Aspen
¿Señora Briggs?
Mis ojos no se desconectaron del punto en el que han estado desde que terminaron de revisarme. Nada me ha sacado de aquí. Nada me ha hecho alejar la mirada. Ni siquiera la voz del doctor, como ahora, como lo había estado haciendo desde hace tiempo.
Lamento decirle que no son buenas noticias...
Ni siquiera me importaban sus palabras, quiero decir, sí, me hablaban de él pero mi cabeza estaba en modo automático. Todo en lo que podía pensar era en Patrick, su arma resbalando de sus manos mientras un disparo explotaba su pecho, cuando la policía nos encontró y luego en Eric, que había cerrado sus ojos y no los había vuelto a abrir.
La situación es crítica...
¿Por qué Patrick tuvo que aparecerse así, de nuevo en mi vida? No lo sé, pero lo odiaba tanto. ¿Qué estaba mal conmigo que me había relacionado con tan malos hombres?
Logramos estabilizarlo pero su futuro es incierto...
Incierto. Incierto después de todo lo que habíamos atravesado. Ni siquiera podía soportar esto. Había luchado toda mi vida con una madre que me odiaba, con hermanos que no me querían, con un trabajo que despreciaba a las mujeres, y los había vencido, sólo con la esperanza de encontrar algo que llenara el vacío que todo lo demás había dejado en mí. ¿Para qué? Para que, cuando finalmente encontrara, a ese algo por lo que valía la pena luchar, a ese alguien, me lo arrebataran.
Ha perdido mucha sangre, es probable que no sobreviva.
Yo era la que no iba a sobrevivir. ¿Cómo podría? Eric era mi todo. Él era mi vida. Teníamos dos hijas, éramos una familia. No podían sólo sacármelo así. No podían arrebatarmelo. Había tanto sin decir, tanto sin vivir.
Se evaluará su progreso a través de los exámenes, pero, señora, me temo que no vaya a lograrlo.
—Él va a lograrlo...— logré musitar, sintiendo una lágrima bajar por mi mejilla. La limpié rápidamente, sin dejar de ver a Eric a través del cristal que nos separaba. No me había movido de allí desde que lo habían transportado, viendo como cortaban su ropa, como lo revivían, como tantas personas trabajaban sobre él. Lo habían conectado a un respirador, y yo deseaba tanto haber hecho algo para impedir que le dispararan. Haber hecho algo para impedir todo esto.
—Sinceramente, señora, diría que no se haga de esperanzas. Los pronósticos no son positivos. Discúlpeme. —dijo el doctor, sus pasos alejándose de mí y quería agradecerlo tanto.
Él no sabía quien era mi Eric. Él no sabía quién era yo. Yo no lo necesitaba por aquí, soltando estupideces de que Eric no lo lograría. Él lo haría. Por mí. Porque yo no podría vivir sin él.
Oí personas gritando, gimiendo y quejándose antes de que unas puertas sonaran y una multitud entrara en mi dirección. Ni siquiera necesité quitar la mirada del cristal para saber que mi familia estaba aquí.
—Aspen, ¡oh, Aspen, linda! Llegamos tan pronto como lo supimos... —dijo mamá Gretchel, abrazándome sin pedir permiso. No es que lo necesitara, pero si me hubiese dado un segundo para oponerme, ella no habría aplastado mi ya magullado cuerpo. Gemí de dolor por su abrazo.
—Gretchel, cielo, tómalo con calma. Está herida. —dijo papá Gus, separándola de mí y sosteniéndola contra su propio pecho. Papá Gus sostuvo mi mano en la suya. —¿Cómo estás, hija? ¿Cómo está, Eric?
—Dicen que... no es seguro. —Mi voz se quebró, mis ojos llenos de lágrimas de nuevo—. No creen que vaya a lograrlo.
Decir las palabras en voz altas fueron más duras de lo que creí y me deshice en lágrimas allí mismo, cubriéndome el rostro con las manos, temblando de pies a cabeza, sollozando tan fuerte que mi garganta ardía.
ESTÁS LEYENDO
Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romance*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...