Capítulo 35

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Tamara

Horas y horas de magníficos mares blancos. Eso es lo que veía. Siempre.

Creí que estaba muerta, ya que lo único que veía era una infinidad de blanco, a cada lado al que veía, sin fin. Pensé en mamá, su ataque y mi desmayo, y creí que realmente llegué al cielo.

Hasta que lo oí.

Antes había oído voces, sólo murmullo que no entendía. Entonces, Aaron llegó y dijo la frase que menos esperaba.

Diganme que esta mierda no es real.

Síp, nada romántico, tan típico de él. Fue lo más feliz de mi vida, si me preguntan. Había estado oyendo ruido sordo todo el tiempo, que se sintió como una eternidad, y entonces, llegó su voz, rompiendo la densidad del silencio y haciéndome sentir en casa de nuevo. Él y yo no éramos muy unidos, nunca nos dijimos cosas como "te quiero" o así, pero fue todo un romántico luego de eso.

Estaba aliviada de que estuviera en casa a salvo, y luego de estar perdida en la nada, seguí su voz y llegué a casa. Abrí mis ojos, y allí estaba él, con sus ojos llorosos y una sonrisa incrédula en sus labios. Me prometía un para siempre, y yo se lo creía, porque sabía que lo quería tanto que ni siquiera parecía posible. Lo nuestro siempre fue más que follar, él me oía, me escuchaba en serio, me hacía sentir que no estaba sola.

Ahora mismo, ya no me creía lo de su futuro. No cuando la vi entrar en mi habitación, con esa misma sonrisa maniática en su rostro. Pero esta vez, no estaba sola y eso era mucho más preocupante.

—Hola Tamar, mira a quién me encontré muy cerca de aquí.— dijo ella, meciéndose con el bebé de Justin, mi bebé, en sus brazos. Lo veía con ternura, como si fuese su bebé. Por como me trataba, dudaba que hubiese hecho conmigo alguna vez.

—¿Qué haces aquí?— pregunté, sintiendo mi estómago retorcerse. Mi mamá bajo la manta lo suficiente para dejarme ver el rostro del bebé y una lágrima se deslizó por mi rostro. Él era tan pequeño y pálido, y sí, era un "él". Era un niño, un hermoso niño con los ojos como los de Justin, pero apenas y lo mantenía abiertos.

—¿Cómo qué hago aquí? Estoy siendo amable, te estoy dando una oportunidad de conocer a tu nuevo hermano antes de que regresemos a Florida y que tú vayas permanentemente al olvido.— sonrió, meciendo al bebé nuevamente. Negué con la cabeza, no podía permitirle eso. No la parte en que planeaba hacerme lo que sea, sino la parte en la que se llevaba a Nolan lejos de mí o de sus padres.

—No te atrevas. Ese bebé no es mío, tienes que dejarlo.— ordené, y ella soltó una carcajada sin humor, mirando abajo de nuevo al bebé.

—Pero, si es exacto a ti cuando bebé. El mismo lunar por aquí, la misma nariz, la forma en que se retorcía en la enfermería.— dijo, su rostro ensombrecido por los recuerdos. Temía que le pudiera hacer algo a Nolan, así que me senté en mi sitio y levanté mis manos para llamar su atención.

—Sólo fui la sustita, tienes que dejar a ese niño, mamá, no es mío.— pero mamá no estaba oyendo. Antes de que siquiera pudiera decirle algo más, Aaron entró en la habitación.

—Oye Tammy, creo que...— se paralizó en cuanto vió a mamá allí, y mamá volteó a verlo también, el interés fijo en sus ojos.— Tamara, ¿qué sucede?

No quería hablar en voz alta, estaba tan aterrada de que cualquier cosa pasara. Sólo quería que tomara a Nolan y se lo llevara de aquí, pero no quería que se acercara a mamá, y mucho menos que me dejara a solas con ella.

—Muy bien, Beatriz, tienes que dejar a nuestro bebé ahora. Puedes asustarlo.— dijo él, tratando de negociar con ella y me sentía aliviada de que, al menos, supiera como lidiar con esto para ganar tiempo.

Bésame y prométeme un para siempre (Sonríe y dí que me amas #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora