Chad
Cerré de un golpe la puerta del dormitorio y lo primero que hice fue estrellar mis labios contra Justin. Su gemido me dijo que no se oponía en lo absoluto, es más, sus manos intentando desnudarme mientras yo lo llevaba de espalda, aún sin separar mis labios, hasta la cama, que golpeó tras sus rodillas y lo obligó a sentarse.
—Espera, ¿Seguro quieres que hagamos esto? Ha pasado un tiempo y ahora mismo estás ebrio y...— comencé pero fui acallado por sus fuertes manos jalando mi rostro más cerca de la suya, su fuerte lengua dentro de mi boca, buscando y buscando, la mía acompañándola.
—Sólo cállate y sácate esos malditos pantalones...— gimió, su mano luchando con el botón de mis vaqueros. Sus deseos eran órdenes. Pateé los zapatos fuera y lo siguiente fueron los pantalones y la camisa. Justin se relamió los labios, el deseo prácticamente emanando de su mirada.
Amaba ver esa hambre en sus ojos, como si ya no estuviese lo suficiente duro. Jus se aseguró de eso, su mano perdiéndose en la ropa interior, la ropa interior perdiéndose en la habitación y mi polla dura y ansiosa perdiéndose dentro de su boca.
El calor puro, los movimientos de su lengua y él trabajando en mí sólo me hizo sentir como si pudiera explotar en cualquier momento. Eso era lo que le gustaba a Jus, ir directo a la acción, pero yo quería (e iba a hacerlo) recorrer cada centimetro, besar cada pulgada de piel que me había sido negada desde hace tiempo. Así que tomé su cabello con delicadeza y lo jalé para alejarlo de mí, sus labios rojos e hinchados viéndose sucios y tentadores.
—Joder, te quiero follar tanto,— se escapó de mis labios, en una voz tan ronca que casi no parecía mía. Así de excitado estaba.
Empujé a Jus quizás no tan gentilmente hasta que estuvo recostado sobre la cama y yo estuve sobre él y me deshice de su ropa. Entonces no había nada entre el hombre que amaba y yo. Besé cada centimetro, jugué con cada parte de su cuerpo, saboreé su delicioso sabor único antes de ponerlo sobre sus rodillas y lentamente, volverme parte de él. Él volviéndose una parte de mí.
—No volvamos a estar en abstinencia por tanto tiempo...— gruñí en su oído, agitando las caderas lentamente mientras mi mano buscaba una de mis partes favoritas de él, mi cabello largo cayendo hasta que cubría la poca luz proveniente del baño del rostro de Justin. Mi compañero gimió, asintiendo con la cabeza, volteando su rostro para encontrar sus labios con los míos.
Y allí podía estar yo, por toda la eternidad. En su interior. En su dulce y caliente interior.
—Chad, eso, eso es, dios, estoy tan cerca, tú sólo... ¡Ah!
Su dulce gemido me hizo balancear mis caderas más fuertes, al igual que mi mano sobre él y pronto estaba corriéndome junto a él, dentro de su interior, su calor abrazándome mientras me apretaba, su polla latiendo en mi mano.
Extrañaba esto. Extrañaba sólo perderme en él, en besar sus hombros, sus labios, en tocar su piel caliente por hacer el amor. Había pasado un buen tiempo. Desde nuestra última discusión habíamos estado bastante distanciados, acercándonos de regreso poco a poco que no habíamos pensado en hacer el amor. Bueno, yo lo pensaba, pero no quería presionar. Yo podía resistir mil años si mi liberación sería con este ser maravilloso que era mi esposo.
—Chaddy...— gemió un poco después, cuando ya me había despegado de su cuerpo y había hecho una visita al baño. Había estado durmiendo perfectamente tranquilo cuando salí y se retorció en cuanto pasé una toalla húmeda sobre su vientre para limpiar el rastro de su placer.
—Está bien, cielo, sólo duérmete...— supliqué, presionando un beso sobre sus labios. Una sonrisa tranquila después, él estaba durmiendo nuevamente.
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Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romance*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...