Aaron
La puerta explotó abierta y un hombre enmascarado trajo a Aspen arrastrándola. Aspen se veía cansada, llorosa y apagada. El sujeto sólo la dejó caer al suelo y la volvió atar contra la gran viga de madera que iba del suelo al techo. La habitación estaba tan silenciosa que podía oír cada uno de sus sollozos y en cuanto el otro sujeto se fue, me incliné hacia el frente, como si por eso pudiera alcanzarla.
—Aspen, linda. ¿Estás bien?— pregunté, y ella negó con la cabeza. Claro que no estaría bien. No tenía idea de qué le habian hecho, pero cualquier cosa, debió ser malo. Eso, sumado con que ya había estado quién sabe cuanto tiempo lejos de su familia, debía estar desgarrándola.
—Q-quiero... I-ir a ca-asa.— tartamudeó, con la mirada aún baja y lágrimas corriendo por sus mejillas. Mordí el interior de mi mejilla, sin saber qué decir para confortarla. Seguir repitiendo que la policía nos salvaría no la ayudaría. Ni siquiera lo creía, pero necesitaba darle esperanzas. Había roto mi rostro a golpes y ni siquiera me importaba tanto como el bienestar de Aspen.
Uno de estos grandes sujetos malos entraron más tarde, con una bandeja con un cartón de leche para niños y un sandwich de crema de maní y jalea. Lo dejó frente a Aspen, que parecía una marioneta sin hilos mientras no se movía a ningun sitio, antes de desatarme y llevarme a rastras fuera de la habitación.
—A-aaron— balbuceó, en un suspiro sin aliento antes de que la puerta se cerrara entre nosotros.
Peleé contra el sujeto arrastrándome, intentando que me soltara, intentando librarme como lo había hecho desde la primera vez. No me dejó hasta lanzarme en el suelo de otra habitación, donde el malnacido de Patrick estaba sentado tras un escritorio, con gafas de lectura puesta y viendo una portatil.
—Señor,— dijo el sujeto detrás de mí y Patrick le hizo una seña con su mano para alejarlo. El matón se fue y Patrick levantó la mirada de su portatil para sonreírme, antes de regresar a la computadora.
—Aaron, que bueno que viniste, ¿sabes qué? Logré contactarme con este sujeto, Briggs...— la palabra sonó amarga en su boca.— Se creyó por completo que tú y Aspen se escaparon y abandonaron a sus niñas. Así que creo que sus esperanzas de que alguien fuera a buscarlos, desaparece con esto.
—Vete a la mierda, Patrick, estás jodidamente enfermo. Deja ir a Aspen, después de todo, esta mierda es entre tú y yo.— gruñí, intentando levantarme sobre mis pies, pero estar atado y los golpes que había conseguido no ayudaban.
Patrick sólo se rió desde la distancia, agitando su cabeza de un lado a otro. Me observó, y aunque tenía una sonrisa amable en su rostro, sus ojos estaban llenos de furia.
—Tú me dejaste en la maldita calle y esa puta de allí consiguió olvidarme y continuar con su vida como si yo no hubiese existido, como si ella no supiera que me pertenece.— gruñó, sin borrar la sonrisa.— Nadie puede olvidarme, Aaron. Y nadie puede humillarme. Creí que te quedó claro eso en la secundaria.
—¿Antes o después de que pateara tu trasero por haber lastimado a Aspen? Te humillé entonces, ¡Y puedo humillarte ahora!— grité, apoyándome contra la puerta detrás de mí para ponerme de pie. Patrick se puso de pie y se acercó a mí. Arremetí contra él, tirándolo sobre su trasero y Patrick volteó para dejarme debajo de él y lanzar varios puños a mi rostro. Absorví cada uno, porque no había nada más que hacer.
No sé cuanto tiempo golpeó, sólo recuerdo sabor a sangre en mi boca, un entumecimiento en mi mente y mis ojos hinchándose, haciendo que todo alrededor se viera negro. O quizás sólo estaba inconsciente.
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Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]
Romance*LA SEGUNDA PARTE DE "SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS" YA ESTÁ AQUÍ! Dos historias. Dos amores. Un bebé. Y muchas dudas... Justin Newton ha sufrido bulimia desde que es un adolescente, ha tenido recaídas pero finalmente consiguió superarlas gracias...