Eric
—¡Eric! ¡No, Eric!— gritó mamá, intentando detenerme pero todo lo que oía era mi sangre zumbando en mis oídos y lo único que veía eran lágrimas acumuladas en mis ojos.
Mi mujer. Mi mujer secuestrada. Mi Aspen había sido secuestrada. De nuevo. ¿Y dónde habia estado yo? Durmiendo como un jodido perezoso. Y ahora era peor porque mis dos pequeñas niñas estaban con ella. Mis dos pequeñas niñas habían sido dejadas solas con la posibilidad de que murieran en una explosión del auto. ¿Quién demonios estaba tras Aspen ahora? ¿Quién demonios estaba tras mi familia ahora?
Conduje mi auto hacia la escena del secuestro, donde el auto de Aaron estaba destrozado, prácticamente abollado de un lado. La policía había cercado el area, los periodistas y curiosos detrás de la cinta amarilla pero yo salí del auto, apenas tomándome el tiempo para quitar las llaves antes de correr debajo de la cinta y lejos de los policías que intentaban atraparme.
—¡Cameron! ¡Danielle! ¡Niñas!— grité, como un loco, mirando a todos los sitios cubiertos de policías. Un par de brazos me sujetaron y me tiraron al suelo al mismo tiempo que la pequeña voz de mi hija estallaba en el aire.
—Papi...— lloriqueó, alargando la palabra y luché contra el agarre que mantenía mis brazos contra mi espalda y mi rostro contra el suelo.
—Cam, amor... ¡Déjame! ¡Cameron!— grité nuevamente, y el sonido de las esposas cerrándose fue interrumpido por los pasos pesados acercándose a nosotros.
—Oficial, déjelo. Es el padre de las niñas.— dijo una voz que hubiese deseado no volver a oír. El oficial que me sostenía me soltó y me levanté del suelo de un salto para ver al detective Ryder mirándome con compasión.— Lo siento mucho, señor Briggs. Por favor, sígame. Su hija está ansiosa de verlo.
No respondí, sólo lo seguí hasta que vi a mi pequeño angelito gritando "Papi" con esos enormes ojos verdes como los de Aspen lleno de lágrimas. En cuanto me vió, saltó de donde la habían sentado en una ambulancia y corrió hacia mí.
—¡Papi!— volvió a gritar, y me incliné para levantarla y abrazarla contra mí, tan fuerte como podía, sólo sosteniéndola para tranquilizarme. Pero no mucho. No podía tranquilizarme demasiado, no cuando no sabía donde estaba mi esposa. La alejé lo suficiente para revisarla y volví a abrazarla contra mi pecho cuando vi que no tenía heridas.
—No han sufrido heridas, señor Briggs. Una oficial novata está alimentando a su hija pequeña. Lamento decirle que no hay rastros de su esposa pero tengo oficiales investigando.— dijo el detective Ryder y asentí hacia él, sosteniendo a la pequeña Cam contra mí antes de caminar hacia donde una oficial de policía tenía a mi pequeña bebé en sus brazos, alimentándola con su biberón.
—¿Aaron?— pregunté, mi voz un gruñido de temor y resentimiento. Era su trabajo cuidar a mi familia, a mi Aspen, a mis hijas. El detective sacudió su cabeza.
—No hay rastros tampoco. Se ha encontrado sangre sobre el volante y el asiento de su hija, suponemos que uno de ellos iba detrás con las niñas y el otro conducía cuando ocurrió el accidente. Las marcas de aceleración en el pavimento indican que el auto que los embistió los esperaba, los videos de vigilancia confirman que no se pasaron ninguna luz roja.— explicó el detective, revisando su libreta.— Algunos testigos dicen que vieron una camioneta alejarse y que oyeron gritos de mujer.
De mi Aspen...
—Hombes malos.— oí susurrar a Cameron y la alejé de mi pecho para verla a los ojos.
—¿Qué, cielo? ¿Qué dices?— pregunté y ella se hizo un mar de lágrimas mientras escondía su rostro bajo mi cuello y lo repetía.
—Hombes malos.— lloró con más fuerza, haciendo que las palabras que apenas lograba decir sonaran aún más dificiles de entender.— Mamá guitaba, yo quedía a mami. Tio Book tenia sangue, hombes malos los llevadon. Quiedo a mami.
—Bebé...— susurré, desesperado por consolar el llanto de Cameron. El oficial asintió, sacando el radio de su cintura para murmurar algún código policíaco y luego en palabras que entendí. Es un secuestro, confirmo, es un secuestro.
—Señor Briggs, lo más probables es que llamen por rescate, ¿quiere decirme si había alguien que quisiera hacerle daño a usted, su esposa o al señor Brooklyn?— preguntó el oficial y me senté a un lado de la ambulancia, mis rodillas debilitándose.
—No lo sé, joder, no lo sé, ¿por qué siempre nos pasa a nosotros? ¿Por qué a Aspen? ¿Qué hicimos para que nos suceda esto?— dije, sintiendo lágrima tras lágrima caer por mi mejilla, en gruesas gotas. ¿Por qué no podíamos ser feliz? Ya teníamos suficiente con los dramas normales, ¿por qué las cosas empeoraban?
—Eso intento descubrir, en cuanto más pronto lo sepamos, más pronto llegaremos al fondo de esto. Los oficiales lo llevarán al departamento de policía e interferirán su teléfono por si el secuestrador llama. ¿Le molestaría que hagamos una inspección en su casa?
—No, diablos no. Revisen todo lo que necesiten revisar para traer a Aspen de regreso a casa.— gruñí, sosteniendo a Cam más fuerte entre mis brazos.
Sea quien sea, la va a pagar. La va a pagar muy caro.

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Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romansa*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...