Justin
Una semana más así, y la casa se vendría abajo.
¿Qué demonios le ocurría a todo el mundo? A donde sea que iba y Tam se cruzara con Aaron estaba tenso. A donde sea que iba y Aspen se cruzara con Tam (el trabajo sí había estado duro) todo estaba tenso. De alguna manera, Tamara se había enemistado (o al menos se había molestado) con dos de nuestros amigos y, sí, todo se ponía incómodo.
Quería ignorarlo, ser feliz solo con el hecho de que mi bebé crecía dentro de ella, pero Aspen era mi mejor amiga también y no era como si sólo pudiera ignorarla de un día a otro. Mucho menos ahora que llevaba siete meses de embarazo. Aaron era otra cosa. Que ya no pasara por Tam para llevarla arriba, a su apartamento, o se quedara con ella en nuestra casa parecía un alivio para mis oídos (oídos curiosos, queriendo detalles de todo) pero parecía que eso hacía que Tam se pusiera más y más gruñona.
Incluso más enojona, no podía decir nada sin que ella hiciera un drama y un espectáculo.
Si a eso llamas una amiga...
La vocecita estaba de regreso. No importa cuanto la acallara con píldoras o terapia, allí estaba cada mañana, diciéndome que estaba gordo, viejo, que nadie me quería, que a nadie le importaba. Tenía a cada persona que podía ayudarme ocupada, preocupándose por su propia vida y la situación estaba cansándome rápidamente. Todo estaba volviéndome loco, en serio, más de lo que ya estaba.
No estás loco, sólo gordo. Todos quieren callarme, pero tú lo sabes... Yo soy tu único amigo.
Salí de la sala en dirección a la habitación, el único lugar en el que no me sentía solo, a pesar de estarlo. Al menos allí podía mentirme a mí mismo, podía decirme a mí mismo que estaba sólo porque los demás estaban trabajando y yo tenía el día libre, y entonces ignoraría que todos estaban en la casa y me ignoraban. Por alguna razón, Chad también estaba demasiado ocupado viendo lo que sea que tenía en su agenda que era más importante que yo. Y cada vez que todos se reunian y la cosa se ponía tensa, él estaba allí, atento a todos para que no hubiera problemas.
Todos excepto tú.
No lo soporté. Tomé una chaqueta del armario y salí dirigido a la puerta. Cuando sujeté la perilla, Chad al parecer, levantó la mirada de su escritorio.— ¿A dónde vas, Jus?
—A caminar.— gruñí, sintiendo tontas lágrimas picándome tras los ojos. No volteé para ver a Chad.
—Ya casi está la cena, ¿no crees que es tarde?— preguntó y lo oí levantarse. Sacudí mi cabeza y abrí de un tirón la puerta. Aaron estaba allí, sentado frente a la portatil de Chad, ojeando las portadas para el nuevo cd ahora que Eric estaba demasiado concentrado en Aspen y el bebé. Tamara, debía estar en la cocina, en el mismo sitio, sin querer salir de allí. Con los seis meses, la barriga le había crecido y se la frotaba cada vez que estaba nerviosa. Era tan apegada a esa barriga desde que había pasado toda la cosa de la pelea.
—No, necesito salir.— dije, saliendo afuera y cerrando tras de mí. No pasó mucho tiempo cuando la puerta volvió abrirse y Chad salió al corredor, entornando la puerta tras de él.
—¿Qué te sucede, amor?— preguntó, alcanzando mis manos y me sumergí en su toque, anhelado cada caricia, deseando obtener más de él.
—Estoy harto de toda esta situación, Chad. No sé que demonios ocurrió, o por qué nadie me habla sobre eso, pero ya no soporto que estén todos... distanciados...— dije, sintiendo lágrimas derramarse por mis mejillas.— ¿Es por el bebé? ¿Es algo relacionado con él? ¿Es por eso que todos se enfadaron? ¿Es por eso que nadie quiere decirme nada?
—No, no. No es eso, Jus.— Chad me jaló entre sus brazos y me abrazó con fuerza contra su pecho, dejándome derramar lágrimas sobre su camisa azúl.— Los chicos tienen problemas, entre ellos, y es sólo por... algo de desconfianza y confusión. Un sujeto...— se detuvo y dudó antes de decir la siguiente frase.— No creo que me toque contarlo. No sé muy bien qué hizo, pero hay un sujeto que no conoces metido en todo esto. Él arruinó un poco las cosas.
—¿Qué sujeto?— pregunté, pero Chad negó con la cabeza. ¿Desde cuando le ocultas las cosas a tu esposo? Cuando noté que Chad no me diría nada, lo aparté suavemente.— Tengo que salir a caminar.
—Espera, ¿no podrías sólo esperar a que Aaron se vaya y que Tam se quede sola? Podré acompañarte a caminar si quieres, sólo terminemos la cena y nos iremos.— dijo, pero pronto pareció arrepentirse.— Aunque no sé si dejar a Tam sea una buena idea, porque...
—¿Sabes qué? Al diablo, quédate. Necesito salir ahora.— gruñí, soltándome de él y metiéndome en el elevador tan pronto como llegó. Ni siquiera lo miré de nuevo. No, ni siquiera se merece ser visto. Él los prefiere antes que a ti. Que buen esposo te conseguiste, Justin.
Caminé por las calles heladas por la siguiente hora, dejando que todos los pensamientos me abrumaran, me sobrepasaran, se volvieran claros y se enredaran una vez más. Mi teléfono sonó con mensaje tras mensaje de Chad, que ignoré, con llamadas de su parte que rechacé, cuando una nueva llamada se iluminó en la pantalla. Estaba en desconocido, y temiendo que fuera algo importante, como los correctores de la revista para decirme si había olvidado algo, o algun doctor informándome algo del bebé, respondí de inmediato.
—¿Hola?— pregunté, ante el silencio del otro lado. Miré la pantalla, para asegurarme de que sí había respondido y regresé el teléfono a mi oído.— ¿Hola? ¿Quién es?
—Eres Justin Newton, ¿no es así?— dijo la voz del otro lado y no respondí, nunca debía decir cosas como así por teléfono. La última vez había ganado un acoso por una chica que estaba enamorada de Chad. La persona del otro lado notó que no respondería y continuó.— Si eres tú, creo que tengo información sobre tu esposo que podría interesarte.
—¿Qué información?— dije, totalmente controlado por la curiosidad, la paranoía y la pequeña vocesita que odiaba.
—Algo que podría cambiar su vida para siempre, pero si la necesitas, yo necesito que me des algo a cambio...— dijo el sujeto del otro lado y mastiqué mi labio inferior, sin saber que responder.
—¿Cómo sé que no me engañas para ganar algo de mí?— pregunté y el sujeto del otro lado se rió.
—Tengo fotos, fotos que pondrán en duda tu tan hermoso matrimonio. ¿No te gustaría eso, Justin? ¿Ver si Chad en verdad te quiere o está contigo por alguna razón?— preguntó y mi espalda se tensó en temor, molestia y furia.
—Quiero.— la vocesita respondió por mí, apoderándose por completo de mi cabeza.— ¿Qué quieres a cambio? ¿Cuanto dinero?
—¿Dinero? No— él volvió a reir y se detuvo pronto.— Sólo necesito que le des un obsequio de mi parte a tu amiga Aspen. Soy un gran fanático suyo. Si accedes, te recogeré en veinte minutos y hablaremos de las condiciones.
¿Un obsequio a Aspen? ¿Eso es todo? Bueno, estoy sería sencillo.
—Estoy dentro. Sólo dime que hacer.
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Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romance*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...