric ayudará a limpiar más tarde.— dijo Aspen, lanzándole una mirada mortal a Eric del otro lado de Cameron, y su esposo se inclinó para robarle un beso.

No creía que a Justin le importara, tanto él como los demás hombres en esta casa habían bebido algo de más y sus mentes estaban más livianas que lo normal. Eric incluso estaba comentando detalles íntimos que hacían a Justin abanicarse el rostro y reír traviesamente. Aspen puso los ojos en blanco, dejando que él hablara, mientras tomaba a Cameron y la hacía dormir, antes de llevarla a su carrito y de allí a la habitación de Justin.

Entonces, el caos se desató.

—...Un juguete así de grande, y todo lo que podía ver esa ese rostro sonrojado...— murmuró Eric y Aspen estaba sonrojada cuando se dejó caer en el regazo de él, besando su barbilla.

—Cierra la boca, chismoso, que yo no he hablado con nadie de tus juguetes.— dijo Aspen, y pronto fingió que se le había escapado, cubriendo sus labios con sus dedos.— ¡Ups! Lo siento, no quería decir que Eric tiene un anillo especial.

—¿Ah sí? Creo que las cosas se están escapando de tu boca, voy a tener que llenarla pronto...— murmuró intimamente Eric y aparté la mirada de ellos, porque me parecía tan incorrecto ver eso. Y me calentaba demasiado, y a diferencia de Aspen (y de Jus o Chad) yo no tenía un pene (ni siquiera uno de goma) para que me entretuviera esta noche.

—...Y luego dicen que yo soy el cerdo.— sentí cálido aliento contra mi oído y el estremecimiento fue en más de una manera. Volteé mi rostro para ver a Aaron inclinado hacia mí, cuando había estado evitando mi mirada toda la cena, cuando había casi evitado hablar.

Sonreí, porque aunque no lo quisiera admitir, este hombre encendía cada uno de mis botones y eso me encantaba. —Y no has oído hablar a Jus, te contará decenas de cosas sucias que ha hecho con Chad. Algunas incluso serían bastantes para ti.

—No es como si ya no los hubiera oído follar, ¡Dios! Este hombre debería escribirle un guión si va a gritar todo lo que le hace.— se burló y luego estábamos riendo. Juntos. Él con su risa profunda y atractiva, y yo con una risita nerviosa, intentando sonar agradable.

—Oye, gracias por ayudar con los muebles hoy.— murmuré y Aaron guiñó uno de esos hermosos ojos grises hacia mí.

—No es problema, calienta braguetas. Quiero decir, Tamara, lo siento. Es sólo la costumbre.— murmuró para él esto último y bebió un largo sorbo de su cerveza.— Además, valió la pena para tener una nueva vecina sexy.

Esta vez, la risita fue más nerviosa. No me esperaba un cumplido, no después de intentar hacer las paces y ser ignorada. No después de dejarlo luego de follar en ese club de desnudistas y no después de besarlo en el cumpleaños de Cam y pedir que olvidara todo. Dios, me tomó tanto con la guardia baja que sentí mis mejillas arder mientras Aaron reía.

—¿Estás sonrojada solo por un cumplido, Tamara? ¿Qué sucedió con la mujer que me ordenó que lamiera sus pezones hace más de un año atrás?— su voz se volvió íntima en la última parte y podía jurar que el calor que manaba de entre mis piernas podía derretir un iglú.

—Bueno, ha pasado más de un año, Aaron, yo... Ya sabes, uno pierde la costumbre...— junto con la belleza, la valentía y las ganas de negarme a ti. La mirada que le dio a mi cuerpo me hizo apretar los muslos. Oh dios, olvidé que él podía mirarme de esa manera.

—Yo no he pedido la costumbre de follar bien, Tammy, y si no me crees, creo que podemos ir arriba y te lo mostraré.— susurró, inclinándose para rozar sus labios detrás de mi oído. Empujé mi cabeza hacia atrás, para darle más acceso y su boca fue bajando por mi cuello.— ¿Supongo que esto es un sí?

—Supongo que,— la voz fuerte de Aspen me hizo elevar la mirada y ver que tenía a Cam en sus brazos, Eric detrás de ella con el carrito de su bebé en una mano y la otra alrededor de la cintura de su esposa. Mis mejillas ardieron al ser descubierta, y al ver que Chad y Justin estaban más que acaramelados,— no vamos a participar de una orgía así que, taza, taza, cada uno a follar a su casa.

—¡Aspen!— la regañé, sintiendo mis mejillas arder nuevamente. Aaron rió contra mi cuello, sin dejar de besar. Y yo no podía detenerlo, aunque quería, porque tener a un sujeto besándome el cuello (un sujeto que era Aaron Brooklyn en especial) mientras mis amigos estaban ahí, no me parecía bastante decente. Sobre todo porque había decena de gemidos tratando de escapar de mi garganta.

—Bueno, es cierto. No tengo que ser una genia para saber que pasará con aquellos dos.— dijo Aspen nuevamente, echando un pulgar hacia Chad y Jus. Eric le susurró algo al oído y ella volteó a verlo, recibiendo un beso bastante intenso de parte de su esposo antes de que él se fuera con el carrito.— Por otro lado, sé muy bien lo que haré esta noche.

—Sólo vete, dientes de metal, sólo recuerda darle un descanso a Eric. Mañana tenemos una reunión bastante importante con un productor.— dijo Aaron, arrastrando las palabras y le sonrió ampliamente a Aspen. ¿Dientes de metal? ¿Qué estaba pasando allí que yo no sabía?

—Como sea, come hot dogs, cuida bien a mi amiga, ¿Sí?— dijo Aspen con un guiño y me saludó con una sonrisa. Entonces, volvió a ver a Aaron.— ¿No te lo dije, Aaron? Yo siempre tengo razón.

¿Come hot dogs?

¿Qué demonios? ¿Qué ocurría aquí? Iba a abrir la boca cuando Eric se apareció y besó a Aspen un poco fuerte como para tener a su hija en brazos.

—¿Vamos, Sexy? Quiero tener tiempo de follarte bien antes de que Cameron despierte.— susurró no tan bajo y Aspen puso los ojos en blanco por la ebriedad de su esposo.

—Nos vamos ya, cuidense...— murmuró Aspen, dejando que Eric la sujetara por el trasero y la guiara fuera del departamento. Aproveché eso para mirar a Aaron fijamente.

—Entonces, ¿No vas a explicarme que fue eso?— pregunté, y una sonrisa amplia se dibujó en sus labios.

—Bueno, Tammy, si me dejas caer con mi boca entre tus piernas esta noche, es posible que algunas palabras se me escapen, si es que no está muy ocupada lamiendo cada gota de nectar que se deslice por allí.— murmuró con su voz ronca y todo mi interior se estremeció, sin contar los apretones de mi vientre al sólo oír su promesa.

—Yo...— miré hacia arriba, a mis amigos, pero ni Jus ni Chad estaban en la mesa. El portazo al final del corredor me dijo que ellos ya habían llegado a la habitación y que no les importaría lo que hiciera el resto de la noche.— Aaron, te dije que sólo hacía una vez las cosas...

—Bueno,— su mano resbaló sobre mi hombro, hacia abajo.— yo creo...— su mano bajó más, y más, hasta que estaba acunando mi pecho en esa gran mano.— ...que podríamos...— mis pezones se endurecieron bajo su toque y sus dedos se cerraron sobre uno, arrancándome un gemido brutal.— ...pedir una segunda opinión... Tu cuerpo me dice lo que quiere...

—¿Y desde cuando...?— pregunté, deteniéndome por un gemido cuando su cabeza se inclinó hasta apretar mi pezón en su boca a través de la ropa. —¿Desde cuando sabes oir lo que dice?

—Desde que sólo está gritando: Te deseo, Aaron Brooklyn.



NOTA: Mil disculpas por el retraso a las personas que lean la historia. He sufrido el peor de los males: "El bloqueo del escritor", pero parece que todo marcha sobre ruedas de nuevo.

Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora